Los creadores se contagian con los tiempos y pintan futuros negros: dictaduras digitales sobre pobres con artilugios electrónicos. Muchos olvidan que en otros tiempos oscuros, la ciencia ficción pesimista convivía con la optimista. Estaba permitido soñar con futuros limpios y en paz, perturbados por algunos monstruos del espacio. Star Trek es ejemplo de una ciencia ficción positiva que no está reñida con la crítica social y la «normalización» de conductas tenidas por «anormales» por la sociedad.
Conviene ponerse en lugar de Roddenberry, el creador, para comprender que algunas decisiones fueron arriesgadas a finales de los 60.
1. Crítica al capitalismo salvaje
En la galaxia Star Trek no se utiliza el dinero. Es una meritocracia en la que los ciudadanos son proveídos por la Federación de Planetas Unidos.
En la película Star Trek, Salvar la Tierra, Kirk viaja al San Francisco de 1984 y ve a un hombre usando una moneda para sacar un periódico de un expendedor.
—Todavía usan dinero —dice Kirk.
No es una crítica nueva. En la serie hay constantes críticas a los sistemas de producción capitalista. El episodio Los guardianes de las nubes (1969) es el más claro. Aquí se retrata a una sociedad opulenta instalada en un palacio flotante a costa de una población minera que vive en precario (y sin redes sociales ni televisión).
—¿Qué haces aquí? Las cavernas son agradables —dice la hija del gobernador de las nubes a una insurrecta de las minas.
Los habitantes de las nubes consideran que los habitantes de las cavernas no tienen derecho a acceder a la cultura ni a mejorar sus condiciones de vida.
—Hemos separado la producción del recreo —dice la hija del gobernador—. Es un estado perfecto.
Kirk utiliza métodos violentos, a su pesar, para hacer comprender al gobernador que la ciudad flotante no es posible sin la precariedad de abajo.
2. Desafío al racismo y al machismo
A finales de los 60 los negros de los Estados Unidos reclaman sus derechos como ciudadanos en medio de una sociedad violenta. La primera niña negra que fue a una escuela de blancos lo hizo protegida por agentes del FBI.
En aquel clima, Roddenberry convierte a Nichelle Nichols en Uhura, oficial de comunicaciones de una nave interestelar. Star Trek mete dos goles a una sociedad antigua: una mujer negra forma parte del elenco protagónico de una serie.
En la tercera temporada, Star Trek mete otro gol: Uhura y Kirk se besan. Es el primer beso interracial de la televisión. Ocurre en el episodio Los hijastros de Platón (1968). Aquí, una sociedad con poderes mentales domina las voluntades de Kirk y Uhura y los conduce al beso. Roddenberry emplea el «control mental» para mostrar lo que muchos espectadores consideran «una aberración». Aun así, llegaron protestas a la cadena. Hasta ese momento Kirk había tenido sexo con extraterrestres verdes y azules, pero no debía besar a una mujer negra.
3. Los rusos no son malos
Durante décadas los rusos han sido villanos en películas y series hasta que llegó The Americans. Sin embargo, Star Trek rompe la tónica cuadro décadas antes. A menudo nos olvidamos que Chekov es ruso, un personaje creado en el punto álgido de la Guerra Fría.
4. Ruptura del dilema «ellos o nosotros»
Star Trek no solo convierte al ruso en aliado del americano. La serie abandera la política de «no injerencia» en culturas ajenas. Es la primera norma de la Federación. Las civilizaciones hostiles no son etiquetadas como pertenecientes al «eje del mal». La Federación pretende el acercamiento a culturas extrañas o enemigas.
5. Spock, el extraterrestre preguntón
El vulcaniano cuestiona tradiciones y costumbres humanas desde «la lógica». No se opone ni hace discursos amargos como otros personajes contemporáneos. Su comportamiento es socrático. Los personajes humanos no replantean sus pensamientos, pero los espectadores sí.
Con todo esto, Star Trek es un entretenimiento pedagógico tal y como los filósofos griegos romanos pretendían con sus obras: «Deleitar e instruir», que dijo Horario.