«Al final del día, no siempre apetece un coito, pero pocas personas dicen que no a un buen masaje erótico», explica siempre cierta sexóloga. Lo cierto es que el masaje erótico es, en realidad, un recurso terapéutico muy potente en el que se cambia la idea de meter por la de disfrutar con el contacto del cuerpo del otro. Y no solo quien lo recibe, sino también quien lo da.
Si bien la idea parece buena, la ejecución no es tan sencilla, ya que no todo el mundo tiene claro qué es y qué no es un masaje erótico. Lo de pasar las manos un poco por encima de la espalda de la pareja con el pijama puesto y mirando la tele no llega ni a masaje; ni mucho menos erótico (aunque también pueda ser una buena forma de contactar y relajarse).
Masajes Shiva, un centro especializado en masajes de este tipo en Barcelona, explica que el masaje erótico «se realiza a una persona que está totalmente desnuda, por todas las partes de su cuerpo (sin excepción), y lo da un masajista (hombre o mujer) con todas las partes de su cuerpo (sin excepción)». La clave, por tanto, está en utilizar algo más que las manos, lo que no tiene mucho que ver con ese famoso «final feliz».
Masajear con todo el cuerpo
Pero no todo vale a la hora de realizar un masaje de este tipo. Según los expertos de Masajes Shiva, lo primero que hay que hacer, antes de pasar a la parte más técnica, es cuidar el lugar y la ambientación. Detalles como «la música, las luces, el tiempo del masaje, la interacción con la o el masajista…».
Estos expertos advierten: el masaje erótico nunca puede darse en una camilla. La razón es obvia. Si quien lo va a realizar necesita más espacio para poder moverse, «es necesario que se realice en un futón y no en una camilla, donde el masajista no puede subirse encima».
Un buen masaje erótico tiene unas reglas. Puede que toda idea que nos parezca sexy puede ser válida a la hora de improvisar un masaje casero, pero si queremos uno de verdad, conviene «conocer bien las técnicas del masaje erótico para que el receptor lo disfrute. Si no sabes aplicar bien la fuerza y la forma de hacerlo, le puedes hacer daño», explican desde Masajes Shiva.
Brazos, codos, manos son las partes del cuerpo más usadas en un masaje, pero quienes saben de esto explican que lo más habitual es recurrir a «estimular con los pechos, las nalgas y los pies del masajista las zonas íntimas del receptor del masaje». Un aceite especial para estas prácticas puede dar mucho juego si tiene texturas especiales o aromas más sensuales.
Diferentes técnicas
¿Qué movimientos pueden estimular y relajar a la pareja, más allá del típico masaje en los hombros? El libro Masaje erótico para parejas, de Kenneth-Ray, recuerda que «masajear es tocar siguiendo un patrón»; «los movimientos deben ser continuos, que se fundan en uno con el otro». Da igual si es en un brazo o en el pene; ni tiene por qué ser movimientos de arriba abajo. Se trata de dar placer, no de estimular sexualmente.
También hay que tener claro que masajear, a la hora de acercarse a la zona genital, no se traduce necesariamente por masturbar. Es cuestión de buscar otro tipo de caricias que, según Kenneth-Ray, «varíen la presión, el compás y el ritmo», y no tanto realizar movimientos rítmicos y repetitivos que simulan el coito buscando el orgasmo.
El autor aclara que un masaje erótico no es otra cosa más que una «expresión personal». Es decir, no se trata solo de cómo se practique, de los movimientos, la desnudez o la música de fondo, sino de hacerlo con ganas y disfrutar también de la experiencia de dar. En esto se diferencia de otro tipo de masaje.
No es necesario el final feliz
Desde Masajes Shiva remarcan que no debe confundirse un masaje erótico con «un masaje simplemente con un final feliz». De hecho, no en todos los masajes eróticos tiene que haber una interacción con el masajista. Ellos, por ejemplo, ofrecen diferentes servicios que varían precisamente según el tiempo o la interacción con la persona que da el masaje, que a veces puede ser ninguna, y que sea simplemente un «masaje receptor».
Si trasladamos esto a un masaje erótico en pareja, el objetivo debe centrarse en disfrutar de un momento íntimo de dar y recibir; concentrarse en el cuerpo de la otra persona, sus zonas sensibles, su comunicación verbal y su propio bienestar. Es decir, que el masaje sea el único objetivo y no buscar otro tipo de final.