Hace pocos días desayunábamos con esta noticia: «¿Por qué nos estamos volviendo menos inteligentes?» y ya teníamos el lío montado.
Mi padre me envío un whatsapp en cuanto leyó el enlace de The Times. «Por fin un estudio confirma lo que tu madre y yo sabíamos desde hace tanto tiempo».
Una cosa es la ciencia y otra, la prensa
¿Qué medio de comunicación se negaría a un titular que dijese que somos más tontos que los humanos de hace 40 años? El problema es que la realidad es algo más compleja por mucho que yo sí sea más tonto que una persona 40 años mayor que yo.
El estudio al que aluden todos los medios que han ido publicando la noticia se ha realizado en Noruega, lo han llevado a cabo economistas de aquel país y fue publicado en la revista científica PNAS.
Resumiendo mucho y como explica Sinc, el estudio afirma que se ha observado un efecto Flynn negativo «entre los jóvenes noruegos, a partir de más de 730.000 pruebas realizadas a jóvenes de 18 años que se presentaron al servicio militar entre 1962 y 1991. Además, atribuye tanto la reversión como la subida original a causas ambientales, no genéticas».
Como no sabes lo que es el efecto Flynn, ya te lo explico yo. Se trata de un fenómeno que se manifiesta mediante una subida continua año tras año del cociente intelectual en la mayor parte del mundo. Es decir, que llevamos haciéndonos más inteligentes cada año durante mucho tiempo.
Según el estudio publicado en PNAS, se acabó ese rollo. Comienza a flagelarte. O estudia más. O espera un momento porque hay serias objeciones a toda esa mandanga.
El investigador de la Universidad Autónoma de Madrid Roberto Colom, especialista en el estudio de la inteligencia, afirma tras echar un ojo al puñetero estudio que, viendo los datos, «es bastante insensato establecer una conclusión general sobre lo que ocurre a nivel mundial». Además, dice que vale, que puedes medir a millones de personas, pero puedes hacerlo mal.
Jakob Pietschnig, uno de los autores de un metaanálisis sobre el efecto Flynn que supervisó tres decenas de estudios, dijo a Sinc que «es un hecho que la inteligencia ha mejorado con una tasa enorme, de unos 30 puntos, en los últimos 100 años a escala global. Sería ingenuo asumir que semejantes ganancias seguirían para siempre». Colom explica que «llega un punto en el que no se mejora más, especialmente en los lugares del mundo en los que se empezó antes a mejorar».
Pero, ¿significa eso que somos más tontos, como dicen los periódicos? Pausa en formato vídeo y seguimos con la explicación.
Mira a este chaval. Si yo soy más tonto, él se ha quedado con mi parte de capacidad.
https://www.youtube.com/watch?v=h6Qbwz0Uik8
La culpa es del (miedo al) migrante
Como era de suponer, toca buscar quién tiene la culpa de todo esto y se le ha echado a lo de siempre: la tele, los videojuegos, la educación, los genes, las familias más pequeñas y –¡tachán!– la inmigración. Y ojo a este dato, que es el que hace saltar la alarma a ojos del profesor Colom. «En Europa hay cierto temor con el tema de la inmigración y me da la sensación de que puede haber un colectivo de científicos que está buscando carnaza para justificar que se pare», asegura. «Es estúpido. La inmigración, si tiene un efecto, es positivo, porque genera un vigor híbrido contrario a la depresión por cosanguinidad».
De hecho, de estos dos, ¿a quién culparías del descenso en el valor medio del cociente intelectual? Mira este portadón de la revista Time.
Jakob Pietschnig intenta explicar ese ‘efecto Flynn negativo’. Explica Sinc que «Pietschnig considera que el estancamiento y reversión del CI se pueden comprender como «una consecuencia necesaria de la especialización del ser humano en diferentes dominios”». Vamos, que no somos más tontos. Sencillamente, nuestras habilidades cognitivas son diferentes, ya que estas van cambiando con el transcurso de la historia.
Como la cosa está quedando densa, aquí van unos cuantos posts publicados esta semana en Yorokobu para desengrasar.
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