En un lugar a media luz, donde no hay frío ni calor, Fundación Telefónica guardaba más de cien obras de arte que habían permanecido ahí, ahuyentando el paso del tiempo, desde los años 90. Hace unos días, 70 piezas salieron de la custodia y hoy se muestran en una exposición que han diseñado cien personas que, hasta hace unos meses, apenas sabían qué era el arte.
A sus 10, 11 y 12 años, estos cien niños no conocían a Picasso, ni a Tàpies, ni a Chillida. Pero un día, de pronto, el arte les vino encima. Tenían que afrontar una misión inesperada: ser los comisarios de Sin título. La Colección Telefónica como nunca se ha visto.
Esto suponía que ellos tenían que elegir las piezas, decidir cómo se expondrían y reinterpretarlas desde su forma infantil y adolescente de ver el mundo. Y eso han hecho, durante más de medio año, este grupo de alumnos de los colegios Francisco de Quevedo, de Leganés, y Blanca de Castilla, de Madrid.
Fundación Telefónica no quería mostrar sus piezas bajo una estructura al uso y por eso pensó que la mirada limpia del que nunca ha montado una exposición podría plantear nuevos conceptos a los visitantes. Eso lo harían muy bien los niños y, de paso, con su trabajo, descubrirían qué es el arte.
Al principio, los responsables de la muestra, que se exhibe en el Espacio de Fundación Telefónica de Madrid hasta el próximo 24 de abril, buscaron a expertos que habían trabajado con niños en el Pompidou de París, la Tate Modern de Londres, la Universidad de Harvard en EEUU, el Guggenheim de Bilbao, el Thyssen de Madrid, y la Fundación La Caixa de Barcelona.
A comienzos de 2015 seleccionaron estos colegios y de ahí surgió el grupo de alumnos de 5º y 6º de primaria que trabajó con sus profesores y el equipo educativo de Espacio Fundación Telefónica en la organización y montaje de la exposición. El proyecto partía de una de las bases de la pedagogía STEAM que utiliza la fundación: el arte es tan imprescindible como la ciencia, la tecnología, las matemáticas y las ingenierías.
[L]os niños empezaron a trabajar en tres conceptos que hasta entonces no les sonaban a nada. «Qué es una colección, qué es una exposición y cómo se interpreta una obra de arte», detalla Alicia Carabias, responsable de educación de Fundación Telefónica.
Eso les sirvió para elegir las piezas que querían mostrar en la exposición. Recibieron y revolvieron unas fotografías plastificadas de todas las obras y votaron cuáles eran sus preferidas. El criterio de selección era puramente emocional. «Primero seleccionaron las que más les gustaban sin saber nada de ellas», explica Carabias «Después se documentaron sobre las piezas. Jugaban el papel de investigadores. Y más tarde empezaron a trabajar sobre el montaje: la iluminación, la colocación de las obras, el título…».
Era un trabajo misterioso. Así lo planteó el equipo pedagógico de Fundación Telefónica. Los niños sabían que iban a pisar lugares donde nadie entra. Eso les anunciaron mucho antes de visitar el almacén de los peines (la sala donde se guardan todas las piezas).
También sabían que iban a trabajar con objetos vivos. Las obras de arte, les contaron, están vivas. La humedad les afecta, el tiempo las envejece, la pintura se degrada.
El día que acudieron por primera vez al Espacio Fundación Telefónica encontraron varias salas llenas de luces que se movían y que lanzaban historias desde su parpadeo. Era la exposición de Jim Campbell. «Los niños aprendieron que el arte es más que una pintura», indica Carabias. «Descubrieron que con luz se puede hacer arte y que el arte es todo lo que a ti te emocione. Solo con eso ya cumplimos un objetivo: que se interesaran por el arte».
Poco antes del verano pasado, los comisarios de 10, 11 y 12 años participaron en unos talleres, abiertos a más niños, para hablar sobre los procesos creativos. Con el dibujante Paco Roca, elaboraron una nueva versión de algunas obras de arte. Con la fotógrafa Montserrat Soto, trabajaron sobre imágenes, y con el escritor Carlos García Miranda, realizaron un cadáver exquisito.
[E]n la planta tercera del Espacio Fundación Telefónica se exponen hoy las 70 piezas guardadas durante décadas. Nada más entrar, Carabias se detiene ante la escultura de Juan Muñoz ‘Chino frotándose las manos’ y dice:
–Lo primero en lo que se fijaron los niños es que este hombre no tiene pies. Les llamó mucho la atención. Eso es lo que intentamos enseñarles antes de nada: a mirar, a mirar de otra manera.
De esa mirada surgieron los focos de atención en los que se divide la muestra. Las obras están agrupadas en cuatro temáticas: ‘Caras’, ‘Materiales’, ‘Misterio’, y ‘Color y forma’. Y junto a muchas de las piezas hay unos muebles blancos con unos tiradores. Al tirar de ellos aparecen las láminas donde los niños han hecho un dibujo o un collage que reinterpreta la obra que está a su lado.
En la planta tercera hay también unas cajas pintadas de blanco que albergan en su interior todos los detalles de cinco obras expuestas. A través de su pantalla, una aplicación llamada Second Canvas muestra las piezas en formato Super-HD, a una resolución 20 veces mayor a la de una cámara profesional de 24 megapíxeles. La app, que se puede descargar en dispositivos Android y iOS, exhibe La Belle Société, Assemblage amb Graffitti, de Tàpies; Yunque de sueños XIII, de Chillida; L’appel de Delvaux y Arlequín, de Juan Gris.
Así es como la Fundación Telefónica muestra hoy, como advierte el título de esta exposición, ‘la Colección Telefónica como nunca se ha visto’. Con una ambición tal de presentar las obras de un modo inédito que, para que no quede ninguna duda, como título, han decidido usar esta declaración de principios: ‘Sin título’.
Eduardo Urculo:
Eduardo Chillida:
¡Me encanta el punto de partida de éste proyecto!
Creo que es una forma genial de repensar la idea que tenemos de espacio expositivo. Es interesante ver como los niños, al menos en los ejemplo que habéis seleccionado, parten de la obra de arte para crear el espacio, lo invaden, no sólo de forma lumínica, sino de forma pictórica, poniéndose en la piel del artista sin miedo a menospreciar su obra… No he visto la exposición, pero hubiera sido divertido e inspirador ver cómo un grupo de niños interviene directamente en la pared que enmarca el cuadro para contarnos una historia, en vez de sólo colgar su bocetos reinterpretativos de la obra en sí…
Brutal pedagogía STEAM
[…] Una exposición comisariada por niños saca a la luz 70 obras de Picasso, Chillida y otros artistas […]
[…] Fuente: Yorokobu […]