Sholim: el activismo animado que bebe de Instagram para terminar en Instagram

Sholim

Vivimos instalados en Instagram. En su feed y en sus stories, nos comunicamos con nuestros amigos, construimos el catálogo de creatividad que nos alimenta, metemos ficha y lanzamos al mundo nuestros propios mensajes, ya sean vacíos o trascendentes.

Ahí es donde ha terminado el trabajo de Sholim. El animador de Belgrado pintaba, hacía música y acabó en la animación «como última bala de la recámara. Me lo tomé muy en serio y comencé a publicar mi trabajo en la red. Me di cuenta de que los gifs tienen un enorme potencial de llegar a una audiencia global», explica.

Sus artefactos animados son una aproximación cínica con envoltorio de pop art. Dice haber sido influenciado por las animaciones del Monty Pyhton Terry Gilliam o Meshes of the afternoon, de Maya Deren. A través de ellos lanza un mensaje de activismo. «Necesitamos luchar por la libertad de nuestra conciencia cada día en este mundo de hiperinformación», asevera. «Es la mejor manera de ser, permanecer o convertirse en alguien creativo».

Al principio, la posibilidad parecía lejana, pero sus animaciones en gran formato ya forman parte de exposiciones y colecciones de arte como @coleccion_solo. Algunos de sus trabajos forman parte de la exposición Still Human, recién inaugurada en Espacio SOLO. «Los gifs se convirtieron en una forma de arte emergente del siglo XXI. Es un camino natural para este tipo de arte».

Dice Sholim que «cuando empiezas a publicar online, necesitas elegir si quieres entretener o inspirar a las personas». Él dice que eligió lo segundo. Pero de sus obras se puede inferir que el entretenimiento viene de la propia propuesta formal y de la mala uva con la que carga sus animaciones.

Tal vez sea una salida natural o, tal vez, la respuesta está en que su arte se bebió todo el lenguaje de Instagram para ir a parar al mismo sitio después de ser convenientemente regurgitado.

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