Scream celebra estos días su 25 aniversario estrenando una nueva secuela (y van cuatro) y demostrando que su fórmula sigue plenamente vigente. Esta pasa por analizar las reglas de las películas de terror, siendo ella misma un excelente ejemplo de este género. Lo metarrefernecial y la autoconsciencia convierten a Scream en una saga divertida, pero también hace que aprendamos, en la teoría y en la práctica, todos los mecanismos y engranajes de este tipo de pelis.
El nuevo libro de Siteground es la traslación de esta mecánica al marketing. Aquí no hay sangre ni hay asesinos enmascarados, pero sí hay una explicación de las reglas del marketing de contenidos, y el libro en sí es el mejor ejemplo de marketing de contenidos.
SiteGround es un proveedor de hosting o alojamiento web especializado en WordPress. Es el que usamos en Yorokobu y el que hace posible que estés leyendo este artículo. Pero es mucho más que eso. Desde hace años crean webinars, eBooks, tutoriales en vídeo o escritos. Crean contenidos útiles para su público y todos ellos son gratuítos. En eso consiste exactamente el marketing de contenidos.
Ana García, jefa de marketing de SiteGround, tira de otros ejemplos cinematográficos en el libro para explicar los más brillantes casos de esta disciplina: La LEGO película, «posiblemente el primer ejemplo de una película que también funciona como marketing de contenidos», y el programa de Netflix que lanzó la aplicación de meditación Headspace.
Pero ¿cómo traer estos ejemplos grandilocuentes a la tienda de barrio o a una pequeña start up que está empezando? La guía de Siteground da las claves para hacerlo, creando contenido relevante para el cliente y dejando claro que se trata de una carrera de fondo, no de un sprint final. Es una estrategia a largo plazo que sirve para crear lazos con los clientes, no una forma de disimular publicidad.
Tanto el marketing de contenidos como el storytelling, la forma en la que las marcas cuentan historias, parecen conceptos muy novedosos. Pero llevan usándose desde hace siglos. En la guía de Siteground señalan como punto de partida 1732, cuando Benjamin Franklin comienza a publicar anualmente su Almanaque del pobre Richard para promover su negocio de impresión.
Entonces, ¿por qué tenemos la sensación de que estas técnicas son tan recientes? Llevamos un siglo de publicidad y esta se ha hecho tan invasiva que no consigue retener ni impresionar al potencial cliente. Piensa en cuántos anuncios ves al día en tu móvil, con cuántas marquesinas y carteles te cruzas camino del trabajo, cuántos minutos de publicidad acabas tragándote al encender el televisor. El consumidor está saturado de mensajes de venta y se ha «inmunizado» ante ellos. Si podemos saltarlos o bloquearlos con un programa, lo hacemos; si no, simplemente los ignoramos.
Por eso las marcas tienen que dejar de centrarse en sí mismas para centrarse en su consumidor. Pensar en qué contenido de valor le pueden ofrecer. Las empresas generan más información de la que los potenciales clientes pueden procesar. Y ahí es donde entra un buen marketing de contenidos.
Este genera tres veces más clientes potenciales que la publicidad de búsqueda pagada, según un estudio de Demand Metric. Ha cambiado mucho, desde que se publicara el Almanaque del pobre Richards hasta que se estrenara La LEGO Película. Y por eso hay que estar al día de las novedades y las últimas técnicas del sector.