El porno y la industria del sexo, en todas sus vertientes, siempre han estado en la vanguardia de los desarrollos de internet. Las primeras pasarelas de pago, los primeros sistemas de streaming, las primeras live-cam… todo eso fue posible gracias a la insaciable libido de una enorme comunidad de sexonautas que financiaron estos avances para calmar su sed de cuerpos tan ajenos como remotos. Pero hoy llega una nueva revolución. (Opinión)
Y es equiparable a las impresoras 3D o a la geolocalización. Hablamos del sexo a distancia, que es tan antiguo como el teléfono, dirán ustedes… Ya, pero ahora hay algunas mejoras, y podemos sentir en nuestro cuerpo los efectos y caricias de un amante que se encuentra a miles de kilómetros… o en la habitación de al lado, eso depende de lo retorcidos que seamos.
En Demolition Man (Marco Brambilla, 1993), Sylvester Stallone vestía perplejo un casco sensorial a escasos metros de la chica protagonista, que se ponía otro casco idéntico, para tener sexo inmaterial entre ellos. Lo absurdo es que los dos se encontraban en la misma estancia. Pero todo eso ha quedado superado.
A ver si soy capaz de explicarles a ustedes en qué consiste este avance… Grabamos un vídeo con contenido de alto voltaje y con movimientos físicos reseñables (no voy a entrar en detalles). Y después enlazamos con la prótesis (dildo o vagina) remota para que ejecute esos mismos movimientos. Cuando nuestra pareja se pone el casco, y ve la película con la prótesis… En fin… Y por supuesto también podemos ejecutar en tiempo real los movimientos que queramos.
Les ruego que visualicen este espectacular vídeo acerca de cómo funciona esto.
Esta modalidad virtual nos pone a salvo de las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual), pero de momento sin percibir algo tan mágico como el olor o el sabor… Me consta que la industria del porno con la que abríamos este artículo está trabajando en los primeros prototipos para que esta carencia sea superada. Para los amantes con escrúpulos puede que esa asepsia suponga una ventaja, pero desde luego no para este cronista, apegado a los humores y vapores de los cuerpos amados.
El trinomio Oculus – Tenga – Nivint lleva la delantera en estas disciplinas. El casco Oculus, combinado con la vagina de látex Tenga, y el brazo robótico Nivint Falcon hacen un trío insuperable.
Por ejemplo, un hombre que desee el teleplacer solo tendrá que introducir su pene en el Tenga, que es manejado por el Nivint Falcon. El vídeo comienza y el brazo robótico vibra y se estremece al ritmo que marcan las imágenes que ve con el casco virtual. Y el hombre se corre.
Se espera que este trío ganador esté disponible para el gran consumo en otoño de 2014. Mientras tanto buscan socios, colaboradores y beta testers de ambos géneros para mejorar el prototipo
En la web de FriXion se explican los términos de esta oferta, que cuenta con socios como las revistas Quo o Cosmopolitan, mientras que Vstroker suministra las vaginas sintéticas electromecánicas necesarias para disfrutar del invento.
En Nerve podemos manejar desde nuestro smartphone las vibraciones genitales de nuestro amante, se encuentre donde se encuentre, mediante una aplicación llamada OhMiBod y el correspondiente dispositivo físico.
Por último, desde la página de BeAnother Lab se puede experimentar algo tan interesante como el cambio de género (gender swap) y todas sus implicaciones físicas y emocionales, orgasmos incluidos.
Ahora que tantos jóvenes talentosos se ven obligados a emigrar de España, y que hay muchas relaciones que sobreviven a duras penas gracias a Skype, esto es un paso de gigantes… ¿Cuantas parejas puede salvar esta nueva tecnología?
Y, lo que es más interesante… ¿cuántas puede romper?