Marvin García: un hombre con la cabeza al revés cruzará el Atlántico en busca de su padre

18 de noviembre de 2016
18 de noviembre de 2016
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Marvin García emprende el viaje más largo de su vida. Va a América. Solo. En barco, como en los viejos tiempos, y sin miedo porque sabe nadar como un campeón. El pelirrojo al que le sale la barba donde otros tienen la coronilla explica en esta entrevista por qué cruza el Atlántico y por qué hubo un tiempo en que se infló a pizzas y botellines.

YOROKOBU: ¿Por qué tienes la cara al revés? ¿Es sólo la cara o toda la cabeza?

MARVIN GARCÍA: Esta pregunta hace unos años quizá me hubiera molestado, pero yo me siento como el resto. No tengo la impresión de estar del derecho o del revés. De pequeño, mi familia me hizo entender que tenía la virtud de ver las cosas de una manera única. Hay experimentos muy interesantes que demuestran que si tú, que tienes la cara del derecho (para mí soy yo quién la tiene del derecho), te pusieras unas gafas que te permitiesen ver el mundo al revés, en una semana ya estarías haciendo las tareas con destreza.

Mi físico me permite tener una conciencia muy personal de todo, percibir las cosas cómo nadie las ve y a las que nadie da importancia, como los pies de página. Tengo que deciros que soy un confeso fetichista de las bocas. Así que, al final, simplemente convives con ello, con la pregunta y la cabeza así, quiero decir.

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Y: Te dedicabas a la natación profesional pero te inhabilitaron. ¿Por qué lo hicieron?

M.G.: Mi madre puso todo su empeño por tratar mi fisonomía particular como si fuese un superpoder en lugar de tratarlo como un defecto. Siempre ha buscado recursos para que me sintiera un superhéroe. Un día subiré a Instagram algunas de las fotos que tengo con los disfraces de SuperAlrevesman y de Contenedor de reciclaje de vidrio… Este ya fue de más adolescente.

Precisamente al verme vestido de SuperAlrevesman, pensó que podría ser alguien en el mundo de la natación, que realmente tenía una buena oportunidad para destacar. Y así fue. Tener este ‘superpoder’, no necesitar meter y sacar la cabeza del agua porque la boca siempre la tengo fuera, ha hecho que siempre tenga detractores en el mundo deportivo, claro. Me las he visto con el resto de competidores, prensa e instituciones desde el principio… Y al final, ellos ganaron la batalla y me apartaron de la competición para siempre.

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Y: Luego entraste en una espiral de bebida, depresión, pizzas y basura acumulada en la puerta de tu casa. Tu novia te abandonó a la vez. ¿Cierto?

M.G.: Bueno… Eso es algo personal, malas épocas las pasa todo el mundo y cuando estás abajo crees que es lo peor del mundo hasta que un día haces un cambio de chip y todo cobra sentido de nuevo. Lo más importante fue aprender que la felicidad tiene que depender de uno mismo y no de otras personas.

Lo que tenía claro es que no quería dejar el agua y, gracias a aquellas pequeñas cosas que sin darte cuenta te van marcando el camino, he acabado ahora en el mar y en vez de estar bajo el agua, ahora estoy por encima. La verdad es que eso ocurrió de una forma muy anecdótica porque un amigo, en una noche de fiesta a las tantas hablando de qué hacer con mi futuro, me dijo muy borracho: «date cuenta de que vuelves a tener una superventaja navegando porque tú puedes ver por debajo de la vela al resto». Y otra vez, un hecho anecdótico vuelve a encauzar mi camino.

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Y: Abriste una cuenta en Tinder. ¿Cómo te va ahí?

M.G.: Tinder me parece un inventazo. A veces pienso a quién se le pudo ocurrir esta idea tan buena. Seguramente tenía una gran necesidad. Jajaja. Estar en esta red social quizás haya sido uno de los primeros impulsores de este cambio de actitud. Por ayudarme a minimizar las cosas y también demostrarme la influencia de las redes sociales en las relaciones humanas.

Me parece increíble cómo llegas a conectar con gente que no conoces de nada. Claramente he tenido experiencias negativas, pero otras muy positivas y con eso es con lo que me quedo. Y de esta época te digo yo que aprendes a hostias porque el primer día te llevas un chasco, cuando invitas a una chica a cenar y ella te dice que sólo necesita comerse el postre. En fin, que quedas como gilipollas nada más empezar.

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Y: Marvin, repites los clichés de las redes sociales. En Instagram publicas fotos tuyas, abrazado a tus colegas y diciendo: «Vamos a darlo todo». Publicas fotos de conciertos. Publicas tu rendimiento deportivo, tus pies, el filete que te vas a comer. ¿Lo haces para parecerte a los demás?

M.G.: Subo las fotos que me apetece y es cierto que no intento ser especial. No llevo una estrategia en mis redes sociales. Subo las cosas con las que me implico e intento ser bastante transparente y mostrarme como soy. Esa es mi máxima: ser honesto siempre y ser fiel a mis principios.

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Y: Ahora te vas a cruzar el Atlántico, solo, en un barco llamado Sampaquita. Este viaje parece de otro siglo. ¿Qué quieres conseguir?

M.G.: No pretendo conseguir nada. Lo necesitaba, seguramente, y quizás sin darme cuenta, me he dejado llevar por lo que parecía en un primer momento una idea loca. No voy a negar que la parte deportiva me apasiona, pero es más un reto personal de estar conmigo mismo y cerrar una etapa que está durando demasiado.

No conozco a mi padre y estos últimos meses he encontrado pistas que me hacen pensar que vive al otro lado del charco y que quizás no sabe ni que existo. De ahí surge la inquietud de viajar. Con este reto me gustaría conocerme más, conocer más mi historia y si puedo generar contenido que sea interesante o útil para la gente, pues mucho mejor. Ya que les devuelvo lo que ellos me dan: conexión y empatía.

Ahora mismo soy un enfermo del Instagram. Soy muy voyeur, pero también me desnudo y cuento bastante. Y no dejo de alucinar, y agradecer, cómo personas que no te conocen de nada entran en tu vida escribiendo comentarios acojonantes que me dejan roto.

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Y: ¿Cuándo partes hacia América? ¿Cómo llevas los preparativos?

M.G.: Ya queda muy poquito, un par de semanas como mucho. No quiero cerrar una fecha porque eso ya lo hice y al final salgo un mes después… Parecía que todo iba a ser mucho más fácil y quizás no le daba mucha importancia a los patrocinadores que siempre había tenido en mi carrera como nadador y que yo no necesitado nunca gestionar.

Para este viaje he tenido que hacerme cargo de todo hasta el momento. He tirado mucho de ahorros, pero creo que puedo confirmar que estoy muy cerca de conseguir un espónsor que se hará cargo de que pueda tener conexión a internet durante el viaje. Eso va a permitirme mayor tranquilidad. Tanto por seguridad como por tener un diario de bitácora online que me ayudará a sentirme más cerca de todos vosotros cuando nos separen muchos, muchos quilómetros. Espero conversar con vosotros en Instagram, Facebook o soymarvingarcía.com.

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Marvin García, en un momento de la entrevista con Yorokobu

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