Hay viajes que empiezan con un pincel y acaban en otra época. Eso ocurrió a Giuseppe Salerno y Paco González cuando comenzaron a diseñar una tipografía que, al final, llamaron Superb. Las letras fueron el principio y los números vinieron después. Y en ambas hay «un ritmo en sus formas que recuerdan a los lettering de los carteles musicales de los años 60», dicen los miembros del estudio Resistenza.
No es frecuente que unos dígitos se encarnen en una personalidad, pero si esto fuese absolutamente obligatorio, quizá serían el artista Wes Wilson, por «sus formas orgánicas y psicodélicas».











Si un cartel de música de los años 60 fuera un número, sería así
Artículos relacionados
23 de octubre de 2025
El regalito del viernes: ¿Quién está hablando de guerras?
23 de octubre de 2025
El arte no te va a rescatar de la tormenta de estímulos, pero eso no es malo
16 de octubre de 2025
Pole.: «Lo importante en la música es tener buen material y no buscar la fama repentina»
23 de octubre de 2025
Que el fuego no gane la batalla: siembra vida
Misma categoría
Artículo relacionado

Sobre nosotros
Yorokobu es una publicación hecha por personas de esas con sus brazos y piernas —por suerte para todos—, que se alimentan casi a diario.

