Si un vaso es un vaso y un plato es un plato, como tan sabiamente afirma Mariano Rajoy, a la hora de identificar otras cositas el español no es tan claro. Porque no es lo mismo una polla en España que en Hispanoamérica. Con el lenguaje coloquial hemos topado, que tiene la gran habilidad de hacer que el español de España y el de América parezcan dos idiomas distintos aunque la palabra que toman como base sea idéntica. Muchas están corroboradas por el Diccionario. Otras, internet nos previene de su uso en según qué países.
En España comemos papayas gracias a los milagros de la globalización, pero seguro que si un nicaragüense o un cubano está leyendo esto morirá de risa o palidecerá de vergüenza, según sea de estricta su moral. Porque en el país de los Castro y de Daniel Ortega, a la vagina se la llama familiarmente papaya. Poco más hay que explicar en este chiste.
Cuidado al pedir una cuchara para comer si viajas a El Salvador y Guatemala, porque estarás pidiendo una vulva que llevarte a la boca y el cunnilingus, mejor para la intimidad de tu dormitorio.
Si te chingan puede que te estén importunando o en el peor de los casos, que te estén follando. Pero cuando alguien chinga en Argentina, Colombia, Bolivia, Chile (y Canarias) lo más seguro es que se esté equivocando, frustrando o fallando.
Poco hay que explicar sobre coger en lugares como Argentina, Ecuador, México o Perú. Tampoco nos vamos a extender con lo difícil que debe ser llamarse Concha en estos países.
La paloma puede ser el ave que representa la paz, pero en América Central y Venezuela la usan para referirse al pene. En Uruguay, sin embargo, ser paloma es ser tonto y en Guatemala, es un coño. Y eso marrón que a veces aparece en los calzoncillos de algún macho alfa también es una paloma en Argentina y un palomino en España.
Que te hagan una chaqueta en México no tiene nada que ver con que te la hagan en España. En el país azteca te estarán masturbando. No ponemos en duda que acudir a un sastre para renovar vestuario siempre es un placer, pero seguramente no sea tan intenso.
La pistola mexicana y el pollito ecuatoriano siempre vendrán acompañados de las albóndigas. Viendo por dónde van los tiros de todos los términos de este texto, ¿hace falta explicar a qué nos referimos? Las gomas españolas se colocan en el pene como método anticonceptivo, pero en Argentina se refieren con ellas a las tetas.
Que te hagan trampas en España es algo desagradable y motivo de más de un conflicto. Pero una trampa peruana es esa mujer que se lía con el marido de otra y eso está muy feo. Claro, que también llaman trampa por allí a la que es astuta. Ante la duda y para evitar conflictos, mejor no llamar tramposa a una mujer en Perú.
Si te están jodiendo en Argentina, solo bromean contigo. Y si putean, lo que hacen es soltar palabrotas como si no hubiera un mañana. Esas cosas joden en España porque nos molestan si no le encontramos la gracia a la broma y nos putea que nos la jueguen a traición. Pero en nuestro país también joden los que van de putas.
La chucha no siempre es la hembra del chucho. Al menos, no en Colombia y Perú, donde usan esa palabra como aquí utilizamos chocho.
No acabaría aquí la lista. Pero viendo este pequeño glosario, ¿seguro seguro seguro que hablamos el mismo idioma?