Puede que pienses que ni eres tan joven para emocionarte con castillos que parecen salidos de cuentos de hadas ni tan mayor como para recorrerlos con guía de viaje en mano y cara de erudito. Pero deja los prejuicios fuera y añade a tu lista de posibles destinos de vacaciones el espectacular Valle del Loira en Francia.
POR QUÉ VISITAR EL VALLE DEL LOIRA
Este valle es mucho más que castillos impresionantes (23, nada menos) con los que llenar tu Insta de fotazas; aquí hay mucha historia, mucho arte y mucha naturaleza.
El Valle del Loira se divide en dos regiones, Centro-Valle del Loira y Loira Atlántico, entre las ciudades de Nantes y Orléans, atravesando otras ciudades como Blois, Tours, Saumur y Angers. Parte de este recorrido, concretamente 280 km desde Sully-sur-Loire hasta Chalonnes-sur-Loire, está declarado Patrimonio Mundial por la Unesco desde el año 2000 como paisaje cultural vivo.
Solo por visitar sus 23 castillos la imaginación y la creatividad se disparan. Eso les ocurrió a la ilustradora Beatriz Ramo, más conocida como Naranjalidad, y a la artista multidisciplinar Alejandra Remón cuando fueron invitadas a recorrer el Valle del Loira en dos rutas diferentes durante cinco días. Todas sus impresiones, traducidas en ilustraciones, fotografías y vídeos, quedaron reflejadas en sus stories de Instagram y en un precioso cuaderno de viaje, en el caso de Naranjalidad.
Muchos de esos châteaux albergan en su interior museos de arte que mezclan lo clásico con lo contemporáneo, además de ser sede de exposiciones y actividades culturales para todo tipo de públicos e intereses.
Pero no todo son castillos en el Valle del Loira. Si además del arte, la arquitectura y la historia te interesa el buen comer y el buen beber, tienes que saber que estás en el sitio correcto. Aquí, hasta los bocadillos, si no se quiere parar mucho tiempo para comer, son gourmets. La región es conocida por sus manzanas, fresas, canónigos y espárragos, sus quesos y sus carnes y pescados. Reputadísimos chefs tienen aquí sus restaurantes, algunos incluso con estrellas Michelin. Y no hay que dejar de lado los vinos, licores, cervezas artesanales y aguardientes.
PARA LOS AMANTES DE LAS DOS RUEDAS
Alejandra Remón y Naranjalidad hicieron la ruta en coche, pero si lo tuyo es el cicloturismo, puedes recorrer la región a través de La Loire à Vélo (Le Loira en Bicicleta)
Con 900 km de vías ciclistas, perfectamente acondicionadas y señalizadas, esta ruta acompaña al río Loira hasta su desembocadura. Riberas salvajes, castillos y viñedos sinuosos, El Loira en Bicicleta ofrece paisajes únicos, la mayoría clasificados como «paisajes culturales vivos» en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. De la región Centro-Valle del Loira a la región Loira Atlántico, la ruta recorre numerosas ciudades emblemáticas como Orléans, Blois, Amboise, Tours, Saumur, Angers y Nantes.
Además es posible combinar paseos en bici con tramos en tren y así disfrutar del paisaje desde otra perspectiva. El tren Loira en bici, que conecta las localidades de Orléans (Centro-Valle del Loira) y Le Croisic (Loira Atlántico), para en varias localidades del itinerario (Blois, Saint-Pierre-des-Corps, Tours, Saumur, Angers, Ancenis, Nantes, Saint-Nazaire, La Baule, Pornichet) y dispone de emplazamientos acondicionados específicamente para las bicicletas que se pueden embarcar de forma gratuita.
PREPARA TU VIAJE A LOS CASTILLOS DEL VALLE DEL LOIRA
MUJERES Y JARDINES
Las mujeres y los jardines (al Valle de Loira se le conoce como el jardín de Francia) fueron el hilo conductor de la ruta de Alejandra Remón. Vale que un castillo lo tengamos muy asociado a lo masculino, a la guerra y a la defensa de un bastión, pero en los del Valle del Loira, la influencia de las mujeres en este tipo de construcciones es considerable. Y no son poca cosa. Hablamos de personajes históricos como Leonor de Aquitania, Catalina de Médicis, Juana de Arco, Ana de Bretaña y Diana de Poitiers. O de influencers de su época como Agnés Sorel, la bella favorita del rey Carlos VII de Francia, protagonista de todo el salseo en la corte del monarca.
En esta ruta que partió desde Chambord hasta Nantes, y en la que pudo visitar el castillo de Blois, la ciudad de Saumur, el castillo de Brissac y la Ciudadela Real de Loches, la vista no puede dejar de recrearse en delicados detalles y en elementos decorativos llenos de elegancia. O en la espectacularidad de los jardines que los rodeaban, como los de Domaine de Chaumont-sur-Loire y el Château de Villandry.
Si algo queda claro al repasar las stories que la artista fue subiendo a su Instagram es que recorrer estos castillos es un repaso por la historia del arte. Todos los estilos, desde el medieval hasta el clasicismo, se dejan ver en buen número de estas construcciones: Chambord, Château Royal de Blois, y Chenonceau son una buena muestra. Aunque aquí el protagonista absoluto es el Renacimiento.
Pero los castillos no son solo lugares que se visitan y que quedan superpintones en tu feed, son también espacios donde disfrutar de experiencias. Desde proyecciones de videomapping en sus fachadas, hasta paseos nocturnos exclusivos, excursiones en barco y lugares en los que alojarse para pasar la noche. Es el caso del castillo de Le Rivau.
«Pasamos la noche allí y también cenamos en un pequeño y exquisito restaurante escondido dentro de un invernadero», contaba la artista en su Instagram. Al castillo de Le Rivau se le conoce por sus jardines inspirados en cuentos infantiles. Si te apetece volver a la infancia durante un ratito, no dejes de perderte en el jardín de Rapunzel o en el de Cenicienta.
«Me han fascinado las ubicaciones y el buen estado de conservación en el que se encuentran todos los castillos. Es maravilloso observar cómo esas construcciones se mantienen solemnes con el paso de los siglos, albergando un sinfín de historias y anécdotas entre sus muros. Los jardines también han sido objeto de asombro, todos ellos son maravillosos. Cuando estás allí sientes una energía diferente, cautiva, como si realizaras un viaje en el tiempo o protagonizases una película», resume Alejandra su viaje al Valle del Loira, al que califica como muy inspirador.
«No sé si es por la cantidad de estímulos que he recibido durante mi viaje o por todo lo que he aprendido sobre la historia de cada uno de esos castillos, pero he vuelto de allí repleta de estímulos y de ideas, con muchas ganas de ponerme a escribir e imaginar».
ARTE TROGLODITA
Una ilustradora como Naranjalidad lo ve todo a través de un lápiz y un papel. No es extraño que el testimonio de su viaje al Valle del Loira haya quedado retratado en forma de cuaderno de viaje.
«Había oído hablar de los castillos de la región, sabía que eran preciosos y que todos estaban enmarcados en paisajes singulares», comenta la ilustradora sobre sus expectativas antes de iniciar el viaje. «Me imaginaba castillos de cuento de hadas, grandes jardines y vino y quesos de calidad. ¡Y no andaba desencaminada!».
Inspiración para crear no le faltó a la artista durante su visita a la región. Nantes, la primera parada de la ilustradora, alberga, además del precioso castillo de los Duques de Bretaña, más de 100 obras de arte permanentes en sus calles. Quizá por eso, para no perdernos nada durante la visita, lo mejor es seguir su famosa línea verde, que conecta los monumentos de la ciudad y las diferentes exposiciones artísticas.
«¿Quién no va a sentirse estimulado en una región llena de historia?, explica Beatriz Ramo, Naranjalidad. «Además, la gastronomía y el vino son una presencia constante allá donde vayas en la región. La gente es amabilísima y te explica encantada cuáles son los mejores quesos y vinos de cada zona. ¡Sentarse a disfrutar en una terraza del buen tiempo disfrutando del paisaje es una puerta abierta a la inspiración!».
¿Por qué hablamos de arte troglodita al nombrar el viaje de Naranjalidad? Por las casas cueva o troglodíticas que son características del Valle del Loira. Son las que visitó la ilustradora en Souzay-Champigny, que ahora se han convertido en museos, cultivos de setas, bodegas y modernas casas de bajo consumo energético.
Los castillos que visitó la ilustradora, además de fortalezas, esconden otros secretos. El de Angers, por ejemplo, conserva el Tapiz del Apocalipsis, el más grande del mundo, con más de 100 metros de largo. Un auténtico cómic medieval sobre tela.
En la abadía de Fontevraud (la mayor ciudad monástica de Europa), además de un hotel, se esconden un restaurante con estrella Michelin y un museo de arte contemporáneo. Como también lo tiene el castillo de Montsoreau, que alberga desde 2016 la mayor colección del mundo de obras del colectivo artístico Arts & Language, creadores del arte conceptual.
Singular también es la visita a las bodegas de Ackerman, que ya no almacenan vino, pero sí ofrecen algo muy interesante: «En la zona más profunda, fría y oscura hay una serie de instalaciones artísticas totalmente impresionantes. Una visita más que recomendable que terminamos con una cata de vinos», descubre Naranjalidad.
Otra recomendación de la ilustradora es la visita al castillo de Azay-le-Rideau, probablemente la muestra más palpable del refinamiento del primer Renacimiento francés. Los reflejos de sus fachadas sobre el río Indre son de esas imágenes que dejan huella. «Fue el castillo del tesorero del rey y podéis ver en su interior mobiliario y objetos de la época. No os perdáis los jardines, que son una preciosidad».
¿Imaginas un pequeño teatro dentro de un castillo? Pues el de Valençay lo tiene, además de un parque con un gigantesco laberinto de 2.000 m2. Por cierto, aquí trabajó el rey de los cocineros y cocinero de reyes, Antonin Carême.
Y seguimos con las sorpresas. El castillo de Clos Lucé fue residencia de Leonardo da Vinci y es posible visitar sus talleres. Además, ofrece una atracción singular: el Parque Leonardo da Vinci, donde se puede pasear entre los inventos y aparatos del genio italiano y jugar con ellos. Si quieres visitar su sepultura, tendrás que desplazarte hasta el castillo de Amboise, cuyos jardines están poblados de numerosas aves que puedes identificar gracias a los numerosos carteles expuestos.
Los amantes de Tintin reconocerán al instante la silueta del château de Cheverny, ya que en él se inspiró Hergé para crear su castillo de Moulinsart. De hecho, en su interior hay un edificio dedicado al célebre personaje.
¿Y a la hora de dormir? Opciones no faltan, y algunas realmente especiales. Como Villa Alecya, «una antigua villa rehabilitada con un gusto maravilloso», explica Naranjalidad. «Cada habitación es diferente y tiene una personalidad única. Todas basadas en movimientos artísticos, autores… Nos tocó la habitación de Madame Butterfly y teníamos hasta terracita privada. Además, nos dieron una cena maravillosa cocinada por ellos mismos, un lugar más que recomendable para pasar la noche :)».
No es el único alojamiento singular de esta ruta. La propia abadía de Fontevraud es un lugar mágico para hospedarse y darse un lujo en su restaurante con estrella Michelin. «La cena es una auténtica experiencia que no os podéis perder, todo cocinado con género local e incluso de la propia abadía», comenta la ilustradora.
«Cuando el recinto cierra a los visitantes, solo los clientes del hotel pueden pasear por el terreno. Dejan todos los edificios y monumentos abiertos hasta las 2 de la mañana, lo que significa que podéis pasear solos, en silencio, por construcciones de 1.000 años de antigüedad. ¡Os aseguro que pone los pelos de punta! Fue uno de mis momentos favoritos del viaje».
«Verlo en persona es muy diferente a imaginarlo. Cada castillo tiene su propia personalidad y cada uno tiene su encanto propio. Cada ciudad tiene su historia particular; cada castillo, su manera de enfocar su presencia. Algunos con un uso contemporáneo y actual, otros más centrados en la exposición de sus impresionantes obras, mobiliario… pero todos muy recomendables», concluye sobre su viaje la ilustradora.
…Y MÁS CASTILLOS
Los visitados por Alejandra Remón y Naranjalidad son solo una pequeña muestra de los numerosos châteaux que puedes descubrir recorriendo el Valle del Loira. Si optas por otras rutas, encontrarás:
- El castillo de Sully-sur-Loire, la puerta oriental de entrada al Valle, con sus fosos aún llenos de agua y su imponente torreó.
- El castillo y parque de Langeais, que alberga uno de los torreones de piedra más antiguos de Francia.
- La fortaleza real de Chinon, que fue el escenario del encuentro de Juana de Arco con el delfín y futuro rey Carlos VII.
- El castillo de Brézé, bajo cuya estructura se esconde la mayor fortaleza subterránea de Europa.
- El castillo de Saumur, de finales del siglo XI, que fue fortaleza, residencia de descanso, palacio de los gobernadores de la villa, cárcel y depósito de armas y municiones.
- La Escuela de equitación Cadre Noir de Saumur, lugar representativo
del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y una de las más escuelas de eqiutación más prestigiosas del mundo. - El castillo de Brissac, conocido como el Gigante del Valle del Loira por sus 7 plantas de altura.
- Y el castillo de los Duques de Bretaña en Nantes, hoy sede del Museo de Historia de la ciudad.