Si crees que no puede sacarse nada bueno de un diccionario que ya de entrada exhibe una falta de ortografía en su título, te equivocas. El Diczionario de Zenith Marketing te puede salvar la vida en más de una conversación sobre el último palabro tecnológico de moda.
Recientemente se nos ocurrió buscar en él «WhatsApp Marketing», porque el WhatsApp es algo que utilizamos con los colegas y para tener grupo de familia y grupo del fútbol y grupo de la uni, pero no terminábamos de ver cómo se podía hacer marketing con eso.
Lo primero que aprendimos fue que WhatsApp ha pasado a ser gratuito.
E inmediatamente hemos pensado: «¿pero no era gratis ya?»
Pues no. Pagaste unos céntimos hace tres o cuatro años, aunque quizá no lo recuerdes. O, dependiendo de tu sistema operativo, pagas una suscripción anual de 0,89€.
El caso es que ahora es gratis. Como Facebook Messenger o como Apalabrados.
Y, tras asimilarlo, pensamos lo que piensa todo el mundo cuando le dan algo gratis o muy barato: «Aquí hay gato encerrado. Por algún sitio me tienen que cobrar».
Es inevitable sumar dos más dos y deducir que eso supondrá la llegada de publicidad a la plataforma.
Pero pensar eso sería adelantar acontecimientos. De momento, la plataforma no ha dado señales de querer financiarse a través de compras in-app o de inserción de publicidad como otras aplicaciones. Es más, jura y perjura que no meterá publicidad. Que solo están probando nuevas herramientas. Que mantienen lo que aseguraban en 2013, que no quieren «ser red social ni sitio de juegos ni soporte publicitario».
Así que, de momento, la única posibilidad que tienen las marcas de «colarse» en tu WhatsApp es a través de WhatsApp Marketing, un servicio de mensajería para marcas que se lanzó en 2014 y que permite segmentar a los usuarios por su perfil para enviar mensajes masivos.
Sí, eso puede parecer un ataque directo a tu privacidad. Bastante tortura es recibir decenas de mensajes diarios de grupos de WhatsApp, como para que encima las compañías telefónicas (por poner un ejemplo) utilicen TAMBIÉN ese canal para decirte que les lleves amigos.
La llegada de mensajes de marcas a esa zona íntima con la que conectas nada más levantarte y antes de irte a dormir se parece mucho a la publicidad o al spam. Así que la primera reacción de los usuarios es un rotundo «no, gracias», y con razón.
Pero, bien pensado, solo trata de ser una alternativa al SMS. De un modo u otro, las marcas te harán llegar esos mensajes.
Aquí es donde las marcas tienen que ser inteligentes. Crear estrategias no tan dedicadas a presionar al consumidor para que adquiera un nuevo producto sino más dirigidas a comunicar. Es lo que se llama «acciones pull».
De la pericia de las marcas para comunicar depende en gran parte el éxito del marketing en WhatsApp. Toyota y Pringles ya se lanzaron al ruedo y consiguieron campañas muy exitosas y virales.
Frigo ideó una campaña a través de la cual los bañistas de una playa de Alicante podían pedir un helado por WhatsApp. Incluso una pescadería de Cádiz ha hecho un grupo de WhatsApp con sus clientes habituales.
Foto: Josemiruiz.com
Lo que es innegable es el potencial del WhatsApp Marketing, ya que la plataforma llega a más de 600 millones de usuarios en el mundo. Así que, para que el público se muestre receptivo, solo hace falta estrujarse un poco las neuronas y ofrecer algo novedoso y original.
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