Puede que la primera canción que publicaron B-52s estuviera destinada a hacer historia desde muchos años antes. Un rock lobster, por mucho que suene exótico, no es más que un cangrejo de río. Y ver, con solo cuatro años, cómo los cocinaban vivos después de un fin de semana familiar en el río Toms de Nueva Jersey fue lo que hizo que su vocalista Fred Schneider se hiciera vegetariano.
Años después, la idea de convertir la experiencia traumática en canción le surgió tras ver una proyección de imágenes de cangrejos a la parrilla en una discoteca de Atlanta. Pero para entonces ya eran un grupo.
Su guitarrista, Ricky Wilson, fue el responsable de esa característica línea de bajo que recorre la canción. Pero casi la desecha porque, cuando se le ocurrió, pensó que era el riff más estúpido de la historia. Su hermana Cindy llegó a casa un día y se lo encontró riéndose ante la tontería que acababa de componer. Afortunadamente, la secuencia de notas acabó en una canción en vez de en la basura, aunque tocada con un sintetizador Korg SB-100 en vez de con un bajo.
Los B-52s se formaron en la ciudad universitaria de Athens, Georgia, en 1976. Pertenecían al submundo gay más rebelde de la zona, una escena de transición entre el hipismo y la new wave en la que el transformismo y la androginia eran los elementos favoritos con los que provocar a los miembros más conservadores del entorno del campus. Se colaban en fiestas, escandalizaban por las calles y, sobre todo, se lo pasaban muy bien.
Y, una noche de juerga, las cinco personas que luego formalizarían el grupo (Fred, Ricky, Cindy, Keith Strickland y Kate Pierson) acabaron tocando instrumentos varios en el sótano de un amigo. A pesar de las altas horas de la noche, y de que varios de ellos habían pasado ya por proyectos musicales, se dieron cuenta de que ahí había una química especial. Y decidieron seguir quedando para ensayar.
En 1977 ya tenían nombre y conciertos. Y pronto se convirtieron en el grupo revelación de su pequeña ciudad. Lo suyo era una mezcla entre performance y rock and roll, con look y reminiscencias sesenteras, desparpajo punk y locuras escénicas que, aunque parecían espontáneas, estaban muy ensayadas. Y vieron que en Nueva York tampoco les iban mal las cosas.
Se pasaron la primavera de 1978 en carretera, haciendo la ruta de ida y vuelta Athens-Nueva York. Allí todos los meses pasaban por el CBGB y el Max’s Kansas City. Y para mayo tenían en la calle su primer single, cortesía de Danny Beard, un estudiante espabilado que había puesto en marcha DB Records. Meses antes, tras verlos sobre el escenario, tuvo claro que lo que necesitaban para despegar era un disco. Y los convenció para meterse en el estudio.
Rock Lobster fue el primer single que publicó el grupo. Lo grabaron en 1978 con dos duros, con una tecla del Farfisa de Pierson rota, a toda velocidad y con pocos medios. A pesar de las carencias, esa mezcla bailable y divertida de pop, punk, letras sin ínfulas y sonidos sesenteros, de casi siete minutos de duración, consiguió calar entre los locutores de las radios universitarias. Y a partir de ahí empezaron a recibir ofertas de discográficas.
El quinteto no tenía manager ni líder. Habían funcionado de manera democrática y autogestionada hasta la fecha. Y la avalancha de contratos con jerga indescifrable se convirtió en un escollo imprevisto. Se formaron en leyes con libros sacados de la biblioteca. Y, tras mucho leer y releer las propuestas, llegaron a la conclusión de que todos querían timarlos.
Un año y 10.000 copias del single vendidas después, con el asesoramiento del manager de Talking Heads, que se convertiría también en el suyo, acabaron grabando su primer LP con una multinacional. Rock lobster se rehizo en versiones algo más breves. Y, gracias a ella, se convirtieron en la sensación a ambos lados del Atlántico, especialmente después de tocarla en Saturday Night Live y de que John Peel los pusiera bastante en el Reino Unido.
Cuando John Lennon escuchó el tema en una discoteca caribeña, inmediatamente detectó la conexión con su mujer. Los ruidos extraños que Cindy Wilson y Kate Pierson emiten al final de la canción, supuestamente imitando los sonidos de los animales marinos, estaban inspirados en los gritos que tenían las composiciones de Yoko Ono. De hecho, ellas lo hicieron como un homenaje. Y al ver que la canción estaba triunfando en las radios, Lennon le dijo a Ono «por fin el mundo está listo para tu música».
Ricky Wilson murió en 1985 por culpa del sida, con 32 años. Fue una de las primeras personas conocidas en fallecer por esta causa, y su muerte fue un shock en el grupo y en la escena. Pero la banda decidió continuar. Y ahí siguen, en activo, casi 50 años después.