A principios de 2011, la economía estaba siendo atacada por los archidemonios del Mercado, a los que trataban de aplacar con el sacrificio durante un año de tres planes de austeridad. Pero no fue suficiente y finalmente, en abril, su primer ministro dimite por no poder sacar adelante un cuarto paquete de medidas de austeridad y el país acepta un rescate/préstamo de 78.000 millones de euros de la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo.
Juntos forman la Troika encargada de vigilar la ortodoxia de las cuentas lusas y reconducir su economía por el buen camino. Tres años después, todo apunta a que Portugal no pedirá otro programa de dinero barato tras haber vuelto a los mercados de deuda a largo plazo este mes. Pero no parece que haya servido de mucho al portugués de a pie.
«Desde que la Troika llegó el país está mucho mucho mucho mucho peor», explica al teléfono Adriano Miranda, fotógrafo del diario Publico y promotor del Proyecto Troika, con el que pretende editar un libro y un documental para conservar en la memoria lo que han supuesto las recetas de austeridad para su país, «paro, inmigración, padres que tiene que alojar a sus hijos ya que les quitan la casa, un sistema de salud que estaba entre los mejores de Europa y lo hemos perdido, un Estado del Bienestar cada día peor…».
Durante tres años, este trío recomendó a Portugal, así como a Irlanda, Grecia o Chipre una serie de medidas que parecen haber sido paliativos para la macroeconomía pero perniciosas para la micro. Subida del IVA, recortes de salarios para los funcionarios, aumento de las cotizaciones a la seguridad social por parte de los trabajadores y reducción por parte de la empresa… Así, mientras se estima que el país crecerá este año un 0,8% tras contraerse su PIB un 1,8% en 2013 y el paro ha bajado hasta un 15,7%, el fraude fiscal es tan alto -se estima que del 27%- que se el Gobierno luso ha inventado la factura de la suerte, un sorteo de coches de lujo y de premios de 90.000 euros semanales entre quienes facturen correctamente por sus servicios.
El malestar del país contra el trío llegó el pasado noviembre hasta el entonces dócil primer ministro portugués, el socialdemócrata Pedro Passos Coelho, que desde el parlamento luso criticó la «hipocresía institucional» de la Troika al admitir que han cometido fallos de partida en los programas de rescate, pero no permitir una flexibilización de los mismos. Mientras, en la calle, las manifestaciones han llegado a batir récords.
La forma de financiar el proyecto Troika, en el que participan ocho fotógrafos y un realizador de cine, es el micromecenazgo. Con su propia página web pretende recaudar antes de septiembre de este 2014- «es mucho tiempo», reconoce- 15.000 euros. Con alma de vendedor, comienza a enumerar los diferentes apoyos que pueden prestarse -«1 euro, se dan las gracias; con 30, el libro y el dvd; si son 150 también va una fotografía en formato grande»- y aclara que nada de ese dinero irá para los autores, sino que se destinará a la producción tanto del libro como del DVD.
Miranda aclara que desde el principio sabían que no querían tener el apoyo de «una empresa, ni una fundación, ni una editora», ya que buscaban que fueran «las propias personas del pueblo» las que «acreditasen» -o no- su trabajo. Un trabajo que cada uno de los autores ha podido enfocar con total libertad. En su caso ha escogido como motivo el desnudo de gente normal. «Me acordé de un dicho muy popular en Portugal, estar en pele e ossos, para decir que no tenemos nada», razona, «estamos desnudos de nuestros salarios, de nuestra dignidad, de los empleos y de las conquistas sociales que hemos ido logrado, de dignidad…». Y resume:
-Todas las personas engañadas por la Troika en Portugal se sienten desnudas.