Si eres de los que todavía piensan que la Realidad Virtual (VR) es patrimonio exclusivo de los geeks y los fanáticos de los videojuegos, probablemente sea porque aún no has vivido en primera persona una experiencia inmersiva con imagen real a través de unos cascos de VR.
Olvídate un momento de cómo sería explorar un mundo virtual de fantasía a lo World of Warcraft y trasládate, por ejemplo, a un campo de refugiados sirio. O a un lúgubre psiquiátrico donde tú eres el interno que se desplaza en silla de ruedas. ¿Qué sensaciones tendrías? ¿Experimentarías las mismas emociones que si vieras ese documental o esa película de terror en una pantalla rectangular a una distancia prudencial de tu asiento?
Algunos realizadores audiovisuales están convencidos de que tu experiencia va a verse radicalmente transformada gracias a la VR y ya están utilizando los últimos avances en grabación 3D 360º para proponer nuevas maneras de mirar y experimentar el mundo que nos rodea gracias a esta nueva tecnología. Una tecnología llamada a popularizarse rápidamente en los próximos meses, a medida que vayan saliendo al mercado nuevos dispositivos de visualización, cada vez más asequibles.
A principios de este año, el famoso realizador Chris Milk -autor del premiado videoclip interactivo de Arcade Fire The Wilderness Downtown o Hello Again, el concierto 360º de Beck- ha lanzado desde Los Ángeles una productora especializada en VR. VRSE reúne la experiencia de reputados productores cinematográficos, el conocimiento de técnicos expertos en VR y el talento de realizadores provenientes del diseño, la programación, los medios alternativos y la publicidad.
Una de sus primeras producciones en VR en colaboración con la Campaña del Milenio de Naciones Unidas, UNICEF de Jordania, Samsung y Gabo Arora es Clouds over Sidra, un documental en el que el espectador acompaña a una niña a través del campo de refugiados sirio Za’atari en Jordania para, de su mano, conocer su nuevo hogar, visitar su clase o cenar con su familia. La película fue presentada en enero en el Foro Económico Mundial de Davos con el fin de cambiar la percepción de los políticos sobre la situación que viven los ya más de tres millones de refugiados sirios. A través de la VR, los líderes mundiales vivieron una impactante experiencia en primera persona que les ayudó a empatizar con esa realidad, antes distante para ellos.
Desde Naciones Unidas, confían en el potencial de esta herramienta para influir en la gente que tiene el poder de cambiar las cosas. Ya preparan nuevas películas que retratan la difícil gestión del ébola en Liberia o los esfuerzos de la gente de la India en su lucha contra la polución del Ganges.«Al situar estas historias humanas en el espacio de la realidad virtual, esperamos dar mayor voz a las comunidades más vulnerables y concederles un lugar en la mesa en la que se toman las decisiones sobre su futuro», expresan en los objetivos de este ambicioso e innovador programa.
Hablando sobre este proyecto, Milk también defiende en su reciente charla en TED la capacidad de la VR para convertirse en la «máquina de empatía definitiva» por su poder de transformar el mundo. Explica que hasta ahora solo veíamos una imagen de nuestro mundo a través de ventanas rectangulares, mientras que la VR te empuja a través de la ventana a ese mundo, convirtiéndolo en algo mucho más real y cercano.
Algunas de las películas en VR que se han visto en los últimos meses en el Festival de Sundance o en SXSW también exploran nuevas fórmulas para desencadenar mecanismos de identificación y sensaciones inesperadas en el espectador.
«Empatía» ha sido una de las palabras más escuchadas en SXSW este año, y se ha convertido sin duda en una tendencia tan extendida como la posibilidad de vivir experiencias inmersivas de todo tipo en el festival. En las calles de Austin, VRSE presentó Catatonic, un corto de terror dirigido por el realizador de publicidad Guy Shelmerdine. Situado en un psiquiátrico, está planteado como un viaje inmersivo en el que eres a la vez espectador y protagonista. Podías vivir la experiencia con unas Samsung Gear VR y, para conseguir un efecto aún más aterrador, lo hacías sentado en una silla de ruedas real que respondía con sacudidas a la acción que sucedía en la película.
Otro ejemplo interesante de cómo jugar con los puntos de vista en VR para conseguir dar ese paso que va de una historia contada a una experiencia vivida es el corto experimental Perspective; Chapter 1: The Party, dirigido por Rose Troche y Morris May, que se presentó en la sección New Frontier del Festival de Sundance. En The Party, se narra un acoso sexual desde las diferentes perspectivas del hombre y de la mujer, consiguiendo, gracias al uso de las Oculus Rift, una intimidad total y casi incómoda. Es el primer capítulo de una serie, Perspectives, en la que sus creadores quieren desafiar las perspectivas subjetivas del espectador sobre temas comprometidos y con impacto social.
La VR parece ser un terreno abonado para las experiencias emocionalmente intensas, como también lo demuestra Stonemilker, la colaboración de Björk con Andrew Thomas Huang para la exposición de la cantante islandesa en el MOMA. En este videoclip VR rodado en la playa de Grotta, en Reikiavik, se transmite el dolor de una ruptura amorosa a través del dramatismo del paisaje en 360º, la interpretación de Björk y la música, que crean un «círculo de intimidad» alrededor del espectador. Y si hablamos de emociones fuertes, en otro orden de cosas, el porno va camino de erigirse en uno de los mayores mercados para esta nueva tecnología.
Uno de los pioneros de la VR en España, Edgar Martín Blas, ex director creativo de Tuenti, comparte esta fe en la capacidad de la realidad virtual para intensificar emociones: «La VR es un potenciador de sensaciones increíble. En un entorno inmersivo eres tú solo enfrentándote a un mundo nuevo por primera vez. Nos permite volver a ser niños y sorprendernos de nuevo». Edgar acaba de fundar New Horizons, la primera agencia de nuestro país 100% centrada en proyectos VR. Aunque sus primeros encargos están siendo en entornos virtuales 3D, ya están experimentando con imagen real. «La posibilidad de trabajar con imagen real de vídeo 3D 360º lo cambia todo. Es algo que no era posible hasta hace unos meses. Todo está sucediendo tan deprisa que el mercado no está preparado, va por detrás».
Efectivamente, la evolución de la tecnología VR ha sido muy rápida y hasta hace poco creció en un entorno muy nicho de desarrolladores. Edgar empezó a experimentar con el DK1, el primer modelo de Oculus Rift, y en una de sus pruebas identificó un error de escala que logró que la compañía californiana modificara en su siguiente prototipo. Según cuenta, la comunidad que se movía en esos precoces foros de VR era tan pequeña que un simple tuit antes de irse a dormir comunicando el error prendió la mecha. Al día siguiente, recibió un mensaje de uno de los jefes de desarrollo de Oculus Rift en su Linkedin pidiéndole ayuda para documentar el fallo.
Hace poco más de un año, el fenómeno comenzó a popularizarse. Las Oculus fueron adquiridas por Facebook y han empezado a aparecer nuevos dispositivos, como las Samsung Gear VR o las más sencillas Google Cardboard. Sin duda, los cascos VR están llamados al consumo masivo y esta tendencia ya ha despertado el instinto de la industria audiovisual más poderosa, la de Hollywood: Spielberg y Ridley Scott ya empiezan a producir contenidos para VR.
Lo que nació como una tecnología revolucionaria para experimentar los videojuegos de una manera diferente e inmersiva, va a permitirnos explorar mucho más que infinitos mundos imaginarios. De repente, la VR ya no es solo el futuro de los videojuegos, sino el futuro del audiovisual y el de muchas más industrias, como la medicina, el turismo o la educación. Pero quizás hay algo todavía más interesante detrás de la novedad y el negocio: puede que nos encontremos ante un eficaz instrumento para cambiar la manera en la que experimentamos emociones y sentimos empatía hacia las vidas de los demás. Puede que la realidad virtual, bien empleada, tenga el poder de hacernos más humanos.