Entre ellas distan apenas unos kilómetros. Están conectadas por distintos medios de transporte público. Se puede ir de una a otra zona en bici y, en algunos casos, con algo más de tiempo, a pie. Y, sin embargo, el centro de muchas ciudades europeas no tiene nada que ver con los barrios de su periferia, en los que, por otro lado, suele vivir la mayor parte de su población. «El centro de Madrid se parece más al de Liverpool que a las calles de Villaverde». Por eso, siempre que puede, Sergio Galán, recorre las ciudades que no conoce en bici, porque le permite conocer lugares «más reales y contemporáneos».
Madrid, Berlín, Copenhague, Liverpool y Helsinki son ciudades que Sergio ha recorrido ya de esa manera. A las dos últimas las conoció con el proyecto TransEuropeSlow. Para desarrollarlo, Sergio recogió desde su bici imágenes de rutas alternativas a las habitualmente recorridas por los turistas tanto en esas dos ciudades como también en Madrid. «La instalación consiste en una secuencia de vídeos que se reproduce al hacer girar unos pedales del estilo de los que se colocan en los parques de ejercicios para la tercera edad».
«En lugar de movernos por los centros de las ciudades y ver los típicos lugares, intentamos trabajar con grupos locales que nos quisieran ayudar a encontrar lugares en la periferia. En particular me interesaban lugares en proceso de cambio, de industria a servicios, de barrios pobres a gentrificados, de zonas en uso a zonas abandonadas, pero en las grabaciones hay un poco de todo».
En la descripción del proyecto, Sergio se refería a una frase del librillo de Marc Augé, ‘Elogio de la bicicleta’: «Viene a decir que si te mueves en transporte público (no hablemos ya en coche) te restringes a unos itinerarios mas o menos fijos. Andando se puede explorar, pero en una ciudad un poco grande no es suficiente ni práctico. Por eso cuando empiezas a moverte en bici es como si tuvieras poderes. De repente, sitios que antes parecían lejanos por incomunicados en metro, resulta que están a 15 minutos, y se te recompone el mapa de la ciudad».Por eso, el que quiera realizar los mismos recorridos que Sergio realizó por todas esas ciudades, también tiene que pedalear.
Dice Sergio que desde hace tiempo venía rumiando la idea de «añadir una capa digital al mobiliario urbano» para generar momentos de ocio colaborativo o de interacciones divertidas, del tipo de Semilla Boombox o Sonic Skate Plaza. «Así que pillé unos pedales y con ayuda de Pepe, de Recicletos, les pusimos sensores». Esa es la esencia porque luego la instalación ha ido cambiando en función del lugar y el entorno en el que se ha establecido. «En Helsinki se instaló frente al escaparate de un bar-tienda. En Liverpool, en el hall de un centro de arte. Allí cuando alguien pedaleaba en un lado había unos pedales robóticos que se activaban en la otra ciudad».
Después llegó a la fachada digital de Medialab-Prado, donde contó con la banda sonora interactiva de Tomás Virgós, que cambiaba según el ritmo de pedaleo y la ciudad que estuviera en pantalla. «Ahora durante un par de meses hay una versión reducida en el mismo patio del Medialab».
TransEuropeSlow formó parte de Connecting Cities 2012, donde participaban proyectos que interconectaban ciudades europeas mediante pantallas digitales. Gracias a esta convocatoria, Sergio Galán pudo retomar una idea que le venía rondando en la cabeza desde hacía algún tiempo pero acabó dejando aparcada. «Se trataba de una web en la que recogía información sobre los carriles bicis de Madrid; sus deficiencias, su loquísimo diseño (con árboles en mitad, macrobordillos, curvas con esquinas y cosas así…)». La web sigue en la lista de tareas pendientes de Sergio. A cambio, el diseñador confeccionó su propia ruta europea en bici.
«En los últimos cuatro años me he hecho muy fan de la bici como forma de moverme por la ciudad”. Tanto por la suya como por las que visita, aunque reconoce que, en estas últimas, no siempre recurre a ella: “A veces, tienes que pagar un dineral por alquilar las bicis tipo bicing que son muy baratas para los locales. Y en las tiendas de alquiler también es fácil descubrir que alquilar una bici por una tarde te vale más que un bono de transporte publico». Por eso se limita a utilizar la bici en las ciudades en las que vive algún amigo que se la pueda prestar. Así lo hizo en las ciudades citadas, y también en otras, como San Sebastián. «Donosti es una delicia. En Madrid se va razonablemente bien. A poco que te acostumbras, pero la verdad es que al probar cualquier de las otras ciudades se agradece un tráfico menos denso».
Aunque, en general, todas tienen sus peculiaridades. «En Liverpool si vas por el centro del carril los coches te pitan a rabiar y en Helsinki hay que tener cuidado de no salirte del carril bici porque los conductores del bus son un poco psicópatas, aunque luego compensa cuando atraviesas esos parques inmensos o sales a los bosques que rodean la ciudad».