Son muchas, créanme.
Cada vez es más frecuente cruzarse por la calle con personas que musitan palabras apenas inteligibles para los demás mientras cruzamos el paso de cebra, o al recorrer los lineales del supermercado, o al entrar en un bar. Están por todas partes. Puede que estén recitando la lista de la compra para no olvidar nada o ensayando la excusa que dirán a sus parejas por volver a casa a deshoras. Puede que estén hilando una solución a un problema que les acucia. Puede que estén memorizando el texto que deberán recitar al día siguiente en algún examen.
Puede que estén rezando.
O simplemente poniendo las ideas en orden.
O puede que estén locos.
Pero, contrariamente a lo que se cree, los locos no hablan solos, son los cuerdos quienes lo hacen.
Un ejercicio muy saludable consiste en verbalizar ideas o sentencias totalmente inaceptables para nuestra moral o nuestras creencias, políticas, religiosas o deportivas. Estamos solos. Nadie nos va a escuchar. Nos sobresaltará escuchar con nuestra propia voz opiniones totalmente ajenas y nos ayudará a poner en valor nuestras convicciones, si las hubiera.
Es como jugar al ajedrez contra uno mismo, no es fácil, pero es posible. Y no son pocos los aficionados al milenario juego que se entregan a estas prácticas un tanto solipsistas.
Cuando hablamos sin espectadores ni receptores, nos sentimos más libres. Decimos cosas que ni siquiera sabíamos que pensábamos porque nadie coarta nuestra libertad de expresión.
Si usted además tiene la suerte de ser políglota, puede ensayar ingeniosos métodos en los que cambie de idioma según varíe de argumento, pero manteniendo el timbre de voz y la apariencia física. Y echar la tarde tan ricamente y sin gastar ni un euro.
Los autónomos o freelances que trabajamos en casa necesitamos verbalizar las ideas que surcan nuestro cerebro como estrellas fugaces para atraparlas al vuelo, y así guardarlas en un frasquito imaginario al que recurrir más adelante, cuando no se nos ocurra nada.
Para hablar consigo mismo utilizando el Whatsapp (probablemente la herramienta de destrucción masiva de parejas más efectiva), nos atenaza la servidumbre de si hay doble check azul, de si han visto o no el mensaje a tiempo, de si la otra persona está en línea…, y si es así, ¿con quién está wasapeando? Aunque la otra persona seamos nosotros, la opción de grabar el mensaje de voz está muy bien, pero debemos tener dos números de móvil diferentes. Ello nos permitirá hablar solos, mientras caminamos de forma compulsiva sobre la mullida alfombra del salón, y enviarnos mensajes de voz a los dos móviles alternativamente.
Hablar solo (o sola) es un ejercicio que todo el mundo debería probar y disfrutar. Mejora la autoestima, las habilidades retóricas, la salud vocal y el hígado. Pero, sobre todo, está especialmente indicado para heridas del alma, esas que en silencio duelen más.
Porque a veces la soledad y el desamor sólo se pueden aliviar con nuestras propias palabras.
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Ilustración: Shutterstock
La tecnología ha traído un gran avance para los que hablamos solos, Son los «manos libres». Ahora uno puede ir hablando solo por la calle, y gesticulando cuando se sorprende llevándose la contraria. Los demás piensan que somos normales.
¡Gracias!
[…] Las ventajas de hablar solo (o sola) […]
GENIAL, lo tuyo…….yo no uso celu en la calle…..pero desde hoy mismo me pongo los audífonos, para disimular q hablo sola….genioooo!!
Ir en el coche y apagar la radio. Empezar por explicarnos aquello, seguir por ordenar algunas ideas… Yo lo relacionaria con una especie de pausa en esta vorágine en la q se convierte el dia a día. Es inevitable tener calma para hablarsse a uno mismo