La irrupción de los nuevos formatos de internet parece haber revolucionado el periodismo. Si uno observa los ejemplos que salen al bucear en Google, verá que lo multimedia está lleno de gráficos, infografías, mapas, botones… Pero, en el fondo, el trabajo sigue siendo el mismo que cuando se hace un gran reportaje. Ir los sitios, hablar con los protagonistas y explicar la realidad. Y, en eso, la cadena Cope acaba de dar una muestra con Melilla: por encima de la valla.
El pasado martes 30 de septiembre, el actual conductor de La Mañana en la cadena, Ángel Expósito, hizo un programa especial desde la ciudad autónoma. Una urbe vallada, rodeada de una triple muralla de 11,5 kilómetros de largo y seis metros de alto que separa España de Marruecos, Europa de África, para muchos migrantes el último obstáculo de un viaje en busca de una vida mejor.
Usando como percha la detención de una célula terrorista del Estado Islámico, el periodista entrevistó al delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, y al presidente de Melilla, Juan José Imbroda. Con ellos trató de entender la realidad de este muro. A un lado, agentes de la Guardia Civil. Al otro, soldados marroquíes. Con tres alambradas, vigilancia 24 horas, focos, cámaras térmicas, sensores… Un ingenio diseñado para ser imposible de superar. Pero en lo que va de año, ha habido 16.000 intentos de pasarla. 1.900 personas lo han logrado, espoleados por el hambre y la pobreza.
Un equipo de la cadena dedicó 72 horas a ilustrar esta realidad. Por sus micrófonos pasan las historias de Liria, una costamarfileña que cayó al mar desde su patera y a la que la Guardia Civil salvó al vida. Estaba embarazada. Su hija se llama Pilar, en honor a la patrona de la benemérita. También la de Omar, un somalí que nació en 1991, cuando estalló el conflicto civil que aún persiste en su país. A los 21 años salió de su casa para recorrer a pie los 5.700 kilómetros que le separaban de Europa, después de que un explosivo destrozara el taxi con el que se ganaba la vida.
Antes de lograr entrar en España, Omar pasó un tiempo en Gurugú, el monte en el que sobreviven los migrantes antes de tratar de saltar la valla y que protagoniza otro de los segmentos. Desde sus 800 metros de alto se ve lo que ellos llaman el paraíso, Melilla, el objetivo de su largo viaje. Pero cuando llegan a ese edén, ¿cómo ponerse en contacto con sus casas? ¿Cómo viven? De eso van el resto de las historias, como la de Paqui, la voluntaria que se encarga del ciber desde donde los migrantes dan la buena noticia de que han llegado sanos y salvos, y Manuel, un militar que usa el fútbol para ayudar a los chavales a sobrepasar el aburrimiento del paraíso.
Un buen trabajo es un buen trabajo. No importa en que formato esté. Ir los sitios, hablar con los protagonistas y explicar la realidad.
Historias paralelas a la valla de Melilla
