Los piratas cívicos encuentran el botín de los datos mexicanos

27 de enero de 2014
27 de enero de 2014
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Un joven sofocado grita a otro: “¡Comprueba que ese enlace funciona!”. El otro se tira a su silla y echa las manos velozmente a la computadora. A su alrededor, unos gritan, otros transitan casi corriendo de mesa en mesa y otros están absortos en sus pantallas. “¡Funciona!”, responde al chillido el interpelado.

No es fácil escucharse bien entre otros 300 individuos –con sus 300 computadoras– que trabajan al mismo ritmo frenético. Laboratorio para la Ciudad, la plataforma en la que ha confiado el ejecutivo del DF para que Gobierno, sociedad, iniciativa privada y organizaciones no gubernamentales “dialoguen, piensen y hagan ciudad en conjunto”, puede apuntar otra medalla en creación democrática a su lista de acciones de éxito. El germen que inocularon a la sociedad esta vez se llama Laboratorio de Datos y consiste en una web donde han hecho pública mucha de esa información que por décadas estuvo reservada al gobierno y lejos del alcance del resto de ciudadanos.

HackDF podría considerarse el análisis a la efectividad de su inyección. Este fin de semana tuvo lugar este evento con planteamiento de locura que convocaba a todos los hackers cívicos (programadores o no) que quisieran trabajar con esos datos –a los que ahora tienen oportunidad de echar un vistazo–. El resultado: 300 locos anónimos (porque no cabían más) han creado, en apenas dos días, decenas de soluciones digitales creativas a los problemas de la capital mexicana. “¡Que sí! ¡Que funciona!”, repite por segunda vez el joven a su compañero.

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El contagio de su experimento se propagó con mayor efectividad de la que imaginaban. La convocatoria, a la que asistieron desarrolladores, analistas, diseñadores, politólogos, artistas, representantes políticos y empresariales y ciudadanos interesados, congregó durante los pasados tres días en Ciudad de México a 500 personas -entre los participantes en el reto de aplicaciones, asistentes a talleres, mentores y jurado- que imaginaban un DF del futuro y a los que se les habían proporcionado las herramientas para construirlo ahora.

“Cada convocatoria abierta desde Laboratorio nos sorprende más”, reconoce Mario Ballesteros, portavoz de la plataforma. “Nos impresiona ver que cada vez la gente quiera participar en la trasformación de la ciudad con más energía, con más entusiasmo. No solo quieren quejarse. Quieren trabajar. Y nos parece increíble el talento que tiene esta ciudad”.

La sesión maratónica consistía en dos ramas. Por un lado, 100 tecnológicamente indoctos asistentes asistieron a cinco talleres impartidos por expertos en aplicar técnicas digitales y analógicas al periodismo, la cartografía, la visualización de datos, la arquitectura, el urbanismo, y los prototipos urbanos.

Por otro, 52 equipos seleccionados de entre 300 grupos aspirantes utilizaban los datos que 13 dependencias y entidades del Gobierno del Distrito Federal aportaron para que Laboratorio los convirtiese en algo inteligible y transparente. Los participantes de este ‘hackatón’ tenían 45 horas exactas para crear y presentar, con esa materia prima, aplicaciones web, móviles y otras soluciones digitales útiles para los usuarios mexicanos.

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Al final resultó que ese corto lapso de tiempo que duró el Festival de Datos dio de sobra para que los hackers cambiasen los ‘códigos’ de la ciudad con aplicaciones. Algunos de esos desarrollos permitirán a la ciudadanía cosas como conocer mejor los productos y la calidad de los mercados tradicionales; localizar rutas seguras para moverse en la urbe; alternativas en mapa para desplazarse y ahorrar dinero y tiempo en transportes públicos o no contaminantes; encontrar a personas perdidas; evitar el robo de sus autos; precaver multas; conocer el estado de la salud pública en su zona; recibir sugerencias de actividades lúdicas en función del clima y la hora -que fomenten a su vez las propuestas locales-; o facilitar los tediosos trámites burocráticos de los que todo el mundo se queja.

Los datos con los que han trabajado los hackers cívicos, los que están expuestos en Laboratorio de Datos, dan información sobre la calidad del aire, la radiación UV, la temperatura ambiental, las verificaciones y tenencias vehiculares, la infracciones, la disponibilidad de Ecobici, los taxis, el transporte público y los cuadrantes de Seguridad Pública. “Con ese músculo ya se ha podido hacer todo esto”, echa cuentas Ballesteros, “imagínate el potencial”.

Los desarrolladores de cada una de las aplicaciones se quedan con los derechos de sus creaciones. “Ellos deciden si quieren que sean libres o de pago, aquí no se pretende aprovecharse ni adueñarse del trabajo de nadie”, recalca el portavoz. Hoy el Jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, anunciará los tres ganadores -de los diez trabajos finalistas-, que se repartirán un premio 120.000 pesos (6.500 euros).

Finalistas-HackDF

“Nos gusta tener la oportunidad de desarrollar cosas que ayuden a la gente”, dice el estudiante de ingeniería Eduardo Blancas tras presentar en el escenario su proyecto junto a sus compañeros de equipo Marcos García y Eduardo Pérez (EME). Este joven fue uno de los hackers que estuvo involucrado en la creación de una aplicación para los diputados del congreso mexicano que ridiculizó (y denunció) el presupuesto de 115 millones de pesos (9,5 millones de dólares) que la cámara iba a invertir en el desarrollo de otra App. Los alarmados piratas crearon entonces una alternativa que podía desempeñar las mismas funciones por 11.500 pesos (0,01% de la cotización del contrato original). “El gobierno y los ciudadanos están poco relacionados con la tecnología”, opina este desarrollador, “somos nosotros, los jóvenes, los que ahora debemos, podemos y nos deben dejar ayudar en eso”.

Con este evento, Ciudad de México se suma a la iniciativa que ya experimentaron ciudades como Nueva York o Buenos Aires, que también convocaron ‘hackatones’ “como esfuerzos colaborativos masivos, que permiten trabajar en conjunto con la ciudadanía para crear soluciones innovadoras que mejoran los servicios urbanos y la calidad de vida en la urbe”, especifican los organizadores.

“Es crear puentes entre sectores tecnológicos y creativos. Conectar al gobierno y la ciudadanía a través de un reto compartido”. Según afirmaba la directora de Laboratorio para la Ciudad en entrevista para Yorokobu, Garbriela Gómez-Mont, llegó la hora de “reimaginar la ciudad (im)posible”. La cita de los piratas buenos, por lo pronto, ya está descubriendo tesoros a los usuarios mexicanos.

* (Puedes seguir a Laboratorio para la Ciudad en sus redes sociales: Facebook y Twitter)

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