Desde hace unos años, Madrid está viendo cómo sus salas de cine están echando el cierre, para reabrir a los pocos meses como centros comerciales, tiendas de moda o supermercados.
Los cines Roxy de la calle Fuencarral son el próximo objetivo de la presión inmobiliaria. Para impedir lo que ellos llaman «el terrorismo cultural del ayuntamiento de Madrid», ha surgido la plataforma cívica salvemoslosroxy.org.
En el número 123 de la calle Fuencarral, además del local de los cines Roxy, está la sede de la agencia creativa Indira. Hace unos meses estos publicitarios fueron testigos del cierre de esas míticas salas. En un primer momento la propiedad argumentó que sería un cese temporal de actividad, destinada a acometer una serie de reformas que mejoraran las instalaciones. No tardó mucho tiempo en trascender que los propietarios mantenían negociaciones con una importante empresa de supermercados interesada en comprar el local.
Un hecho que sería imposible sin cierta «colaboración» de las autoridades municipales, que eliminaron las restricciones a los cambios de actividad que existían anteriormente. «La modificación del Plan General Urbanístico ha permitido que estos espacios destinados a la cultura sean transformados en otros de cualquier tipo de actividad», explica André Viana, miembro de Indira.
En el caso de los Roxy ese cambio de licencia se aprobó el pasado 28 de octubre, razón por la cual Viana y sus compañeros de agencia decidieron emprender una campaña destinada a salvar esas salas cinematográficas.
Además de una recogida de firmas realizada a través de change.org y unirse a la Plataforma en Defensa de la Cultura —asociación que lleva varios años luchando por hacer de la cultura una cuestión de Estado—, optaron por lo que mejor saben hacer: utilizar la creatividad para transmitir a la ciudadanía cuál será el destino final de los Roxy si no se revoca a tiempo la licencia de cambio de actividad.
«Hemos creado un site, perfiles en facebook, twitter, instagram, youtube y hemos diseñado carteles y tráilers la mar de molones que pretenden difundir este cambio de licencia y hacer participes a los demás ciudadanos para intentar paralizarlo».
De esta forma y «haciendo el ejercicio conceptual de mezclar cine y supermercado», carteles de películas tan populares como Solo en casa, Pesadilla antes de Navidad o El día de la bestia, se convierten en nuevas producciones como Solo en salsa, Pescadilla antes de Navidad y El día de la oferta.
«Todo el material que producimos los hacemos nosotros mismos en la agencia y además de estos carteles que mencionas hicimos una acción coincidiendo con los premios Goya y las películas que estaban nominadas. La novia, Nadie quiere la noche o Truman fueron transformadas en La Endivia, Nadie quiere esta leche o Trufaman», explica Viana, quien anuncia nuevas actividades en las próximas semanas. «Estamos preparando una oleada de videos que prometen. ¿Qué serán? Habrá que estar atentos a salvemoslosroxy.org».
Hasta entonces, los promotores recomiendan hacer la espera más llevadera compartiendo el material disponible en la web por redes sociales y firmando la petición. Algo que afirman que no está siendo secundado como se esperaba por parte de productores, actores, guionistas, realizadores y otros trabajadores de la industria cinematográfica española, doblemente afectados por el cierre de estos locales, por su calidad de profesionales del medio y de espectadores.
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Es indignante que lo poco que nos queda en la ciudad sea avasallado de esta forma.
Muy buenos los carteles. Me han encantado!!
[…] sea frecuente no quiere decir que quienes lo presencian vayan a quedarse de brazos cruzados: vía Yorokobu descubrimos la existencia de Salvemos los Roxy, una plataforma cívica (promovida desde la agencia […]
[…] Salvemos los Roxy: resistencia ciudadana contra «el terrorismo cultural municipal» […]