No necesitas ver Breaking Bad para sentir punzadas en el estómago con las fotografías de los personajes Walter y Skyler. Imágenes que promocionan la segunda temporada y que muestran el vacío, la incertidumbre y el dolor que acompañan a la desintegración de una pareja.
La desolación de Skyler y el distanciamiento de Walter son recogidos en una serie de fotografías cuyos colores y composición nos recuerda a la pintura de Edward Hopper. (¿Cuánto debe la fotografía cinematográfica al pintor?)
Los cálidos marrones y los acogedores azules tiñen momentos amargos en el dormitorio de matrimonio y el cuarto de baño de Walter y Skyler. La puerta desaparece para mostrar las expresiones apagadas de los personajes.
Intuimos que Skyler ha terminado en el baño, pero no quiere estar en el dormitorio mientras Walter se desviste; así evita una conversación. Las manos en el vientre muestran a una madre protectora a la vez que vulnerable.
Skyler no puede encerrarse en el baño para siempre. Ella rehúye el encuentro con la mirada. Es fácil imaginar que le flaquean las piernas y que necesita apoyarse en el lavabo. Mientras, Walter espera, quizás inquieto, el momento de cruzarse con su esposa.
El baño también se convierte en un refugio para Walter. De alguna manera, quién está en la habitación domina el ritual del desencuentro. El espacio entre el baño y la cama es corto, pero quien lo recorre se siente escudriñado.
Es fácil identificarse con el dolor de Skyler o de Walter o de ambos. En algún momento de nuestras vidas, con alguna persona, hemos pasado del amor a los silencios y a las frases banales; frases que no comprometen ni hieren, que se dicen apartando los ojos. Es una desolación que se extiende a las distintas estancias de la casa.
Es curioso que la cortina del salón-comedor esté en la habitación de matrimonio. ¿Un descuido? Breaking Bad no deja nada al azar o a la improvisación de última hora. Imaginamos que las cortinas formaban parte de un rollo de tela barato. (El comienzo de una vida en común conlleva muchos gastos). Puede que Walter dijera: «Algún día cambiaremos las cortinas». Las cortinas representan el estancamiento, las promesas incumplidas; pero también significan familia y refugio.
Estos retratos domésticos de Breaking Bad nos convierten en testigos impotentes, al igual que Scrooge contemplando los fantasmas de las Navidades pasadas.
El fotógrafo experimenta lo que Diderot llamó La paradoja del comediante: el artista no recrea el drama mientras lo vive; necesita distanciarse para expresarlo desde la calma. El fotógrafo debe pasar por la desolación antes de saber cómo atraparla con su cámara.
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Éstas y otras imágenes de Breaking Bad: Malcolm in the middle