Rimando lujo: por qué la música urbana menciona tantas marcas

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La música urbana está rimando más marcas que nunca. Solo el año pasado se contó la palabra «Fendi» en 258 títulos, según el agregador de letras de canciones Genius. En 2010 apenas era mencionada en una decena. Hablamos de unos ritmos contestatarios, que suenan en entornos humildes y denuncian grandes injusticias sociales. Entonces, ¿por qué se han rendido a los encantos de las marcas de lujo?, ¿cuándo este romance empezó a ser recíproco?, ¿se mueve dinero tras estos versos esponsorizados o es puro postureo?

Lleva denunciando miserias desde que surgió el rap en entornos marginales de EEUU en 1970. Lleva citando marcas desde 1985, cuando el rapero inglés Ricky D mencionó en una canción tres marcas: Gucci, Polo y Bally. Ese fue el punto de inflexión para la música urbana. Entre la comunidad se empezó a asentar la sensación de que mencionar un par de marcas caras proporcionaba cierto estatus. La cosa cuajó y se fue arrastrando hasta nuestros días.

[pullquote]Todo lo que visto me lo dan de free. Pero el Dior, que era pa ti, es dinero que perdí [/pullquote](Bien Duro. C. Tangana)💎💎💎

«Sigue siendo por el estatus, más aún si entendemos el estatus como lo perciben en los barrios», confirma Guillermo Subuno, codirector de la revista de tendencias y cultura urbana WAG1. «Totalmente», concede su compañera en el cargo, Marta Kornelski, «muchos de estos artistas vienen de entornos humildes y quieren demostrar a su gente que ellos sí que tiene acceso a ciertas marcas».

Rap, trap, dembow, dancehall… Hay que tener en cuenta que estamos englobando en un género una escena muy atomizada, pero hay ciertos códigos que se repiten. Desde que surgieron las peleas de gallos en el mundo del rap (competiciones de improvisación rimada), los distintos géneros urbanos han llevado a gala cierta chulería, cierto postureo social.

[pullquote]Me llevé unas Dsquared2, con unas Prada. Comprando Balenciaga, putas verificadas[/pullquote] (Valentino Demons. Yung Beef) 💰💰💰

Nadie se imagina a Bisbal presumiendo de cuenta bancaria ni a Adele componiendo una balada sobre todos los coches de lujo que posee; sin embargo, estos son temas recurrentes en la escena urbana. Fardar de dinero es casi obligatorio y pocas cosas representan tan bien el dinero como la ropa de marca. Lo dejó bien claro el trapero Yung Beef en una entrevista en El País: «Me gustan las marcas caras, me da igual que sea bonito».

Según un artículo del Washington Post, la marca más citada por la música urbana en los últimos diez años es Fendi, que ha sido rimada 851 veces. Le siguen de cerca Gucci y Versace con 825 y 823 respectivamente. Givenchy, Prada, Adidas, Dior, Nike, Louis Vuitton y Balenciaga cierran la clasificación.

[pullquote]Yo me pongo el Gucci y empezó a confiar [/pullquote](Candela. Bad Gyal)💅💅💅

Llama la atención cómo se cuelan dos marcas deportivas entre tanto lujo. También que seis de las diez marcas tienen una o dos sílabas, lo que las hace más fácil de colar en cualquier estrofa.

Kornelski destaca otro detalle: «Si te fijas, suelen mencionar marcas muy conocidas, no destacan marcas más sofisticadas porque quieren hablar un lenguaje que entienda la gente de barrio». Puede que esto explique por qué apenas hay movimiento entre las marcas más mencionadas en las canciones.

[pullquote]Mira qué tiendas: Gucci, Prada. Pa que me entiendas[/pullquote] (París, Delafuente)💍💍💍

La codirectora de WAG1 destaca también otro dato curioso: cómo las marcas se han ido infiltrando en la jerga urbana, ganando nuevos significados y matices: «Por ejemplo, en la escena española se usa mucho la expresión «está to Gucci» para decir que algo mola, que es chulo. Al final la gente asocia la marca con algo positivo».

A veces, para saber cómo funciona este mundillo, lo mejor es acudir directamente a las letras. Cuando en Bien Duro C. Tangana dice «Todo lo que visto me lo dan de free, pero el Dior que era pa ti es dinero que perdí», está hablando de algo bastante usual en la industria.

«Las marcas se desvinculan mucho, lo hemos vivido a la hora de hacer estilismos para algún artista urbano», confirma Guillermo Subuno; «pero hay una mezcla entre rechazo y aceptación. Hay marcas que sí pueden dar ropa gratis, pero normalmente solo lo hacen con superestrellas».

Difieren en la importancia del cambio, pero ambos editores coinciden en señalar que se está dando sobre todo en el panorama internacional. Los cantantes urbanos llevan rimando las bondades del lujo más de 30 años y en los últimos 10 parece que el romance empieza a ser bidireccional.

Hay marcas más clásicas que nunca aceptaran a los traperos como un interlocutor válido, pero muchas otras se han dado cuenta de que cualquier publicidad cuenta. Y de que los milenials escucharán música urbana, pero ya tienen edad y dinero suficiente para gastar en lujo

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