Lo primero que colgó Leon Vivien en su Facebook fue una ilustración del asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria. Nada de estatus ingeniosos, videoclips de grupos hipsters o fotos de sus pies remojándose en la playa; una ilustración de 1914. Algunos podrían pensar que Vivien no está muy a la moda, pero es que este francés ‘nació’ en 1885 y en aquella época no había videoclips, ni modernos, ni filtros de Instagram. Tampoco había facebook, pero eso no ha sido un impedimento para que el Museo de la Gran Guerra del Paix de Meaux (París) haya creado un perfil en la red social a este combatiente de la I Guerra Mundial. Un anacronismo maravilloso.
Leon Vivien sería maestro, habría sido rechazado en un primer momento para ir al frente así que habría relatado la guerra desde la retaguardia. Le habría molestado no poder acudir a la llamada a filas, pero no habría tenido mucho tiempo para lamentarse. Finalmente le habrían convocado a combatir en la Gran Guerra.
Conjugamos en condicional porque Leon Vivien nunca fue, no existió. Su fotografía la creó un ilustrador basándose en otros documentos de la época y sus palabras las escribieron los responsables de la agencia DDB París, “Trabajar sobre un periodo tan corto nos ha permitido ser más densos y precisos”, comentan al respecto. Para asegurarse de esta precisión han contado en todo momento con el respaldo de Jean Pierre Verney, asesor histórico del museo.
Las actualizaciones de Vivien pasan por recortes de periódicos de la época, fotografías documentadas (pertenecientes al fondo del museo) y los comentarios del propio Vivien. “¡Maldita sea! ¡Alemania en guerra! Y nos lanza una advertencia: no apoyar a Rusia si Nicolas II declara la guerra a Austria… Pero, ¿dónde vamos a parar?”, reza su muro seguido de 63 ‘me gustas’ y cuatro comentarios (el primero responde con ironía “Al fin del mundo”).
Uno de los aciertos de esta iniciativa es precisamente que está abierta al público. Los estatus de Vivien son comentados por personajes falsos, sus amigos y especialmente su mujer, Madelein (que le recuerda cuánto lo ama y le envía fotos de su bebé, Aimé); sin embargo cualquiera con un perfil en facebook y nociones básicas de francés puede dar su opinión o mandar ánimo a Vivien. Podemos ser partícipes de su historia, aunque sea de forma virtual.
La II Guerra Mundial ha dejado un eco profundo en la cultura. Casi todo el mundo la conoce, pero si por juventud o ignorancia no fuera así, se puede hacer una primera (y ligera) aproximación a través de novelas, películas e incluso videojuegos. Fue un conflicto complejo pero se puede simplificar, reduciendo su esencia a una pelea entre buenos y malos.
La I Guerra Mundial, sin embargo, no tiene un antagonista tan claro como Hitler, no hay aquí un ideario fanático contrario al mundo libre, no goza de la épica y el relato que se entrevera en el segundo conflicto. Y eso se traduce en que hay muchas menos historias (literarias, cinematográficas o en cualquier otro formato) ambientadas en este contexto. Los más jóvenes no tenían una forma lúdica de aproximarse a este periodo histórico. Hasta ahora. Vivien narra los acontecimientos históricos, relata las atrocidades que encuentra en su periplo bélico, pero también cuenta las trivialidades de su día a día como cualquier usuario de facebook. Habla del café que toma en el frente de batalla, de los amigos que va haciendo, incluso del perro de su pelotón.
No ha sido fácil, la página de Vivien cuenta con más de 220 actualizaciones que se han ido sucediendo a razón de unas cinco por día. Se pretendía crear así una experiencia de inmersión total en el día a día de la guerra. Conjugamos en pasado porque Leon Viven nunca existió, pero ya está muerto.
“La noticia es trágica, tanto para vosotros como para nosotros, y somos conscientes. El de Madelein no es hoy el único llanto y la pequeña Aimé no es hoy la única huérfana, porque ha habido decenas de miles de personas que han amado a Leon, que han seguido su día a día en el frente”.
Este sentido mensaje es la última actualización que se hizo desde el perfil de Vivien. En ella, el museo daba las gracias a la gente por su participación. “Esta página no tiene otro propósito que hacer sentir de forma humana y cercana lo que pudieron conocer los soldados del 14 y sus familiares”, se justificaban. A juzgar por los miles de comentarios, puede decirse que lo han conseguido.