Hay en estos números ojos y picos. Patas y bocas. Quizá de un búho o quizá de un albatros. Alberto Carballido empezó a dibujar el 8 y surgieron unos “ojos de ave y elementos muy simples, como círculos y triángulos”. No es raro. El director de arte estaba pensando en esos animales cuando empezó a diseñar los dígitos para el número de noviembre de la revista Yorokobu.
“Me gusta comenzar con un número y luego intentar desarrollar el resto manteniendo al máximo la estructura que le da unidad”, explica. “Tienen un aire orgánico a la vez que mecánico, por mi tendencia a irme hacía la geometría y el orden”. El orden natural como el que establecen en los árboles, para después comer, los pájaros carpinteros.