Vidas futuras: La Gioconda, a juicio por robarse a sí misma

París. El próximo viernes, el jurado decidirá si la italiana Lisa Gherardini, más conocida como la Gioconda o Mona Lisa, es culpable o inocente de robar el retrato pintado por Da Vinci, o lo que es lo mismo, culpable de robarse a sí misma. 

El fiscal pide el reingreso de la Gioconda al retrato. Expertos juristas consideran que probablemente los jueces fallarán a favor de la Mona Lisa.  

Destacamos algunos testimonios de la Gioconda durante las ocho semanas de juicio:

EL SECRETO DE SUS OJOS

«Todos dicen: los ojos de la Mona Lisa te siguen: claro, estoy viva. ¿Cómo es posible? No lo sé. Leonardo se llevó el secreto a la tumba».

LOS CAPRICHOS DE PALACIO

«Francisco I de Francia me colgó en su cuarto de baño y Napoleón, en el dormitorio donde recibía a sus amantes. De lo primero no quiero acordarme. De lo segundo, aprendí algunas cosas». 

PASEOS NOCTURNOS

«Cada noche me escapaba para pasear, pero no lejos del retrato. Si me llegan a pillar, me hubieran quemado por bruja».

LOS INVENTOS FAVORIOS 

«Leonardo era un gran inventor, pero mi invento favorito es el autobús. Sonreía y entraba sin pagar. Por las noches paseaba lejos del Louvre. Montmartre, Moulin Rouge, el Café La Rotonde…».

LOS CELOS DE LA TORRE

Una vez a la semana hablaba con la torre Eiffel. Cuando supo quién era me dijo: «Hay mil millones de copias tuyas, pero París soy yo».

MODAS DE PARÍS

«Tomaba prestadas ropas de otros cuadros; y cuando el Louvre no quiso pinturas anteriores a 1848, salía con uniforme de limpiadora. Conseguí un trabajito de camarera y actriz en un café teatro para poder comprarme ropa online».

Nueva vida de la Gioconda

EL CRISTAL

«El Louvre me escondió de los nazis en el sótano de un castillo. Pocos años después de la guerra, me encerró tras un cristal. Me derrumbé. “La Gioconda tiene mueca de asco”, decían algunos. Tenían razón».

LA FUGA

«Mientras cambiaban el cristal, aproveché para escapar. Desde hace 13 años, el Louvre muestra la réplica que robaron los nazis. Pero nadie se ha dado cuenta: tienen prisa para hacer las fotos. Pocos sabían que me había escapado».

SUPERVIVENCIA

«Dormía en el camerino del café teatro y comía las sobras. En Montmartre un pintor me dijo: “Te pareces a la Mona Lisa”. Y yo: “Me lo dicen mucho”. Me preguntó qué pensaba de su cuadro. Se lo dije y se marchó furioso. Tres días después me dijo: “Tenías razón”. Me invitó a comer porque había vendido el cuadro. Estuvimos cuatro años juntos. Nos fuimos a Nueva York, pero yo echaba de menos París. Volví y monté un servicio de musa a domicilio. Uno de los clientes era la policía francesa y por eso estoy aquí».

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