Era un tipo normal. Vestía como la gente normal, se peinaba como la gente normal y comía lo que la gente normal. No destacaba por nada y eso, si bien en un principio no le molestaba, cuando conoció a aquella chica en un bar de moda al que le llevaron sus compañeros tras una cena de empresa, empezó a agobiarle. No era para menos. Aquella mujer era el ser más hermoso y elegante que había visto en toda su vida normal. Divertida, atrevida, distinguida y moderna, todo en ella le gustaba hasta perturbarle. Se propuso conquistarla, pero enseguida comprendió que no podría ni acercarse a ella con su aspecto actual. Así que empezó a visitar todos los blogs de moda que encontró por internet y a leer toda publicación que le ilustrara sobre cómo debía vestir, peinarse y comer si quería convertirse en un hombre actual.
Después de mucho consultar a unos y otros gurús de la moda, el mindfulness y la comida sana, se sintió preparado para hacer su gran transformación, esa metamorfosis que le conduciría directo al corazón de su modernísima amada. Y una noche volvió a aquel bar de moda donde la vio por primera vez vestido con sus mejores galas, peinado a la última y con la conversación cargada de tendencias. El aspecto que lucía, sin embargo, era extraño, como si no fuera con su cuerpo. Y cuando miró con algo más de detenimiento al personal que bailaba y conversaba animadamente en aquel local, se dio cuenta de una terrible verdad. La moda que él había seguido había caducado tan rápidamente como caducan los yogures en la nevera. Todo en él, a pesar de su cambio y comparado con la fauna del bar, volvía a ser simplemente normal.
Las modas son peligrosas. Sin embargo, por mucho que queramos ir en contra, al final, caemos. Eso es lo que nos pasa con la expresión ‘Y es que’. Se trata de una muletilla que, además de cansina, plúmbea, sobadísima y machacona, es inadecuada. Expresiones como «Mañana hará frío. Y es que llega una nueva borrasca por el norte…» o «El Gobierno está de enhorabuena, y es que el paro bajó en agosto…» son una auténtica barbaridad. ¿Qué hay de malo en usar porque, ya que, debido a que… y otras similares para explicar ese valor causal? Lo correcto sería decir que hará frío porque llega una nueva borrasca o que está de enhorabuena ya que el paro bajó en agosto.
*Y es que nos gusta liar el discurso más que a un tonto un carrito. ¿Lo veis? Arrieritos somos y con el ‘Y es que‘ nos encontraremos.
[…] La sobadísima moda del ‘Y es que’ […]
YES-QUE-WE-CAN
Y qué me cuentas del mal usado «¡Qué me gusta una paella los domingos!»
No se quién fue el primero en decirlo (apuesto mi mano a que fue algun@ en Telecirco…), pero tb se ha extendido como la polvora y encabeza los post de muchas publicaciones en las redes sociales, cuando lo correcto sería decir «¡Cómo me gusta una paella los domingos!», pero parece q la gente lo ha borrado o le parece más original esta nueva fórmula. A mi me daña los sentidos
¿Al final caemos? Me acabo de enterar de esta muletilla por ti. Quizá habría que mirar por donde nos movemos para saber en qué estamos fallando.
O simplemente Madrid o Barcelona son sitios sin sentido, que también me cuadra bastante.
[…] La sobadísima moda del ‘Y es que’ […]
Hay una que me pone aún más irritable. «La verdad es que….». Empezaron con ella los deportistas de élite que se asoman a la tv. Ahora la utiliza todo el mundo, tanto los que han pasado por la Universidad como los que le dan patadas a un balón.
Me ha gustado mucho, y es que es un texto muy entretenido 😉
Lo mismo puedo decir de la frase «en todo caso». Ha proliferado y se usa hasta por gusto. A mí me pone los pelos de punta, jamás la uso. Y eso no que no menciono «todo lo que es»… porque ya no. 😀
Escribo desde el Perú, y al menos por aquí y en países cercanos, ambas muletillas están muy, muy de moda.
[…] La sobadísima moda del ‘Y es que’. […]
De acuerdo, las luchas quijotescas contra lo que la gente habla no dejan de tener cierta gracia
Disculpa, pero la verdad no me ha quedado claro porque dices que la muletilla es mala. Dices, ademas de que suena mal, que es inadecuada, será por gramática? Aqui en Colombia se usa normalmente… la usa todo el mundo, sin distinciones, y yo me incluyo; nunca se me ocurrió que fuera moda, uno oye cosas y las repite porque piensa que está bien decirlo. Después de todo, no hablamos de algo tan descalabrado como el «Osea».