Los cementerios hace tiempo que dejaron de ser esos tétricos y lúgubres lugares donde enterrar a los muertos y punto. Basta con mirar con otros ojos cuando se entra en uno, en especial si es antiguo, para descubrir la belleza de alguna de sus sepulturas. Museos al aire libre, como los describió Paloma Contreras, presidenta de Funerarte, en una entrevista.
Pero, además, pueden contener literatura (qué otra cosa son, si no, algunos epitafios) e incluso pueden ser auténticos manuales de cocina. Esto último es lo que ha descubierto Rosie Grant, una estadounidense afincada en Washington D.C. que prepara en su canal de TikTok las recetas que encuentra en algunas lápidas de cementerios americanos.
«Conocí la receta de la primera lápida a través de Atlas Obscura, un gran sitio web sobre cosas interesantes del mundo que incluye muchos contenidos sobre cementerios», cuenta Grant.
«Estaba haciendo prácticas en los archivos de un cementerio [había acabado sus estudios de Biblioteconomía] y buscando historias de lápidas de todo Estados Unidos y me enteré de que había una receta de galletas spritz en la tumba de una mujer llamada Naomi que está enterrada en Brooklyn. Después hice algunas búsquedas en internet y encontré otras tumbas con recetas. Ahora las familias han empezado a enviarme las lápidas de sus seres queridos para que intente hacerlas».
Grant recorre, desde entonces, los camposantos americanos buscando esas recetas familiares que suponen el último legado del difunto para recrearlas en su casa y fotografiarse después junto a las lápidas mostrando el resultado. Un particular homenaje a quienes prefirieron irse de este mundo compartiendo lo que mejor sabían hacer.
Sin embargo, esta costumbre de dejar como epitafio la receta por la que la persona fallecida era especialmente conocida y que lleva a sus familias a recordarlas cocinando y disfrutando juntos es muy reciente. La más antigua, explica Grant, data de 1994, y la mayoría están en Estados Unidos, salvo dos, que ha localizado en Israel.
La mayoría son tumbas de mujeres y exhiben recetas de postres: tartas, pasteles, galletas, helados… «Las recetas son bastante sencillas y facilitan la escritura de un epitafio, ya que el espacio es limitado y las instrucciones pueden ser simples», aclara la estadounidense.
Cada sepultura y cada receta son únicas. Grant cree que son, en cierta manera, reconfortantes por lo que representan para sus allegados, y cuentan de los difuntos algo más que los escuetos calificativos de padre, madre, etc.
«Creo que, sobre todo en Estados Unidos, las lápidas se han vuelto más personalizadas. La gente deja las cosas que más le importan y, para muchos, eso era su comida y una receta que les representaba en vida. Cuando un ser querido pruebe su plato, percibirá los olores y conectará con la persona a través de todos sus sentidos».
Pero como el espacio para estos particulares recetarios es limitado, no todas vienen con instrucciones detalladas de cómo preparar el plato. «Para encontrar todos los ingredientes he tenido que probarlos y hacer crowdsourcing en las redes sociales», aclara Rosie Grant.
«A veces hago una receta y la gente en TikTok me da sugerencias sobre cómo hacerla. Ha sido un proceso interesante, tanto para recrear las recetas como para aprender a cocinarlas a partir de estas lápidas».
