Existen las madres entregadas, casi perfectas, que cumplen con los cánones, y existen las otras, las que rompen la baraja y reivindican el derecho a la imperfección, a equivocarse y a vivir y sentir la maternidad de otra manera. A estas últimas se dirige MaMagazine, una revista online dirigida por Victoria Gabaldón que se define a sí misma como «para madres que no son de revista».
Y ahora, además de la versión digital, quiere lanzar una versión impresa. «En estos dos años de andadura online de MaMagazine nos hemos dado cuenta de que recibimos infinidad de impactos informativos a través de las redes: Instagram, Twitter, Facebook, WhatsApp… tantos, que nos hemos acostumbrado a no prestarles atención», explica Gabaldón. «Vivimos a través de nuestras pantallas, ya no podemos deshacernos de ellas para nada. Y eso está bien. Pero pensamos que hay temas que merecen más atención, más concentración».
En MaMagazine no se habla de maternidad, sino de maternar. Un precioso neologismo que engloba mucho más que el hecho de parir. En ese verbo, maternar, cabe todo y caben todos, padres incluidos.
«Creo que es muy importante que las quejas, las dudas, las frustraciones y los sentimientos de las madres salgan de nuestras conversaciones entre mujeres, de nuestros círculos entre nosotras para que nuestros compañeros entiendan que llevamos una mochila cargada de piedras que no tenemos por qué cargar nosotras solas», comenta la directora de la revista. «Debemos sacar la maternidad del ámbito de la familia nuclear y elevar el debate a los ámbitos político y social. No cambiará nada, seguiremos sintiendo y soportando la misma carga desproporcionada solas, sin ayudas, sin respeto y sin comprensión».
Pero puntualiza al respecto: «Creo que no solo nosotras sufrimos el machismo, la construcción social patriarcal: también lo sufren los hombres y también lo sufren como padres. A los hombres se les ha educado para ser proveedores, para que no demuestren sus sentimientos en público porque es síntoma de debilidad. Los hombres han sido apartados de la maternidad tradicionalmente, pero eso, por fortuna, está cambiando. Cada vez hay más hombres que deciden revisarse sus privilegios, que quieren implicarse en la crianza de sus hijos de manera más intensa y corresponsable. Y la verdad es que, cuando lo hacen, ¡les encanta! Y también es verdad que los parques siguen estando llenos de madres y cuidadoras por mayoría abrumadora».
«A los hombres les diría: veníos para acá, escuchadnos, intentad calzaros nuestras botas y caminad con ellas. Creo que los seres humanos estamos hechos para cooperar y que las imposiciones sociales nos separan. Entonces, son las imposiciones las que nos fallan», concluye.
DE SER MADRE A MATERNAR
Lo cierto es que la manera de vivir la maternidad ha cambiado y mucho. No maternaron igual nuestras madres que nosotras. Y no será lo mismo cuando les llegue el turno a nuestras hijas. «Lo que ha cambiado en estos años es que hemos encontrado una voz, nuestra voz», especifica Gabaldón. «Lo que ha cambiado es que nos atrevemos a decir que la maternidad no es una dulce película de amor. Que el amor, a veces, no es suficiente. Que no podemos con todo. Porque cuidar de nuestras criaturas no es difícil. Lo difícil es hacer cualquier otra cosa mientras cuidamos de nuestras criaturas. Y está bien decirlo».
Y aunque hemos avanzado enormemente en este camino, aún queda mucho por hacer. Cambiar, por ejemplo, el papel que se nos asigna como mujeres dentro de la sociedad para que dejemos de sentirnos malas madres por no poder encajar en esos cánones tradicionales. «Llegamos a la maternidad y nos topamos, de repente, con un postparto del que nadie nos había avisado, con una criatura en brazos, indefensa y dependiente de nosotras y teniendo que volver a nuestros trabajos goteando leche bajo nuestras blusas. Nos sentíamos malas madres y también malas profesionales. Todo mal».
Pero Gabaldón reconoce aquí el papel del feminismo y su lenta pero firme convicción de cambiar el mensaje. «A muchas de nosotras nos atravesó el feminismo y comenzamos a pensar que algo estaba fallando. Que la sociedad nos exigía ser las mejores profesionales, las mejores madres y tener éxito en todas nuestras facetas. Creo que las mujeres estamos yendo por delante del ritmo de la sociedad, de la economía, de la política. Creo que la mejora reside en haber encontrado una voz, en no tener miedo a elevarla para ser escuchadas. Y en hablar sin tapujos de lo que antes no se hablaba: del aborto, de la infertilidad, del poco hueco que encontramos en un mercado laboral que no valora los cuidados ni la crianza. Que no valora al ser. Y esto me sorprende mucho porque, de momento, no he conocido a nadie que haya nacido por generación espontánea, ni de un huevo Kinder, sino del útero de una mujer».
Por eso son necesarios medios de comunicación distintos que apuesten por dar mensajes diferentes alrededor de la maternidad. Cambiar ese discurso, romper el molde que dirige cómo lactar, cómo educar, cómo prevenir las estrías en el embarazo… Todo está demasiado guiado (o aparenta estarlo, al menos) en la maternidad. Y aun partiendo del hecho de reconocer buena voluntad en todas esas guías, lo cierto es que habría que dar más confianza y peso al instinto, opina Victoria Gabaldón, aunque no debe confundirse con el deseo de ser madre.
«El instinto es aquello que hace que, cuando ponen un bebé en tus brazos, tú sepas qué hacer con él para asegurar su supervivencia. Y para eso no es necesario haber leído manuales de crianza: es necesario escuchar a tu instinto. Debemos darnos confianza. Es difícil hacerlo, supongo, porque en los momentos previos a la llegada de nuestras criaturas no tenemos demasiada información: los cursos de preparación al parto, en la mayoría de los casos, se han quedado obsoletos; llegamos al paritorio, en la mayoría de los casos, asustadas y muchas de nosotras sufrimos violencia obstétrica. Es difícil confiar cuando has sentido que el sistema no confía en ti».
La directora de MaMagazine aboga, pues, por liberarse de esas presiones y reclamar otro tipo de información que nos haga entender, ya desde la escuela, qué implica ser madre y cómo afecta a tu vida. «Es mucho más importante ofrecer información sexual, relacional y que, desde que estamos en Secundaria, nos expliquen por qué una embarazada debe estar bien cuidada, cómo influye nuestra salud mental en la de nuestras futuras criaturas que estresar a los padres con tantas opciones de crianza y métodos. Cada uno debe elegir de forma coherente con su momento vital y estoy segura de que, de esta manera, hará la elección más adecuada».
Pero ¿qué tipo de maternidad queremos? Gabaldón lo tiene claro: «Sobre todo, queremos una maternidad deseada. Una maternidad a la que lleguemos con la mayor información posible. Una maternidad que no derive de las imposiciones sociales, de lo que se espera de nosotras. Una maternidad militante. Una maternidad que, como comentaba con anterioridad, salga del ámbito de la familia nuclear y se respete en los estamentos sociales y políticos. Queremos maternar en un país donde, por fin, se valoren los cuidados».
«Somos mujeres el 94% de los trabajadores que pidieron reducciones de jornada por cuidado de hijas/os o mayores. Somos mujeres el 84% de los trabajadores que pidieron una excedencia por cuidado de hijas/os (según datos del Ministerio de Igualdad, del último trimestre de 2020). Qué bonito sería blanquear el valor de los cuidados. Qué bonito sería maternar acompañadas y respetadas».
Y en ese acto de maternar caben todas las alternativas: vientres de alquiler, parejas homosexuales, adopción… incluso la decisión de no ser madre. MaMagazine no entra a juzgar ninguna de esas opciones ni de las nuevas maternidades que estén por llegar. «Debemos desechar cuanto antes la idea de que la pareja heteronormativa es la mejor opción para criar. A quién amemos, con quién vivamos o si decidimos ejercer en soledad la maternidad no debería ser definitivo».
MAMAGAZINE EN PAPEL
La edición impresa por la que apuesta Victoria Gabaldón y su equipo cobra sentido en la medida en la que quieren profundizar detalladamente en estas polémicas. Esa sería la diferencia entre la versión digital y la de papel. En la primera, «hablamos de entrevistas, artículos de opinión, testimonios sobre todas las caras de la maternidad. Hablamos de una gran carga de contenidos culturales: literatura, arte, música, cuidados, moda sostenible, estilo de vida…», explica la directora de esta revista.
«El formato en papel y su periodicidad nos permiten ahondar en temas, desarrollarlos con mayor espacio y profundidad. No concebimos MaMagazine como una revista al uso, sino como un monográfico que aborda en cada número, bajo un paraguas conceptual, los aspectos más amplios de la cultura de la maternidad».
Su objetivo, añade, es que esta sea una revista de esas que se guardan con mimo en una estantería, una publicación que se pueda coleccionar y a la que poder volver cuando apetezca un rato de lectura reposada, de permeabilidad y de inmersión.
Para conseguir financiación con la que poder llevar a cabo este proyecto, han lanzado en Goteo una campaña de crowdfunding. Esta versión impresa tendrá una periodicidad trimestral, se venderá por suscripción y se imprimirá sobre papel respetuoso con el medio ambiente. Si consiguen el objetivo económico fijado, el primer número se publicaría a finales de enero de 2022.
«El papel en el que estará impresa es una caricia absoluta y proviene de bosques gestionados bajo criterios de sostenibilidad —aclara Gabaldón—. Seguimos defendiendo el tacto y las sensaciones. Una buena imagen, un buen texto, un testimonio honesto se crecen en un buen soporte. Y, de momento, creemos en el papel como soporte ideal. Igualmente, no nos negamos al valor de lo audiovisual: siempre una imagen valió más que mil palabras. Pero imagen y palabras juntas en un soporte duradero no suena tan descabellado, ¿verdad?».
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