Las modas del verano que acaba: por qué siguen triunfando las piñas (II)

6 de septiembre de 2017
6 de septiembre de 2017
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Absolut Elyx es una marca de vodka premium relativamente nueva. Para ganar notoriedad y viralizar su producto en las redes sociales ha tenido una gran idea: ha creado unos vasos de metal con forma de piña. La marca ha ganado 50.000 seguidores en Instagram y los vasos, que tienen un carácter promocional y están solo disponibles para bares y distribuidores, se encuentran fácilmente en eBay por unos 100 euros.

Es una historia concreta, pero ilustra muy bien lo que está pasando de forma más genérica con las piñas. Hace poco desgranamos los secretos detrás de la otra moda del verano, la del flamenco rosa (por cierto, la susodicha marca de vodka también tiene hieleras en forma de flamenco). Ahora haremos lo propio con la piña. Dicen que él éxito tiene muchos padres y una historia tan exitosa como esta no podría quedar huérfana. Si quieres saber quién es el responsable de que vaya donde vayas veas piñas estampadas, echa un vistazo a la siguiente lista:

  1. Una panda de ingleses muy ricos del siglo XVII
  2. Unos arquitectos y decoradores victorianos
  3. Los milenials (siempre es culpa de los milenials, ¿no?)
  4. La burbuja inmobiliaria
  5. Un bulo de internet
  6. Tú mismo, porque estás gordo y no ligas, pero quieres disimular
  7. Los Juegos Olímpicos de Río
  8. Obama y su política aperturista con Cuba

Las piñas siempre han estado de moda. Bueno, o desde que los europeos las descubrieron. Entre las primeras cosas que trajo Colón de sus periplos americanos estaba esta exuberante fruta. De España pasó al resto del continente, y muchos fueron los que intentaron cultivarlas, pero el clima era diferente, la tierra era diferente y la tecnología agraria escasa. Quien quisiera piñas tenía que importarlas del Nuevo Mundo, algo que no era precisamente barato.

Así la piña se convirtió en un objeto que denotaba estatus y riqueza. Su uso fue especialmente abundante entre la nobleza inglesa del siglo XVII (1). No es que los lords cambiaran el té de las cinco por la macedonia, ellos no estaban interesados en comer la fruta, sino en mostrarla. Las piñas fueron los centros de mesas más caros de la historia. Servían para mostrar a tus invitados que tenías dinero. Postureo victoriano.

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La fiebre con estas frutas llegó a tal punto que los negocios las alquilaban para que la gente pudiera vestir su mesa para una ocasión especial. Después la devolvían, lista para ser alquilada por un nuevo cliente. Así hasta que se vendía o se pudría, lo que llegara antes.

Encontramos un fiel reflejo del estatus que llegó a tener la piña en esa época en un lugar insospechado: las calles de Londres. Arquitectos y decoradores (2) empezaron a coronar sus vallas con piñas doradas, comenzaron a decorar sus puertas con aldabas con forma de piña y sus jardines con esculturas de esta fruta tropical. La arquitectura inglesa incluyó este elemento en su bagaje, una incongruencia geográfica que pasa desapercibida para la mayoría de turistas que hoy visitan Londres, pero que distintos blogueros han documentado con fruición.

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Si en un principio la piña triunfó entre los ricos, tres siglos más tarde lo haría gracias a los pobres. En un artículo en The Independent, varios interioristas analizaban el auge de las piñas como elemento decorativo entre los milenials (3). La mayoría destacaba cómo la burbuja inmobiliaria (4) ha empujado a los jóvenes a vivir de alquiler. Las casas alquiladas son inestables, así que la decoración, al percibirse como transitoria, no es su gran preocupación. Necesitan objetos pequeños, baratos y vistosos. ¿Adivinas cuál cumplía todos estos requisitos?

En 2013 Zara Home sacó una colección tropical. Jarrones, manteles, cestos de ropa, sujetavelas… Todo en la tienda de decoración pareció adoptar la forma de la ubicua piña. Y triunfó. Las casas de los milenials desde entonces se han llenado de frutas, especialmente en color dorado, vaya usted a saber por qué.

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Pedro Mansilla, sociólogo, periodista y crítico de moda, añade otro factor clave en su éxito que a primera vista podría parecer obvio: es una fruta. «Piénsalo, las frutas son muy icónicas, siempre han estado de moda. Antes se intentó con el plátano [la portada del disco de Velvet Underground] con las manzanas [el emblema de Apple] y las cerezas [icono de Pacha]». La piña era una de las frutas más exóticas y una de las pocas que no se asociaban a una marca.

Mansilla alude también a otro elemento, más bien lúbrico, para explicar su éxito. Desde hace años corre el rumor de que la piña tiene la capacidad de dar un gusto más dulce al semen. Lo cierto es que la alimentación influye en el sabor y el olor de los fluidos que producimos, pero tampoco es que te tomes un zumo de piña y de repente vayas a producir piña colada. El caso es que este mito, convertido en sabiduría popular gracias a internet (5), «viene muy bien en un momento como este, en el que estamos tan reprimidos». Mansilla asegura que aunque en la publicidad veamos referencias sexuales constantes, «nuestra vida es mucho más aburrida», y que un objeto como la piña «nos sirve para sublimar nuestro día a día». Es decir, para fingir que tenemos una vida activa sexualmente.

La influencia de las modelos también encajaría aquí. La piña es un alimento con alto contenido en fibra, es bueno para la dieta y lo asociamos a toda esta tendencia healthy (un caso parecido sucede con otra fruta de moda: el aguacate). Liguemos o no, estemos delgados o no, percibimos la piña como algo sano y sexual  (6). Como algo deseable.

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María José Bayo, experta en comunicación y analista de tendencias, destaca, en el caso la longevidad de esta moda. «La extensión del recurso a esta fruta se dio sobre todo a partir de 2013 y aunque algunos analistas de tendencias le pusieron fecha de caducidad, lo cierto es que sigue en auge».

Bayo también considera que acontecimientos recientes pueden haber mantenido esta tendencia, como los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro (7). Vogue, la revista de moda más influyente del mundo, comenzaba así su crónica sobre la gala inaugural: «Desde el minuto cero en el que comenzaron a revelarse los detalles de esta ceremonia supimos que no sería como las demás, o al menos no para la industria de la moda».

«De hecho», continúa Bayo, «en la apertura de los Juegos de Río estuvieron presentes algunas de las principales firmas de diseño del mundo». Otros factores geopolíticos pueden haber influido, como el aperturismo de la administración Obama a Cuba (8), que tuvo consecuencias colaterales para el mundo de la moda como el desfile de Chanel por las calles la Habana, presentando una colección basada en este país.

Las referencias y explicaciones que pueden explicar el auge de la piña continúan hasta la extenuación. Y todo parece apuntar a que su reinado va para largo. Como último apunte solo recordaremos un eco profético que empieza a sonar por internet. El cactus es la nueva piña.

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