El retargeting es esa “casualidad de la vida” que hace que después de aquella vez que miraste precios de avión a Roma el resto de tu vida se convierta en un bombardeo. El universo se confabula para que, ¡oh, casualidad!, ya no veas nada más que ofertas de precios de avión, hoteles, alquileres de coches. En Roma, por supuesto.
El retargeting te persigue y no hay manera de explicarle que, ya si eso, tú les avisas, pero que de momento has cancelado el viaje. No, amigo, no. En aquel momento de fantaseo iniciaste una secuencia de códigos a escala mundial.
Aquello disparó miles de protocolos, activó métricas en varias centrales de medios. Pusiste en marcha la maquinaria del marketing expansivo. Prácticamente te tatuaste una diana en la frente.
El otro día estaba en casa y abrí el bote de Cola Cao y dentro de una de las pompas salió un mensaje de eDreams… Que luego se diluyó…. ¡Wow! ¡No sabía que se podía hacer eso! Al encender mi televisión pusieron Vacaciones en Roma. Al entrar al súper de mi pueblo sonaba música de mandolinas. Apalabrados me regalaba palabras de 7 letras ya escritas: ROMANOS, AVIONES… Muy sutil todo.
¿Realmente el universo me enviaba señales? Pero lo que finalmente despertó mis sospechas fue que en todo aquel sinsentido la gente por la calle me hablaba en italiano para que se me fuera haciendo el oído…
Pero ya se cómo combatirlo. He tomado medidas de contrainteligencia. Acabo de contratar a otros cansinos. He decidido mirar precios en Amazon de tarjetas de sonido. He mirado un par de antivirus, ofertas de coches nuevos y, para terminar de montar la tinta de calamar, he entrado en un par de outlets de ropa de deportes y en un sitio de relojes caros..… ¡Mano de santo! ¡La que he montado!
Ya me imagino la peleas en la cocina. Miles de pixeles y cookies dándose de hostias para salir primero por la puerta ¡Es mío! Servidores recalentándose, reuniones de crisis…
En realidad no me dejan en paz. Pero siento que algo he conseguido porque ahora recibo ofertas de tarjetas de sonido en italiano, coches con antivirus y Nikes que huelen a orégano.