Y tú más: ¡Tortillera!

Si te digo que una tortillera es una mujer que se dedica a hacer tortillas, lo más seguro es que pongas una sonrisilla irónica y pienses para tus adentros: sí, sí… Y acto seguido empieces a partirte el pecho de la risa. Pues no te miento. Acude al diccionario. Y, si puedes, hazte una limpieza de mente, que la tienes un poquito, cómo decirte… ¿turbia?

El DRAE, señoras y señores que os habéis reído cuando habéis leído el término «tortillera», define a esta como:

1. adj. Méx. Perteneciente o relativo a la tortilla de maíz.
2. m. y f. El Salv., Guat., Hond., Méx. y Nic. Persona que por oficio hace o vende tortillas, principalmente de maíz.

Claro, pensaréis. Pero estamos en España (o en Cuba, que con internet ya no hay fronteras) y aquí no lo usamos de esa manera. Cierto. Una tortillera española (o cubana) es una lesbiana. Eso sí, que sepáis, por mucha gracia que os haga, que es un término vulgar y despectivo. También lo dice la RAE:

3. f. despect. vulg. lesbiana.

Versiones para dar el origen de este término hay muchas. Algunas, muy onomatopéyicas, aludiendo al sonido que se hace al amasar una tortilla de maíz al estilo mexicano –por ejemplo- o una arepa cuando se pasa de mano a mano. O sea, ese chap chap chap caracterísitico que dicen que es igual al que se produce cuando dos mujeres frotan sus vaginas. Bueno, podría ser. El pueblo llano es lo que tiene: llanura. Esta vertiente gastronómica explicaría también términos como cachaperas, usado en Venezuela.

También hay explicaciones que hablan, con ironía, de la manera de hacer tortillas sin huevos, entendiendo «huevos» por órganos sexuales masculinos. No hace falta explicar más, ¿no? Pues eso. Incluso se dan referencias literarias que apoyan esta corriente, citándose la obra del cubano Severo Sarduy, Maitreya, en la que un personaje hace unas tortillas sin huevo llamadas fuyong. No es muy probable, ya que la novela es de 1978 y tortillera es una palabra usada desde muchísimo antes.

Lo más lógico y plausible sería acudir a la etimología de la palabra. Es probable que tortillera tenga relación con el francés tortille, que siginifica «torcido» y que puede venir, a su vez, de tortus (de donde proviene «torticero», por dar otro ejemplo más). Y para la moral cristiana y ultraconservadora de hace siglos, la homosexualidad era considerada eso, algo torcido, invertido, sucio, fuera de la norma. Bueno, hace siglos y hace diez minutos. Que le pregunten a nuestro amigo Putin, por poner solo un ejemplo. La pena es que esto de considerar lo diferente como inaceptable y condenable sea una moda que nunca ha quedado desfasada. Seamos optimistas, quizá algún día…

Desconozco si como en el caso de «maricón», las lesbianas usan «tortillera» para hablar de sí mismas y hacer bandera de su condición. Tengo la impresión de que no, pero agradecería mucho que alguna me lo contara.

Y si esta explicación no os ha parecido muy convincente, os dejo con Jesusa Rodríguez, actriz, directora, dramaturga y activista mexicana, que lo cuenta mucho más bonito que yo. Consejo: no os perdáis a su intérprete. Riéte tú del del funeral de Mandela.

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Patrick Thomas

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