El hijo GIF de la psicodelia brasileña

Probablemente, si se piensa en la cultura brasileña, lo primero que arroje el pensamiento sea algo de bossanova, al inmortal -hubo quien pensó que literalmente- Óscar Niemeyer o a Ronaldo Nazario vestido de algo indefinido bailando en un sambódromo. Sin embargo, y aunque conocido, lo mejor que ha dado Brasil, Pelé incluido, son Os Mutantes. Si hay un dios del cielo lisérgico, Os Mutantes es el regalo que envió a la tierra. Como el dios del ácido es un dios bueno, no contento con eso, envió también un regalo en forma de GIF: los diseños de Mestre Fungo.

Antes de nada, y para definir el campo en el que nos movemos, estos son Os Mutantes.

Y ahora, al grano. Henrique Lima es diseñador. La definición que hace de sí mismo huye de todo tipo de existencialismos y complejidades conceptuales. «No estoy seguro de quién soy. Supongo que soy una bola de piel sudorosa sentada delante del ordenador», explica.

Lo que sí tiene bastante claro es la manera de desarrollar sus creaciones. Mestre Fungo recurre a la iconografía mítica de la psicodelia. Rostros demacrados y deformados, miradas desencajadas, las caprichosas formas del humo y la alteración de la realidad como reflejo de las adulteración en la percepción sensorial. Esa inspiración se repite una y otra vez, como en una espiral adimensional que se apoya en colores vivos y chillones.

Reconoce que la creación de estos GIF responde a una pelea por salir de un estado de aletargamiento y aburrimiento. «Dibujo cosas encima de capturas de pantalla de películas o programas de televisión. Por supuesto, también me guían la avaricia, la lujuria y las comidas entre horas», cuenta el brasileño.

Lima, que además de LSD en formato GIF hace ilustración, diseña tipografías o da a luz diseños para prendas de vestir y otros objetos, se inspira a través de la música, los videojuegos o lo que encuentra en internet. «Arte, en general, supongo. También me sirven mis gatos y la cerveza», dice.

Mestre Fungo culpa a Tumblr del revival GIF de estos últimos meses. Sin embargo, piensa que «han sido alucinantes desde siempre». Si se cruzan por São Paulo con una bola de piel sudorosa, no olviden darle las gracias e invitarle a una cerveza.

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Patrick Thomas

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