Estos atracones de escribir son inhumanos. En el móvil, en el ordenador. Estamos rodeados, enredados en conversaciones escritas allá donde llevamos los ojos.
Es una anomalía histórica. Que no se flipen los que dicen que el dedo pulgar evolucionará para adaptarse al móvil; es la tecnología la que se está adaptando al humano.
Por eso apunta de nuevo a la voz. Así se ha comunicado la humanidad siempre: mediante cuentos milenarios, baladas que daban noticias de guerras, conversaciones de bar.
En el pasado hubo más voces que libros escritos. En el presente, el albor digital, usamos más dispositivos para escribir que para hablar. ¿Hacia dónde apunta el futuro? A esta pregunta (a este preguntón) responde el tecnólogo humanista Pedro Mujica. El ingeniero en Ciencia computacional está al otro lado de la pantalla en esta entrevista por videoconferencia.
POR QUÉ NACIÓ LA ESCRITURA
Todo era voz hasta que en la edad de las cavernas descubrieron que el sonido se lo lleva el viento y lo gráfico queda fijo, inalterable, en un lugar. En las paredes de las cuevas empezaron a dibujar lo que aprendían: cómo se caza un mamut, cómo abatir una fiera. Querían estar seguros de que estos conocimientos llegaran a las generaciones futuras.
La escritura surgió por «una necesidad técnica», indica Mujica. «Era un conocimiento que requería una persistencia gráfica. Estaban creando el lenguaje escrito. Empezaron con dibujos y los fueron sintetizando en líneas, en trazos, porque necesitaban escribir a más velocidad».
Cuando los humanos dejaron de ser nómadas, cuando se ataron a un lugar, apareció la escritura cuneiforme. Dibujar en las paredes se volvió un engorro y aparecieron las tablillas: «Necesitaban un material ligero».
Otra vez se aceleró la transmisión de información. «Es una exigencia de la civilización: que el conocimiento persista, no se modifique y viaje de forma veloz».
Desde aquellas pinturas en rocas, la tecnología ha avanzado hasta un nivel en que «la escritura nos queda como una herencia que hoy resulta anacrónica», indica Mujica. «Ya no necesitamos el papel para transmitir conocimientos en tiempo real y que quede fijada en el tiempo. Lo que pasa es que la cultura y la educación siguen estando basadas en la escritura».
¿ALGUIEN SE ATREVE A IMAGINAR UN MUNDO SIN ESCRITURA?
Dice Pedro Mujica que la palabra escrita «no es estrictamente necesaria». Una persona puede entender cómo se construyeron las pirámides de Giza sin usar palabras: «Tú podrías vivir esa experiencia viendo un vídeo».
Asegura que «a nuestro cerebro le cuesta mucho separar el sonido del gráfico». Cuando un individuo dice la palabra perro, visualiza antes la palabra escrita que el animal. La actividad neuronal es distinta: «Cuando digo perro, estoy activando la palabra perro, no la imagen de un perro».
Anuncia que «estamos pasando de la palabra escrita a la palabra auditiva». Declara, atrevido, que «la palabra escrita es anacrónica. Las tecnologías que más usamos están preparadas para usar la voz. Aunque, a veces, no lo hacemos porque no tienen una usabilidad adecuada: es incómodo mantener el botón pulsado, no hay un editor de audio para modificar la grabación…».
Esto es un asunto clave. Editar un texto escrito en el móvil y el ordenador es muy fácil. Hay autocorrectores, hay sugerencias de sinónimos… Pero los archivos de audio no se pueden tocar: se publican en bruto (a lo bruto).
«Si tuviéramos un editor de audio potente que utilizara la inteligencia artificial, y editar un audio fuera tan fácil como editar un texto escrito, nos quedaríamos con el audio porque es mucho más potente».
Esa tecnología ya existe. Pedro Mujica cita el programa de edición de audio y generador de prototipos Adobe Voco. «Tú le das una frase que he dicho yo y el editor puede modificarla y crear nuevo contenido con mi voz». El software Modulate «hace lo mismo y, además, puede poner a una frase la voz que quieras. ¡Incluso la de Obama! Parecería que Obama está diciendo eso».
Mujica explica que las tecnologías en las que trabajan ahora no están tan enfocadas en la palabra escrita; se centran en la palabra hablada. Y pronto, ni eso: van a por el pensamiento.
«Aún no podemos prescindir de la palabra. No podemos disociar la palabra del pensamiento. Tienen que pasar muchas generaciones para que esto ocurra. Lo que sí podemos hacer es dejar de escribirla, dejar de plasmarla en un papel o en una pantalla (las dos cosas son lo mismo: un artilugio visual)».
¿ESTAMOS PREPARADOS PARA PENSAR SIN PALABRAS?
Pensar sin palabras: qué lejos ha ido a parar esta conversación. Aturde. Parece que si no atamos las ideas al papel, ¡incluso a la nube!, se evaporarán como el agua de cocer huevos.
—¿Estamos preparados para vivir en un mundo sin una palabra escrita? ¿Podemos aprender, memorizar, trabajar y entender a Hegel solo por lo que escuchamos? Hasta en empresas como Google recomiendan a sus empleados que, para pensar, utilicen papel y lápiz. Los directivos de Apple y otras grandes tecnologías llevan a sus hijos a colegios que ni siquiera usan pizarras digitales; emplean tizas, tijeras y gomas de borrar. Muchos pedagogos dicen que se aprende mejor leyendo que viendo un vídeo.
—Creo que es una trampa conservadora —objeta el experto en transformación digital—. Es el miedo a ser demasiado disruptivo y romper con lo anterior. Hasta ahora hemos usado la palabra escrita para desarrollar nuestros pensamientos. Pero si nos enseñan a utilizar otras tecnologías, pensaremos con ellas. De eso hablábamos en el Congreso Internacional de Educación Heidelberg: hoy hay una educación conservadora que mantiene las formas de enseñanza del siglo XIX y el siglo XX para alumnos del siglo XXI.
Pedro Mujica insiste: «Es absurdo seguir utilizando la palabra escrita porque tiene unos frenos importantes».
Y reta: «El teclado es una pieza que debería desaparecer. Las máquinas empiezan a estar muy preparadas para recibir órdenes de otra forma. Sobre todo, de la voz humana y ahora también del pensamiento. Seguiré usando la palabra, pero ni siquiera usaré la voz. Transmitiré mis palabras desde mi cerebro. Ya hay prototipos que han conectado cerebros humanos y máquinas».
El tecnólogo humanista se refiere a BrainNet: una interfaz creada por unos científicos de la Universidad de Washington que ha conseguido que dos personas se comuniquen solo con sus pensamientos.
Mediante una electroencefalografía recogen las señales cerebrales de un individuo y mediante la estimulación magnética transcraneal la envían a otro.
Los científicos pusieron a jugar a dos personas al Tetris y el experimento funcionó. Ni una palabra entre ellos; uno daba las órdenes en silencio y el otro las ejecutaba sin escuchar un suspiro.
EL 5G ABRE LAS PUERTAS DEL MUNDO AUDIOVISUAL
Hoy ver un vídeo requiere unos segundos de paciencia. La tecnología de telefonía móvil que se está implantando, el 5G, lo mostrará al instante: «Grandes cantidades de información audiovisual viajarán a tiempo real por todo el planeta».
—El audiovisual va a ser más importante que nunca —enfatiza el tecnólogo—. Ahora grabar requiere apretar un botón. Pero vamos hacia dispositivos vestibles. Serán, por ejemplo, unas gafas de las que sale un dron con una cámara… Mira hacia dónde vamos.
Pedro Mujica se pone una especie de frontal en la cabeza. Coge un objeto minúsculo y lo pega a la cinta como si fuera un dron.
—Imagíname así. Piensa que llevo una vestimenta extraña. Y tú dices: «¡Cómo mola el Pedro, qué cíborg y tal!». Este dispositivo que ves son mis gafas de realidad extendida e inteligencia artificial. Entonces yo pienso: «Quiero comunicarme con Mar». Este dron entiende la orden, se despega, se pone frente a mí, empieza a grabarme y a ti te avisa de que quiero hablar contigo. ¿Qué ocurre? ¡Que tengo las manos libres! Es lo que queremos. Estamos hartos de la tendinitis del móvil. No queremos el bicho este entre las manos. Y tampoco queremos el bolígrafo y el papel.
Dice Pedro Mujica que hoy no podemos concebir un mundo sin papeles porque nos educaron con ellos. Pero el niño al que enseñen a comunicarse mediante formatos audiovisuales no los necesitará.
«Es un tema de educación y herencia. Si desaparecen los teclados, el papel y los bolígrafos, nos comunicaremos solo mediante el audiovisual. Ahí usamos el oído, la vista y la voz. Es el imperio de los sentidos frente a la imagen gráfica de un pensamiento en un papel. Eso va a desaparecer. O debería desaparecer porque es anacrónico. La inteligencia artificial no debería estar ordenando palabras escritas cuando puede ordenar formatos más avanzados como el audio».
—Eso sería en la era de la inteligencia artificial. En la era digital estamos atiborrados de palabras escritas.
—En la era digital todavía hacen falta porque no tenemos herramientas potentes para manejar el audio con facilidad. Aún necesitamos editores potentes que depuren los audios.
—¿Qué fechas estimas para que se produzca esta evolución en los países más avanzados?
—El futuro no es puro; es híbrido. Hay que entender el concepto de realidades paralelas. Puede que la escritura no desaparezca nunca. En el 2222 puede haber colegios que sigan usando el papel y el bolígrafo. Pero el mundo más avanzado dejará atrás la escritura. ¿Cuándo? Yo daría tres fechas.
Mujica lanza la primera: una temprana, de 2020 a 2030. «Veremos los primeros asistentes virtuales sin teclados que funcionarán solo con audio». La segunda, 2035: «Es muy posible que ya se adopte la realidad extendida. Es la cuarta transformación digital».
La tercera, 2060: «La escritura puede quedar relegada a los museos y a minorías elitistas y minorías anacrónicas, por anacoretas o por lo que ellos quieran. Ver palabras escritas por la calle va a ser rarísimo».