La sinceridad en las redes sociales como avalista de tu crédito

20 de diciembre de 2013
20 de diciembre de 2013
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250 millones de personas en América Latina no pueden solicitar un crédito en el banco”, puntualiza Dan Gertsacov, director de la plataforma Lenddo en la región. Las entidades financieras comunes piden un aval, un historial crediticio óptimo o algún tipo de garantía económica que no mucha gente puede asumir en países en desarrollo. En México, por ejemplo, solo el 27,5% de los adultos pueden solicitar uno según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Lenddo es una alternativa a la solicitud de préstamos que cambia las reglas del juego. Ser una persona “fiable” en las redes sociales se convierte en la llave para pedir dinero prestado.

“Hemos vuelto al sistema de confianza”, explica Gertsacov. “Antiguamente los préstamos se concedían así, pero como en las ciudades empezaron a vivir muchas personas y el prestador del crédito no las conocía, se perdió este sistema. Se empezaron a solicitar garantías como los avales, y eso provocó que millones de personas de estrato bajo no pudieran acceder a uno. Pero ahora, en la era digital, existe otra manera de conocer a las personas y su grado de compromiso, porque la gente tiene su información en las redes sociales. En Lenddo analizamos esta información y ofrecemos la posibilidad de utilizar tu reputación en redes como Facebook, Linkedin, Google o Yahoo para obtener préstamos”.

La compañía, que actualmente posee 500.000 miembros registrados, ha recibido 40.000 solicitudes y ha repartido 10.000 créditos en más de 35 países, tiene oficinas en Nueva York, Filipinas, México y Colombia. Fue fundada en 2011 por Jeff Stewart y Richard Eldridge en Manila (Filipinas) mientras ambos trabajaban allí. Los emprendedores decidieron crear una Start Up que regresara al antiguo método de confianza que utilizaban los bancos (“pero nosotros no somos un banco”, deja claro el director latinoamericano).

Tras conseguir un capital inicial de seis millones de dólares -aportado por compañías consolidadas en el mercado que creyeron en el proyecto-, ya podían empezar a prestar dinero. Solo concederían el crédito a personas que lo solicitaran para lograr mejoras en  su educación, su salud, su hogar o el desarrollo de una pequeña empresa. El caso era saber de quién podían fiarse para que devolviera el pago.

Encontraron nicho. “El 80% de nuestros clientes son ciudadanos de recursos bajos que no podían acceder a créditos bancarios, pero eran activos en las redes”, indica Gertsacov. Este exdirector regional de Google en Latinoamérica sabe de primera mano que hay “mucha más gente registrada en una red social que con una cuenta bancaria”. “México es el quinto en el mundo en usuarios de Facebook, Colombia el doceavo en Twitter, Brasil el segundo…”.

Su sistema, que confiere los créditos por internet y por los cuales se cobra un interés variable en función al país desde el que se solicita (2,2% Colombia, 4% México), utiliza un algoritmo matemático a través del cual se comparan y valoran los datos que un solicitante vierte en sus redes y el uso que hace de ellas. «En un día», la fórmula -y un equipo internacional de 75 personas- logra adjudicar una puntuación de fiabilidad al cliente y este conoce si se le concede o no el crédito (de entre 2.000 y 30.000 pesos mexicanos), el cual se otorga si la evaluación Lenddo supera los 300 puntos.

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«Nuestra manera de calificar esa fiabilidad consta de tres partes», explica Gertsacov. «Identidad: miramos quién es esa persona, la IP de su computadora, si escribe la verdad sobre su edad, su domicilio o su trabajo, o quiénes son sus conocidos. Porque será más fiable una persona cuyos conocidos también sean fiables. Segundo, la Capacidad de Pago: verificamos a través de su información cuál es su trabajo y cuáles son sus ingresos para calibrar si tendrá capacidad en algún momento de devolver el monto que pide. También si tiene un historial crediticio en el Buró de Crédito y si este es bueno o malo. Y tercero, la Voluntad de Pago: Comprobar que toda la información sea consistente y sin mentiras, que sea asiduo a las redes o qué comportamiento tiene en ellas con sus personas cercanas. Es decir, ver a qué personas mandas tus fotos, a quién le pones like… Tenemos probado que todos esos comportamientos acaban siendo la clave para saber el grado de compromiso de alguien».

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La idea fue reconocida por el Foro Económico Mundial, quien la incluyó entre los 36 proyectos pioneros tecnológicos a nivel internacional. Un galardón que ha animado a nuevos accionistas (como Ebay) a aportar hasta 14 millones de dólares a esta compañía enfocada a los préstamos para clientes no bancarizados.

«Creemos que nuestro mercado está en Asia, en África, o en Latinoamérica, lugares donde poseer una tarjeta de crédito no es algo tan normal”, piensa Gertsacov. Su sistema de microfinanzas parece haber calado en países como México (40.000 usuarios), donde el 73% de las personas tienen denegado el acceso a un crédito ordinario. “La plataforma permite utilizar tus redes sociales para construir una historia crediticia y acceder a servicios financieros locales”, aporta el portavoz, “y eso supone un oportunidad para muchas personas con alguna necesidad que hasta ahora no tenían a quien pedir un crédito”.

–       Pero si los clientes suelen ser personas de estrato económico bajo, ¿no sucede que luego no puedan devolverlo aunque tengan voluntad de ello?

–       Creemos en el valor crediticio de la persona hasta que nos den un motivo para creer que estamos equivocados. Por eso, si no pagan, les pedimos que se pongan en contacto con nosotros para encontrar juntos una solución que funcione para él y para nosotros. Si así tampoco funciona, utilizamos los cauces ordinarios para denunciar impagos.

–       No sé si alguien le han planteado como dilema moral haber sustituido el aval que piden los bancos por una cesión completa de tu información personal para poder acceder a un crédito. ¿Pueden ustedes acceder a todo? ¿ A un mensaje personal o a un correo?

–       Sí, el cliente nos autoriza a tener acceso. Por supuesto es una información que no se comparte con nadie más. Pero créame que a Lenddo no le interesa estar leyendo sus correos. En 15 minutos podríamos dar la respuesta a una solicitud de crédito. Solo nos interesa comprobar que los datos de ese cliente nos demuestran que es una persona transparente, honesta, comprometida y que se hará cargo de su compromiso. Si nos fiamos, lo damos, y necesitamos buscar una manera de fiarnos. Nos parece una buena alternativa para que millones de personas de clase media baja puedan acceder por fin a un crédito sin necesidad de tener un respaldo económico.

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