Desde tiempos inmemoriales los humanos han intentado hallar mundos paralelos. Lo hizo, por ejemplo, Platón. El filósofo se empeñó en convencer a los atenienses de que cada cosa que veían tenía su réplica, perfecta, pura y en esencia, en el mundo de las ideas. Desde entonces hasta ahora nadie ha podido demostrar que ese lugar ininteligible exista, pero aquí vamos a mostrar que ~al menos, de forma literaria~ hay un universo paralelo.
La prueba está en el Mercado de Antón Martín, en Madrid. El lugar tiene una versión en ladrillo, donde cientos de personas acuden cada día, y una versión en postal, donde cada uno de sus puestos está perpetuado en un dibujo.
El mercado en ilustración es la opción 2D del mercado en 3D. Los personajes que atienden los puestos en la versión 2D son una copia de las personas que están en las tiendas 3D. Los letreros, las frutas, el cuchillo jamonero… Todo tiene su otro yo en las postales de la serie Alberto en el mercado.
La colección se titula así porque fue Alberto [Blázquez] quien entró un día en el mercado, se sentó en un taburete delante de cada tienda y empezó a dibujar. La idea había partido de uno de los puestos: Sandwich Mixto. En ese lugar de fanzines, tortilla y magdalenas se gestó el plan de duplicar el mercado.
Blázquez, un ilustrador que inmortaliza en su imagen los años 80, visitó durante un mes y medio el mercado. Frente a cada puesto pasaba, al menos, un día dibujando, y al cabo de unas semanas había construido gran parte del otro mercado.
Los puestos se convirtieron en postales. Todas copian fielmente su tienda de origen excepto una carnicería donde Blázquez se ha metido en un cameo.
Cada serie de 10 postales se envolvió en el mismo papel en el que un pescadero sirve un pescado o un charcutero enrolla una longaniza. Esta es la aportación de algunas pescaderías y carnicerías del mercado al proyecto, según Virginia de Diego, fundadora de Sandwich Mixto.
Alberto en el mercado es la primera publicación de Mixto Books (la editorial de Sandwich Mixto) y para ello contó con la colaboración de Gráficas Torete. A finales de enero las postales se vendieron en “una subasta a la inversa, como en la lonja”, explica De Diego. Y el resultado fue la venta total hasta la extinción.
Una parte del mercado permanece todavía en el limbo.
Los puestos que no han sido dibujados esperan.
Blázquez, tienes una misión.