Muere el free-lance… Nace el free radical

Desde que los programadores se metieron en su habitación a cambiar el mundo nada ha sido igual. Han ido poniendo fecha de caducidad a todas las industrias. Una por una. Y también a la forma de trabajar del siglo XX. Las grandes estructuras de oficinas en edificios mastodónticos con hora de entrada y salida, donde hay que fichar, huelen a rancio. Internet ha liberado a muchas profesiones de sus cadenas y está acabando con el término “free-lance” para convertirlo en “free radical”.

Hace unos años se empezó a hablar de un nuevo perfil de trabajador: el portfolio worker. El experto en management Charles Handy acuñó el nombre y lo describió como un profesional que vende su trabajo en función de su talento y su experiencia. Es la persona que prefiere trabajar en proyectos para varios clientes en lugar de emplear todo su tiempo a desarrollar una misma función para una sola empresa. Es el que busca flexibilidad y quiere abordar más de una disciplina o abarcar una mayor variedad de trabajos.

En su libro The Empty Raincoat, Handy indica que “ser portfolio implica cambiar un empleo full-time por independencia. El portfolio es una colección de diferentes bits y piezas para varios clientes. La palabra ‘empleo’ significa hoy un cliente… Les dije a mis hijos que cuando terminaran sus estudios buscaran clientes en vez de jefes”.

De esta misma figura habla ahora Scott Belsky. El responsable de Behance llama a este tipo de profesionales “radicales libres” y en su artículo ‘A Manifesto For Free Radicals: Less Paperwork, Less Waiting, More Action’, los compara con estas moléculas porque, en química, este grupo de átomos son imposibles de movilizar y, precisamente por eso, sus posibilidades son infinitas”.

Dice que llama radicales libres a este “nuevo tipo de profesional del siglo XXI” porque “manejan sus carreras con sus propias manos y ponen al mundo a trabajar para ellos”. Los recursos necesarios para gestionar una empresa era, antes, algo que un particular no se podía permitir. Ahora están en la nube y se han convertido en un commodity. A esto se une el open-source y la posibilidad de que los individuos dispongan del código de aplicaciones para usarlas a su medida.

“Los radicales libres son fuertes y resistentes, autosuficientes y extremadamente potentes. Los encontrarás trabajando por su cuenta, en pequeños equipos o en grandes compañías. Están en todos sitios y están configurando el futuro”, escribe Belsky.

Este es el manifiesto de los Free Radicals.

Hacemos trabajo que es, ante todo, reconfortante. Pero cuando hacemos algo esperamos una validación extrínseca. No creamos solo para nosotros mismos. Queremos conseguir un impacto real y duradero en el mundo que nos rodea.

Pedimos libertad, tanto si trabajamos en compañías o por nuestra cuenta, para experimentar, participar en múltiples proyectos a la vez y desarrollar nuestras ideas. Avanzamos dentro de la flexibilidad y somos más productivos cuando nos sentimos totalmente comprometidos.

Hacemos muchos proyectos y, por lo tanto, cometemos errores a menudo. Vemos los pequeños fallos como oportunidades de aprendizaje y parte de nuestra educación experimental.

Tenemos poca tolerancia con las fricciones de la burocracia, redes de influencia de vieja escuela y las prácticas de negocio anticuadas. A menudo cuestionamos los procedimientos estándar y nos hacemos valer. Pero incluso cuando no podemos, no nos rendimos al status quo. En su lugar, encontramos fórmulas más interesantes a nuestro alrededor.

Esperamos que las compañías saquen lo mejor de nuestro trabajo y talento, ya sea una start-up o una gran compañía. Cuando nuestros proyectos y aprendizajes se estancan, nos vamos. Pero cuando podemos producir un impacto en algo que nos interesa, ¡estamos encantados! Queremos hacer nuestro trabajo siempre lo mejor que podemos.

Consideramos el open source, las API y el inmenso conocimiento colectivo de internet nuestro arsenal personal. Wikipedia, Quora y las comunidades abiertas para diseñadores, desarrolladores y pensadores fueron creadas por nosotros y para nosotros. Siempre que sea posible, difundimos conocimiento colectivo para ayudar a tomar mejores decisiones para nosotros mismos y nuestros clientes.

Pensamos que “networking” es compartir. Al compartir nuestras creaciones y las cosas que nos fascinan, creamos una comunidad de seguidores que nos dan feedback, ánimo y nos conducen hacia nuevas oportunidades. Por este motivo (y otros más), a menudo (no siempre) optamos por la transparencia sobre la privacidad.

Creemos en la meritocracia y el poder de las redes online para mejorar las habilidades que nos permiten hacer lo que nos gusta. Vemos la competencia como una motivación positiva más que como una amenaza.

Nos ganamos muy bien la vida haciendo lo que nos gusta. Nos consideramos, a la vez, artesanos y empresarios. A menudo somos nuestros propios departamentos de contabilidad, nuestra agencia de publicidad, nuestro asesor de desarrollo de negocio y nuestro comercial. Dedicamos la energía necesaria para invertir en nosotros mismos como negocio y empleamos las mejores herramientas y conocimientos (la mayoría son libres y online) para gestionar nuestro trabajo como una empresa de hoy.

Imagen de portada de LuisB

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Patrick Thomas

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