Los robots más achuchables han venido para salvar el mundo (y, de paso, la galaxia)

No es tan mullido como un peluche o un gatito, pero BB8, el droide esférico de El despertar de la fuerza, tiene todas las cualidades idóneas para que quieras mimarlo. Entre otras cosas, porque está predestinado a luchar por el bien a nivel intergaláctico. Pero no es el único. Otros robots achuchables llevan décadas demostrando su peculiar heroísmo recogiendo basura o codo con codo con los humanos para salvar el planeta. Tanto que si fueran reales y no de ficción, el impacto positivo de sus acciones hubiera ayudado a mejorar el mundo, y de paso la galaxia, de manera sustancial.

Alpha 5

Si creciste con los Power Rangers, es posible que también te acompañase Alpha 5 mientras merendabas. El asesor y asistente mecánico de estos superhéroes adolescentes que defienden la Tierra de los ataques de la malvada bruja Rita Repulsa (y luego llegan a tiempo al examen en el insti) tiene un grito de guerra muy particular. Haz memoria. ¿Qué logras recordar de Alpha 5, además del aspecto de su cabeza? «Ay, ay, ay».

Aunque hablaba, Alpha 5 no necesitaba nada más para lograr que el espectador entendiese cuándo estaba impresionado, cuándo asustado y cuándo parecía estar quemándose. Ahora mismo es complicado que dejes de repetir «ay, ay, ay», ¿a que sí?

R2-D2

«Ayúdame, Obi -Wan Kenobi, eres mi única esperanza», suplica el parpadeante holograma de la princesa Leia que proyecta un simpático robot con forma de botijo llamado R2-D2. Elemento clave del bando rebelde, valiente, testarudo y pieza fundamental para equilibrar la Fuerza y reinstaurar el bien en la galaxia. Por su parecido estético y por los pitidos que emiten, BB8 y R2-D2 podrían ser primos. Si BB8 ha calado tanto en el público de Star Wars no ha sido solo por ese sonido que a veces parece el canto de un agapornis en busca de cariño, sino porque en cierto modo recuerda al otro protagonista achuchable de la saga.

R2-D2 es tan delicioso que consigue que hasta el robot menos carismático acabe por caernos bien. Es posible que, sin su relación con R2-D2, su amistad incondicional y la protección que le profesa, C3PO no fuese más que un androide estirado, parlanchín y cargante.

Wall-e

La bondad intrínseca también la transmiten Wall-e y Número 5, cuyo parecido físico es más que evidente. Parece que ambos acaban de comer helio. Lo de Wall-e intentando decir Eva solo podría parecerse más a un niño descubriendo su primera palabra, si el robot fuera un bebé. Pero tras esta imagen tan tierna se esconde una máquina incansable que prosigue en solitario su tarea de limpiar de basura la Tierra a pesar de que el resto de unidades de su batallón de limpieza hace tiempo que se quedaron sin batería. Su amor por Eva le llevará, además, a devolver a la humanidad a su hogar. Casi nada

El hecho de que algunos de estos robots no dispongan de un lenguaje desarrollado, sino de meros ruiditos y, como mucho, alguna palabra cual bebé que logra decir ‘agua’ o ‘mamá’, implica que los sonidos que emiten cobren mayor relevancia y requieran, del mismo modo, más expresividad. De ese modo, gracias a que se trata de sonidos cortos y repetitivos, el robot logra transmitir una emoción cuyo peso recae en la entonación.

Número 5

Intenta ahora recordar al protagonista de Cortocircuito. Seguramente ya tengas en tu cabeza una voz graciosa repitiendo: Número 5 (Johnny 5). No pierde su encanto ni cuando le dicen «Ni siquiera te expresas bien» y llega al culmen de su enfado imitando a Terminator. Aunque fue creado para la guerra, Johnny 5 se niega a utilizar sus conocimientos para hacer el mal, reniega de su arma, emplea su inteligencia artificial para tocar música y defiende a la chica humana que lo ha adoptado. No carece de lenguaje ni mucho menos: cita a Shakespeare, se le ve cantando y tiene libros favoritos. Cómo no iba a enfadarse.

Baymax

Aunque por su apariencia y por el dominio del idioma que comparte con Hiro (el joven humano a quien sirve de guardaespaldas y amigo) no necesitaría un sonsonete específico para despertar cariño, el personaje de Big Hero 6 está dotado de un sonido muy peculiar que a menudo repite y que desata carcajadas. Casi con el mismo tono que Alpha 5 cuando emite su mítico «Ay, ay, ay», Baymax dice algo así como «pralaralarala».

Baymax fue creado para cuidar y ayudar; su fuerza, su capacidad de vigilancia y análisis, y sus conocimientos médicos aportan mucho a Big Hero 6, un equipo japonés de superhéroes reclutado para proteger el mundo. Su cara con forma de cascabel le da una apariencia sonriente que no es casual. Don Hall, que participó en el rediseño del personaje (ya existía en cómic), se inspiró en las campanas de un templo sintoísta para diseñar los ojos, partiendo de la paz y la calma que transmitían. El cascabel es un amuleto en diversas culturas porque su sonido sirve para ahuyentar el mal. En Japón es especialmente valorado.

Los robots más queridos actúan del mismo modo: con sus sonidos, con sus luces, con sus silencios ayudan al protagonista y suelen ser compañía y guía de personajes muy solos que tienen una misión que cumplir.

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