Hubo un tiempo en el que la Marca España no se componía de caradura, cuñadismo y bares de diseño minimalista. Bueno, en realidad, lo del cuñadismo sí ha estado ahí siempre, pero al menos los bares tenían en el suelo serrín y cabezas de gambas. Si es bueno o malo importa poco. Nos gustaba. Además, los gintónics llevaban limón o nada y se servía vermut de grifo. Sí. Vermut.
Hay un millón de formas de crear un proyecto basado en contenidos. Una de ellas, tan válida o inútil como las otras, es elegir un concepto en torno al que girará todo y tirar para adelante como si no existiera un mañana. Cristina, Isabel, Jacelyn y Cristian tenían la costumbre de aterrizar en un bar tras las clases que compartían en un máster. Allí, en torno a un vermut, terminaban de comentar las mejores jugadas de la clase y daban forma a un proyecto común. Se dieron cuenta de que tenían la clave sobre la mesa. «No somos una guía de bares ni un blog de recetas. Queremos ser un magazine partiendo de nuestro núcleo, el vermut, y desde nuestros valores, la recuperación de la tradición, la amistad y el ocio», explican. A eso es a lo que denominan la experiencia Lovermut.
El objetivo, más allá del propio que implica la creación de un contenedor cultural, pasa por intentar dar un espaldarazo más a un símbolo que nunca murió del todo y cuyo consumo asciende de manera lenta e inexorable. «Queremos llegar a ser el referente de todo lo que rodea el mundo del vermut, vinculándolo a la tendencia de recuperar y dar vida a símbolos, iconos, música, moda, diseño, personajes, arte y cultura del pasado», cuentan.
Probablemente nuestros abuelos se estén partiendo el pecho de risa al ver cómo se rescatan iconos que nunca debieron dejarse languidecer, pero la justicia histórica tiene la ventaja de que al análisis de tendencias repasa con frecuencia tiempos que ya pasaron.
Para los cuatro fundadores de Lovermut, el concepto de «cultura del vermut» responde a un hecho maleable y configurable, pero es al fin y al cabo, un planteamiento irrenunciablemente social. «Para nosotros la cultura del vermut es la experiencia de compartir con los amigos un momento del día a día. Creamos un entorno para nuestros lectores con diferentes contenidos enfocados desde puntos de vista variados, con un tono visual muy marcado y atractivo», explican.