Los veraneantes de la ciudad fantasma de Perlora

La libertad de cada persona comienza y se desarrolla en su mente. Por eso, cada uno se siente de vacaciones en el lugar que quiere, ya sea real o imaginario. Sin embargo, como a Franco lo de la libertad le sonaba excรฉntrico, le dio por enviar a los currantes de las grandes empresas pรบblicas asturianas a Perlora. Si estaban en Perlora veraneando, no estaban por ahรญ haciendo cosas clandestinas, que ya se sabe cรณmo comienzan las revoluciones: a partir de mucho tiempo y poco que hacer.
Perlora era un residencial de vacaciones que ya ha visto pasar sus dรญas mรกs gloriosos. De hecho, ya ha visto pasar todos sus dรญas. Allรญ, a pocos kilรณmetros de Gijรณn, Oviedo y Avilรฉs, un buen puรฑado de familias tratan de hacer a la decadencia atractiva y descansan, se relacionan o se divierten entre espacios cerrados, abandonados, como olvidando que el lugar estรก en desuso. Siguen a la espera de que se decida el futuro del complejo y casi fingen que los apartamentos, los bares, los locales, siguen abiertos como en la dรฉcada de los 60.
El fotรณgrafo asturiano Andrรฉs Solla pensรณ que habรญa una historia que contar y marchรณ para allรก en 2013. ร‰l dice que en su trabajo previo ยซaparecen de forma recurrente tanto la relaciรณn de la gente con el espacio como los trabajadoresยป. Por eso tenรญa sentido su retrato fotogrรกfico de Perlora.
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Solla explica que el lugar ยซcontinuรณ alojando a trabajadores a precios bajos despuรฉs de la transiciรณn hasta que el Principado la cerrรณ en 2006ยป. Lo chocante es que numerosas personas no parecen haberse dado cuenta de ese cierre. ยซEl choque entre el estado de abandono de las casas y que las familias sigan haciendo alrededor de ellas lo que hacรญan cuando se podรญan usar fue lo que me impulsรณ a fotografiar aquelloยป.
Las sensaciones que esas fotos producen son perturbadoras. Un ejรฉrcito de antiguos habitantes del complejo, de turistas y de curiosos ocupan los espacios y se mezclan con un telรณn de cochambre y de edificios tapiados. ยซConocรญ a varias personas que ya pasaban allรญ sus vacaciones con sus padres y abuelos y que, en algunos casos, veranean en Perlora desde hace mรกs de 30 aรฑos. Tambiรฉn hay extrabajadores, camareros y personal de limpieza de las instalaciones. Esa situaciรณn denota sin duda un importante sentimiento de pertenenciaยป, seรฑala Solla.
El asturiano asegura que muchos de los que pasan por Perlora alquilarรญan un apartamento allรญ si tuvieran la posibilidad. ยซEs una idea muy extendida, pero la reapertura es poco probable. A medida que pasa el tiempo, cuanto mรกs se deteriora la instalaciรณn, mayor es la inversiรณn necesaria para que vuelva a funcionar. Algunas casas estรกn protegidas por la ley de patrimonio debido a su singular arquitectura por lo que derrumbar y volver a construir tampoco es una opciรณnยป.
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El fotรณgrafo dice que Perlora le transmite una sensaciรณn de sinsentido. Desde ese pรกlpito quiso construir un retrato de arraigo casi incondicional, de normalizaciรณn de lo cotidiano sean cuales sean las circunstancias. ยซIntento transmitir mi impresiรณn de que esa decadencia material es un reflejo de la crisis y la mala gestiรณn de aquellos que anteponen el beneficio econรณmico a los fines socialesยป.
Dice que quiere continuar el proyecto en otras dos ciudades residenciales construidas durante el franquismo cerca de Marbella y Tarragona. Quizรกs, como en Perlora, los signos del paso del tiempo se diluyan en un entorno natural que obliga a no olvidar que, allรญ, una vez, las vacaciones eran algo mรกs que un estado mental.
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#142 Primavera / spring in the city

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Patrick Thomas

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