Morado, el color elitista que se democratizó de chiripa

Todo color tiene su historia y el morado no iba a ser menos. La suya empezó hace muchos siglos. De lo primero que sabemos de él es que los fenicios ya usaban sus distintas tonalidades (púrpura, violeta, lila, malva…) como tinte textil en el siglo IV a.C. Aunque no era precisamente un color muy extendido, todo lo contrario; solo la realeza podía vestir de morado. 

¿Que por qué? Pues sencillamente porque era muy difícil de producir. Un único gramo de este tinte requería de decenas de miles de ejemplares de un tipo de caracola autóctona de la región de Tiro. De ahí que solo las más elevadas personalidades de aquella civilización, así como de las que posteriormente fueron surgiendo alrededor del Mediterráneo, pudieran lucir prendas de este color. 

El hecho de que a muchas de esas autoridades se las considerase como representantes de Dios en la tierra fue la razón por la que este color se fue asociando a la religión y a la espiritualidad. El morado era el color divino, tanto en la mayoría de pueblos a orillas del Mediterráneo como en otras culturas orientales.

Un color creado por la serendipia 

La exclusividad del morado se perpetuó durante siglos. Y hubiera seguido alguno más de no ser porque un día el químico William Henry Perkin la lio parda en su laboratorio. Todo empezó en marzo de 1838, cuando el joven Perkin trató de sintetizar la quinina, una sustancia alcaloide que, por aquel entonces, se usaba para combatir la malaria. 

Pese a su eficacia, la quinina resultaba difícil de conseguir de forma natural, así que el joven Perkin intentó sintetizarla a partir de anilina. Pero cuando se puso manos a la obra se dio cuenta de que, en lugar de quinina, lo que estaba consiguiendo era una especie de alquitrán de color oscuro y bastante persistente. Al intentar limpiar con alcohol las manchas que dejaba aquella masa pastosa y comprobar cómo aquella mezcla tornaba en una tonalidad malva, el científico se percató de que no había conseguido sintetizar un remedio contra la malaria, pero, a cambio, había dado con la clave para crear colorantes sintéticos. Un negocio que revolucionaría la industria química y que a él le reportaría pingües beneficios. 

«El fallido experimento con el que el joven científico William Henry Perkin trataba de sintetizar la quinina dio origen al tinte de color malva»

El descubrimiento de la malva Perkin o púrpura anilina revolucionó el mundo de la moda. El color dejó de ser de uso exclusivo de la realeza y nobleza y cada vez era más frecuente encontrarse prendas de este color entre la gente de cualquier esfera social.

Pero el tinte de Perkin también fue de gran utilidad para la comunidad científica. Walther Flemming, por ejemplo, lo utilizó para colorear las células y poder verlas mejor en el microscopio. Años más tarde, el tinte sería crucial en investigaciones relacionadas con la cura y el tratamiento de enfermedades como la tuberculosis o el cáncer. 

La desgracia que lo convirtió en feminista 

Pero si hay una causa a la que está asociado el color morado esa es la feminista. La razón suele atribuirse a la tragedia ocurrida el 25 de marzo de 1911 en la fábrica textil Triangle Waist de Nueva York, donde trabajaban decenas de obreros que realizaban largas jornadas laborales en condiciones lamentables y por un sueldo mísero.

Aquella mañana se desató un incendio en sus instalaciones y muchos de ellos no pudieron escapar de las llamas. En total, murieron más de 170 personas y casi un centenar resultaron heridas. La gran mayoría eran mujeres. Algunas de las crónicas de la época aseguran que el incendio provocó que el cielo neoyorquino se tornase de morado debido a los tintes utilizados en la factoría.

Aunque antes de este hecho, el morado, los malvas y los violetas ya eran colores utilizados en la lucha feminista. Las sufragistas inglesas, por ejemplo, los utilizaron ya a principios del siglo XX, junto al blanco y al verde. Una de la más famosas, Emmeline Pethick-Lawrence, explicaba así la razón de su elección:  

«El violeta, color de los soberanos, simboliza la sangre real que corre por las venas de cada luchadora por el derecho al voto, simboliza su conciencia de la libertad y la dignidad. El blanco simboliza la honradez en la vida privada y en la vida política. Y el verde simboliza la esperanza en un nuevo comienzo»

Un color muy moderno

Lo complicado que resultaba conseguirlo de forma natural es una de las razones que explicaría por qué los morados, lilas, malvas y violetas fueron tan poco utilizados por los artistas anteriores al siglo XIX. Aunque puede que no fuese la única razón. El artista y especialista en ciencia cognitiva Allen Tager investigó qué otros motivos había detrás del hecho de que fuera tan escasa la presencia de estas tonalidades en las obras pictóricas realizadas antes de aquel siglo. 

Después de visitar más de 190 museos de 42 países diferentes, Tager concluyó que una de las razones de que estos colores aparecieran en apenas el 4% de las obras anteriores al XIX se debía a que, al tratarse de un color poco dado en la naturaleza, era lógico que los artistas de la época no lo demandasen.

Pero ¿por qué, entonces, los impresionistas lo convirtieron en uno de sus colores fetiche (hasta el punto de que algunos críticos les acusaran de perpetrar la violetomanía)? Para Tager, una de las razones fue la influencia de la ley del contraste, del químico francés Michel Eugène Chevreul. Según esta, los colores se perciben de forma más intensa cuando aparecen cerca de su color complementario.

Monet ‘The Artist’s Garden in Giverny’ (1900) (The Public Domain Review)

Un tiempo después, el crítico de arte Charles Blanc aplicaría esta teoría a la obra de Delacroix, concluyendo que el morado que se derivaba de la mezcla entre el azul y el rojo resaltaba especialmente cuando se utilizaba junto al amarillo. La obra de Blanc, según Tager, resultaría de gran influencia a artistas violetómanos como Monet, Pissarro o Van Gogh, entre otros.

¿Y a ti qué te dice el morado? 

Al morado también se le atribuye otros significados, sobre todo cuando se trata de llenar el estómago. La expresión ‘ponerse morado’ procede muy probablemente del color que adquiere la piel de las personas afectadas por cianosis, esto es, falta de oxígeno en la sangre, algo que puede llegar a ocurrir a quien come como si no hubiese un mañana. 

Pero más allá de su historia, sus connotaciones o sus significados, esta tonalidad es una más de la paleta de colores de artistas. Hemos contactado con unas cuantas ilustradoras para que nos cuenten algunas cosas sobre el uso de los morados, violetas, lilas, malvas y demás tonalidades en sus trabajos y esto es lo que nos han contado. 

BÀRBARA ALCA

Como diseñadora gráfica de formación, para mí el lila siempre ha tenido relación con lo mágico y con la realeza. Ahora, como adoradora de los monstruos y de la perversidad, siempre lo asocio con lo oculto y con la noche, que son mis temáticas y escenas favoritas.

Bárbara Alca

Es un poco mi lugar seguro, dado que la mayoría de veces, cuando empiezo a dibujar, meto un buen lila de fondo y a partir de allí ya voy trabajando. 

LAURA ÁRBOL

No diría que es mi color preferido, pero creo que si hablamos de ilustración o diseño, los gustos personales importan poco.  Más que especial para mí, creo que es la connotación social que le hemos dado, sobre todo de unos años a esta parte, con el movimiento feminista.

 

Puede sonar algo cursi, pero poner un corazón morado en redes no es lo mismo que poner uno rojo. Añade un guiño de sororidad, podríamos decir.

KONSU LLORENTE

Siempre ha sido mi color favorito, no es algo consciente. Si me paro a pensarlo, supongo que al estar menos presente en la naturaleza me resulta especial y misterioso. Además está entre lo masculino y lo femenino, entre lo cálido y lo frío…

Lo uso en todo tipo de trabajos, siempre que tenga sentido y encaje con el concepto. Sobre todo, es muy importante en mi proyecto artístico personal porque es un color que asocio mucho a mi identidad.  En este sentido, creo que el morado me ayuda a reflejar lo intangible e introspectivo de lo que trato de comunicar con el trabajo, porque me ayuda a crear una sensación misteriosa e irreal… Creo que me ayuda a representar mi psique.

Konsulandia

Estoy creando un mundo basado en este color que representa mi mente:

La Vía Púrpura, la galaxia de la que forma parte el planeta Konsulandia, culminó con la creación de una estrella. Como el Sol, que da vida a vuestro planeta, pero esta se llamaría Lac y más tarde daría nombre al Sistema Lacar. Konsulandia fue el primer planeta en orbitar esta estrella cuando el planeta Tierra ya tenía más de 4.000 millones de años. Casi nada. 

Es habitable gracias a una multitud de factores que hacen que se parezca bastante a vuestro planeta azul. Pero en vez de azul lo llamamos planeta morado porque predomina un violeta a medio camino entre el magenta y el cián. Cualquier humano que lo observe desde el espacio no dudará de que este es, efectivamente, el planeta morado. Y en él habitan las moradoras.

De esto tengo un fanzine titulado Los personajes de mi mente, que es morado entero, y estoy preparando Los lugares de mi mente.

 

MÓNICA AMADO

Por lo general, suelo usar el morado como un color más. Es un color que me gusta, pero en la mayoría de trabajos creo que ni lo utilizo en exceso ni intento evitarlo; si me viene bien lo uso y si no, nada. No obstante, juega un papel fundamental cuando quiero hacer alusión al feminismo y a temas relacionados con la mujer.

Mónica Amado

Es un gran apoyo para dar a algunas ilustraciones una connotación potente que no tendría si utilizase otro color en estos casos.

ANA JARÉN

Me gusta este color porque ya se ha asentado en mi cabeza como el color del feminismo. Aunque no es un color protagonista en muchas de mis ilustraciones, que suelen tirar a colores más cálidos. Aun así, suele aparecer, aunque sea en menor medida. Creo que es un color que me transmite ideas de fuerza, empoderamiento y sororidad, que para mí son importantes. 

Ana Jarén

LORETO MANZANERA

Soy bastante fan de los colores, pero no tanto del morado. Siempre lo achaco a que de pequeña era el color favorito de tantíííísima gente que me acabó saturando. Aun así, aunque sea de los colores más ausentes en mi paleta, poco a poco me voy reconciliando con él y utilizándolo más. Eso sí, siempre que lo uso (aparte de cuando las marcas me lo exigen) es para colorear fondos de mundos paralelos, lo galáctico y lo no real.

Loreto Manzanera

Supongo que lo veo como un color que no abunda en la naturaleza y eso me hace llevarlo a otros planetas donde en mi cabeza sí que tiene más sentido usarlo.

ISA MUGURUZA

Junto al rosa, creo que es de mis colores predilectos. La verdad es que no sabría explicar qué me pasa con este color, pero sé que me viene desde pequeña. Recuerdo que con 5 años les pedí a mis padres que quería la habitación de este color y he convivido con paredes lilas hasta los 18. Algo tendrá que ver. Para mí es el color de la feminidad. 

Isa Muguruza

Me gusta mucho usarlo  tanto para fondos como para darle color a las pieles. Mis ilustraciones quedan a medio camino entre un mundo real y uno supuesto, y me gusta jugar con que los personajes de ese mundo imaginario tienen la piel morada. Nunca evito utilizarlo, aunque he de confesar que es de los colores más difíciles de trasladar del rgb al cmyk.

CRISTINA FUERTES

Realmente, me gustan todos los colores. El morado siempre me ha recordado al misticismo, la elegancia, el misterio… Ese empoderamiento que transmite me gusta mucho. Era un color que utilizaban mucho grandes estrellas, como Elton John, como expresión artística e impacto visual.

Creo que es inevitable relacionarlo con el 8M y el Día Internacional de la Mujer. Durante la carrera (Diseño y Arte) tuve muchas asignaturas relacionadas con el estudio y la psicología del color, y el morado representaba la dignidad y la justicia. Creo que es emocionante relacionarlo con esa simbología. 

Cris Fuertes

En mis ilustraciones es perfecto para darle un toque de color al dibujo, que tenga más vida sin que sea invasivo. También creo que me encanta como complemento a la hora de vestir; por ejemplo, un look negro y algo resaltado en morado».

P8LADAS

Me gusta porque es un color hipnótico, que capta la atención, y lo asocio además a una de mis canciones favoritas, Purple Rain, de Prince.

P8ladas

El morado es un color que simboliza poder, creatividad y que asocio con la lucha feminista. No suelo utilizarlo habitualmente en mi paleta de colores porque prefiero reservarlo para viñetas relacionadas con temas donde las mujeres tienen un papel protagonista.

MIRIAM PERSAND

Hace años no me gustaba, me parecía complicado de combinar, tanto a nivel personal (vestimenta, decoración…) como a nivel profesional. Pero me he reconciliado con él, no me gusta dejar ningún color fuera de la paleta. Y he ido descubriendo sus combinaciones con otros colores, que dan un halo nocturno y misterioso a las ilustraciones.
Miriam Persand
A nivel político, me parece poética la posible relación del morado con el feminismo, y su mitología alrededor. Creo que es adecuado relacionar colores con movimientos. Me resulta catártico aparecer en, por ejemplo, una manifestación y ver mareas de color morado.

ROCÍO CAÑERO

Echando la vista atrás en mi trabajo, y de hace unos años a esta parte, ha estado mucho más presente. Sin duda es un color que me gusta, también fuera del dibujo; lo uso bastante para vestir o en mis complementos diarios. Creo que, de alguna forma, se ha ido colando en mi subconsciente a la par que ha ido estando más presente en la sociedad.

Rocío Cañero

El feminismo nos ha traído de vuelta este color, y el que esté asociado con la espiritualidad o la sabiduría no hace otra cosa que intensificar mis ganas de introducirlo en mis obras, sobre todo las personales, que en su mayoría giran en torno a la representación de entidades femeninas, fuertes, misteriosas y sabias.

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Ilustración por

portada: Isa Muguruza

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