Escuelas colaborativas para acabar con el analfabetismo

5 de junio de 2014
5 de junio de 2014
2 mins de lectura

Según los últimos datos de la Unesco, solo el 14% de la población mundial es analfabeta. Un gran logro, teniendo en cuenta que en 1985, cuando comienzan sus estadísticas, la tasa era del 25%. Pero cuando uno mira el detalle y desglosa los datos ve que, mientras en la mayor parte del globo los índices superan el 90% y se acercan a la plena alfabetización, hay tres zonas geoestratégicas que bajan la media. El 23% de los países árabes, el 38% del sur y oeste de Asia y el 42% de África subsahariana no saben leer ni escribir. Esto solo puede combatirse con más educación y de mayor calidad, algo difícil en países en desarrollo, donde la falta de dinero de las familias dificulta tanto el acceso como la permanencia en los colegios.

Maya03Un modelo a seguir puede ser el de la Maya Universe, tres escuelas privadas rurales en Nepal que educan a los chavales a cambio de dos días de trabajo de los padres y que aspira a convertirse en una red. Esto es al menos lo que afirma Manjil Rana, un ciudadano nepalí de 24 años que dejó sus estudios en EE UU para fundar esta escuela rural en Udhin Dhunga, su aldea natal en el distrito de Tahanu.
«Nuestro modelo se podrá trasladar a otros países en el futuro ya que usamos trabajo voluntario en tareas de artesanía;  criamos cabras, cerdos, pollos y patos; cultivamos frutas y vegetales… y los beneficios generados van para mantener la escuela», explica Rana, que presentó este proyecto en el último OuiShare realizado en París. Además del currículum habitual en un colegio, dan clases complementarias como yoga, música, estudios sociales… con un efoque que, aseguran, «da importancia a la comunidad y al pensamiento crítico».
La escuela en Nepal, donde cerca del 48% de sus 27 millones de habitantes es analfabeto, la diferencia entre las escuelas públicas y las privadas es notorio. En la pública, donde acude e 80% de la población, la sangría comienza en el primer grado, donde ya abandona un 8% de los estudiantes, y culmina en el décimo, donde solo llega un 15% de la clase original. Y de estos, el 73% falla en los exámenes equivalentes a la selectividad española, según la asociación Teach for Nepal.
«Pero esta cifra es solo del 10% en las escuelas privadas», explica Rana, que ve como motivos «la falta de recompensas o premios para un profesorado público protegido por su sindicato» y unos «padres iletrados que no pueden ver la baja calidad de la educación de sus hijos». Aunque «numerosas ONG han intentado ayudar construyendo infraestructuras y dando cursos a los profesores», poco «ha cambiado a lo largo de los años y esta diferencia entre la pública y la privada continúa aumentado».

Rana lanza una crítica a esas asociaciones «como Save the Children o Room to Read» que se mantienen con «donaciones y que piden un dinero que no ha tenido ni tendrá un papel determinante en los países en desarrollo», con «webs llenas de sonrisas anunciando que van a construir escuelas, donar libros…» con las que logran «recaudar millones de dólares prometiendo que van a ayudar a los pobres». «Si son tan efectivas como aseguran, ¿por qué las cosas siguen igual?», se pregunta para autocontestarse; «los pobres en Nepal siguen dependiendo de unas escuelas públicas de baja calidad y ninguna cantidad de dinero va a cambiar esto».
«Lo que hay que hacer es innovar y como los pobres no tienen dinero, debemos remplazar esa divisa por tiempo», razona; «desde este punto de vista ya no son pobres y si logran llegar a educar a sus hijos, pueden romper el ciclo de pobreza».
De momento, en sus escuelas, situadas en el distrito de Tahanu y también en Udaypur, hay 150 niños, pero asegura que «más comunidades en otras zonas de Nepal» se le han acercado para que les asesoren en su modelo. «Hay miles», sentencia, «que podrían ser educados con nuestro sistema».
 

No te pierdas...