New Balance, la marca fetiche de Steve Jobs, se pone nostálgica y lanza las X-90, unas zapatillas que simbolizan en su composición, su tecnología y su diseño una historia de 112 años.
La marca ha guardado fidelidad a una filosofía que nació mucho antes de que su calzado fuera escogido por los runners de todo el mundo y por personas que decidieron emplearlo a diario y combinarlo con atuendos formales e informales.
Desde sus inicios en 1906, instalaron una regla básica que se ha mantenido: que la estética se fundamente siempre en la funcionalidad. El diseño por el diseño, en el mundo del calzado, acaba con cientos de extremidades doloridas. Para lograr este balanceo perfecto, creatividad, pragmatismo y tecnología deben complementarse.
Zapas y tattoos
Para jugar con la calidad del diseño del nuevo modelo, Yorokobu y New Balance organizaron una sesión de fotos. ¿La idea? Que personas con la piel poblada de obras de arte posaran con las X-90.
Por el estudio del fotógrafo Pablo Albacete desfilaron nueve devotos de la tinta: algunos con todo el cuerpo lleno de tatuajes como un cosmos de formas, rostros, vegetales, colores… Otros con extremidades más vacías y piezas de arte danzando, de tanto en tanto, en los gemelos y los muslos.
Todos ellos explicaban su afición a los tatuajes como una suerte de coleccionismo. Anita Fariñas era ilustradora pero un día decidió dejar «de pintar en papel para hacerlo en personas vivas», bromeó. Ella corroboraba la visión del coleccionismo: «Si me gusta un artista, le cedo una parte de mi piel».
La valoración social de los tatuajes ha cambiado mucho en los últimos años. «Yo empecé a tatuarme en sitios que no se veían», recordó Fariñas, que ahora luce un mapa cromático a lo largo de su cuerpo.
Poco a poco se abrió la mente de la gente y comenzó a valorarse el tatuaje como un elemento más de la identidad libre y personal de cada persona. Y como un arte en sí mismo.
Albacete tomaba fotos en diferentes poses, los pies pisando el suelo o hacia arriba como si las suelas de las chunkies caminaran por el aire. El encuadre siempre se limitaba a captar a los modelos de cintura para abajo.
¿Qué puede saberse de una persona de la que solo puedes ver las piernas recorridas de dibujos y las zapatillas?
Describir los rostros, el pecho y los brazos de los modelos en este artículo sería hacer trampa, aunque daría para mucho: algunos llevaban bordadas de tinta hasta la palma de las manos. Era el caso de Raúl, un joven que ejerce un oficio ancestral. Es deshollinador: su familia lleva cuatro generaciones dedicándose a ello.
De hecho, el tatuaje es una pasión trasversal. Los modelos que caminaban por el estudio con sus X-90 eran diseñadores, pintores, baristas, músicos, cámaras de televisión, tatuadores… Y casi todos se conocían entre sí: el tatuaje crea comunidad.
Estos jóvenes son capaces de viajar por el planeta para conseguir que alguno de sus artistas predilectos deje huella en su piel. «Me gustaría ir a Canadá. En Vancouver hay un tatuador que, para mí, es lo máximo, y me gustaría conocerlo mientras me quede algún hueco», bromeó Santi mirándose los brazos.
Eclosión noventera
Santi confiesa que su adoración por los tatuajes comenzó en su adolescencia por el influjo de los músicos de bandas como Linkin Park. Grupos que desde mediados de los noventa en adelante impregnaron al rock de un nuevo sonido y una estética distinta.
El espíritu de la serie 99X (homenajeado ahora por la X-90) se propagó coincidiendo en el tiempo con aquellos cambios.
En aquellos modelos se apostaba por una mediasuela confeccionada a partir de numerosas capas que proveían de estabilidad y reacción a la pisada de los corredores. El resultado eran unas suelas con perfiles muy elevados, antiestéticas pero de gran calidad.
Pese a su vocación de tributo, las X90 ofrecen una nueva silueta. Muestran un aspecto con tintes retros que, sin embargo, recoge los avances tecnológicos actuales en equipación deportiva. «Un empeine de punto técnico, suela con tecnología Revlite, una N más pequeña de lo habitual y bota elástica para una comodidad piel con piel», detallan desde New Balance.
Cada calzado refleja una forma de andar; y cada forma de andar, una actitud vital. Y eso, una vocación de contracorriente es lo que se pudo comprobar en el estudio: foto a foto, paso a paso, tatuaje a tatuaje.