Lo tienes decidido. Necesitas un coche y tu única opción es uno eléctrico, no solo porque es mucho más sostenible, sino también mucho más divertido de conducir. Aunque eres consciente de que los eléctricos aún salen caros, en comparación con los térmicos. Y luego está la incertidumbre que te genera el tema de la batería: ¿cuánto tiempo aguantará? ¿Llegaré a amortizar el precio? Tranquilo: ante todas esas cuestiones existe una solución: el renting.
Es la modalidad que triunfa entre muchos conductores, en especial entre aquellos que se estrenan en el mundillo eléctrico. Las razones son muy diversas, aunque las económicas encabezan la lista.
Primero, porque las cuotas no suelen ser tan elevadas como cuando te compras un coche, y además te evitas la entrada y el pago final, que pueden llegar a suponer un verdadero trauma para tu bolsillo.
Además, estas mensualidades suelen incluir todos los costes que genera el mantenimiento de un vehículo, como seguro, ITV, averías… Si optas por Opel Electric Renting no tienes que prescindir de las ayudas estatales del Plan Moves III. Y encima te regalan un Wall box.
Y, por supuesto, el renting te permite cambiar de coche una vez finalizado el contrato (a los tres o cuatro años), lo que te permite paliar la incertidumbre respecto al rendimiento del vehículo a medio-largo plazo.
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