Cuando hablamos de brecha digital en regiones en desarrollo tendemos a pensar en la capacidad económica de las personas de acceder o no a aparatos tecnológicos. Según el instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 61% de latinoamericanos no usa la computadora. En el caso de México esa cifra es de un 55%.
«Para disminuir esa brecha no dependemos únicamente del acceso a infraestructura», dice el mexicano Óscar Pulido, «sino también de nuevos mecanismos de enseñanza, uso y atracción para nuevos usuarios que eviten sentimientos de exclusión y apatía, que impiden la inclusión digital de más personas».
Su tesis es que la solución del problema no pasa solo por hacer accesible el aparato, sino por hacer que personas que nunca han manejado uno tengan la confianza de utilizarlo sin complejos. Para conseguirlo, a nivel continental, Pulido ha ideado un sistema llamado Cyberfácil, una propuesta para usar la computadora que simplifica su uso y facilita su aprendizaje. Según asegura el ideólogo: «permite a nuevos usuarios realizar funciones básicas de trabajo y comunicación en muy corto tiempo». Para conseguir que sea gratuita para los usuarios que la necesitan, a menudo de escasos recursos, pide financiación a los que consideren que la idea vale la pena.
Las personas de avanzada edad o aquellas que viven en municipios donde la presencia de tecnología ha sido muy tardía o es aún inexistente son los más gravemente afectados por esa brecha digital. Teniendo ese dato en cuenta, Pulido se preguntó: «¿el método para aprender computación debe ser el mismo para todos?»
«No», se respondió. «Cyberfácil permite que una persona que nunca ha utilizado una computadora, en menos de tres horas, sea capaz de mandar un correo electrónico o redactar un documento de texto», explica Pulido. Para ello su equipo ha desarrollado este software de inclusión digital con una interfaz que muestra un escritorio alternativo. «Emula el sistema Windows, pero de una manera más amigable, sencilla y atractiva», puntualiza el creador.
«Está diseñado con base en las necesidades de aprendizaje de estas personas con menor conocimiento digital, haciéndoles aprender computación de una manera diferente, práctica y en un menor tiempo».
En este momento su programa puede ser adquirido en algunos puntos de venta de Ciudad de México o a través de su web, «pero la intención es que pueda ofrecerse gratis o al menor coste posible». Para probarlo y desarrollar nuevas metodologías de enseñanza, así como cursos de capacitación en otros temas, Cyberfácil cuenta con una ONG como socia a través de la cual ofrecen «capacitación tecnológica gratuita a grupos vulnerables con el apoyo de donantes gubernamentales, corporativos e individuales». «El año pasado dimos cursos gratuitos a más de 150 mujeres que habían sufrido violencia familiar», pone un ejemplo de las intenciones altruistas de su idea.
Por el momento el método de Pulido ha sido probado en México y Perú, ha cosechado unos cuantos premios internacionales y ya cuenta por cientos las personas que han aprendido a manejar una computadora gracias a su propuesta. «Hay que democratizar el uso de la computadora» insiste el emprendedor, que también fundó Asociación para la inclusión Digital en México.
Cyberfácil está integrada en Unreasonable institute (Instituto Irrazonable), una iniciativa que se presenta con el lema «aceleramos empresas que definen el progreso en nuestro tiempo». Su objetivo es apoyar firmas que puedan escalar y satisfacer las necesidades de por lo menos un millón de personas cada una. Las intenciones de Pulido son acordes a esos parámetros: «en dos años queremos llegar, gratuitamente, si es posible, al menos a un millón de personas, y en cinco, buscamos convertirnos en la plataforma de capacitación tecnológica más usada y económica de Latinoamérica.
«La tecnología, su uso y acceso pueden cambiar la realidad del mundo y ser un motor para el desarrollo social», afirma. «Yo soy un soñador crónico trabajando en cambiar la manera de aprender computación en México y el continente, y no descansaré hasta cumplir este sueño».