Algunas asignaturas pendientes para mejorar el sexo entre mujeres

La sexualidad entre mujeres poco tiene que ver con las películas porno que se escriben y graban pensando, de hecho, en el público masculino. Sin embargo, el sexo de mujer a mujer, que sigue bastante invisibilizado, también se ve rodeado de una serie de falsos mitos y teorías que se deberían ir ya desterrando.

Así lo comenta Estrella, de 27 años, que afirma que «se dan situaciones en el día a día en las que te das cuenta de que la homosexualidad femenina aún no está normalizada». Una de ellas se produce en la visita al ginecólogo.

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«Muchas veces se da por hecho que eres heterosexual y las preguntas que realiza el médico están siempre enfocadas en ese sentido», indica. Por ejemplo, cuando se pregunta por la primera relación sexual y se asume que tiene que haber habido penetración.

De hecho, Estrella comenta que falta información en este sentido, «por ejemplo, a la hora de recomendar anticonceptivos, acorde a las relaciones sexuales entre mujeres, sobre los que no te dicen nada». Un ejemplo de ello son las barreras de látex. Porque no todo es evitar embarazos no deseados, «también necesitamos información para evitar el contagio de ETS», que se transmiten en otras prácticas sexuales, no exclusivamente en el coito.

No solo acudir a un centro médico resulta complejo, innovar en materia amorosa cuando la pareja se compone por dos o más mujeres también puede ser un reto. Estrella se queja de que «casi todos los juguetes sexuales están pensados para la penetración, sobre todo los que son compartidos, cuando la mayoría de nuestras prácticas sexuales no tienen que ver con eso», y quizás lo que haga falta sean «juguetes para usar ambas a la vez, pero que se centren en el clítoris y no solo en la vagina».

Pocos dildos y arneses que rozan

Ahondando en esta cuestión, Sara Pérez, de Los Placeres de Lola, explica que algunas de las cuestiones que transmiten sus clientas homosexuales, un público en el que están muy centradas, son que «aunque quieran buscar dildos dobles para penetrar, sienten que hay una falta de variedad en estos modelos. Así como vibradores hay de miles de formas, grosores y tamaños, en cuestión de dildos dobles hay bastantes pocos, y sobre todo, con diferentes grosores en el mismo juguete, es decir, que ambos extremos sean diferentes».

Otra cuestión que manifiesta en esta ocasión María Torre, de Ars Eroticas, es que una gran mayoría de arneses para usar entre mujeres son de cuero, y estos en muchas ocasiones pueden resultar molestos, «ya que las correas suelen rozar un poco y por la fricción causan algunas molestias».

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La experta en sexualidad cree que en este sentido ha sido un acierto la creación de arneses de tela porque reducen las fricciones. Aun así, aporta que se trata solo de una opinión, ya que «lo que a una persona le resulta incómodo, a otra le puede parecer perfecto». Al final hay que entender que no se puede ver a las lesbianas como un colectivo homogéneo, sino que la reclamación es que haya una mayor diversidad, precisamente para esos gustos diferentes.

María Torre insiste en el tema de los arneses. Aunque este juguete parece el más adecuado cuando se quiere penetrar a la pareja, «al realizar la acción, la base del dildo que colocamos en el arnés rebota en el pubis, haciendo que al día siguiente, o un rato después, recuerdes muy bien lo que hiciste. Es cierto que algunos llevan un refuerzo amortiguador, pero aun así la zona se queda dolorida y no es nada agradable».

Más porno y más talleres

La sexualidad deja de ser poco a poco un tema tabú, y ya hace años que se celebran eventos como el Salón Erótico de Barcelona, donde se puede observar que existe una gran oferta en cuanto a pornografía o incluso talleres sobre sexualidad. Sin embargo, aunque hay cada vez más material para los hombres homosexuales, no hay la misma oferta para las mujeres.

«En cuanto a la literatura erótica y los recursos audiovisuales, cuesta encontrar un producto sincero con las relaciones entre mujeres, porque la mayoría de ellos están hechos a partir de fantasías y estereotipos. Hay que buscar mucho y recurrir a un cine y literatura alternativa para encontrar un texto y una imagen que parezca atractiva», insiste María Torre.

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Coincide con ella Sara Pérez, que aporta que «también existe una demanda de más talleres para lesbianas que traten todo tipo de temas: un tuppersex con juguetería especializada para sexo entre mujeres; talleres de masaje, de empoderamiento, cursos para conocer infecciones de transmisión sexual entre chicas o sobre cómo mejorar las técnicas del cunnilingus, etc.».

Sara Pérez cree que, en general, lo que se busca es esa visibilización y esa necesidad de romper la idea de la mujer lesbiana como un arquetipo totalmente alejado de la diversidad que hay en la vida real. «Lo que al final nos transmiten es la dificultad de encontrar espacios donde se sientan bien acogidas desde su identidad. Donde sus deseos de con qué quieren jugar sean comprendidos, ya sea en el ginecólogo, en una tienda erótica, espacio de reunión tuppersex y/o en un taller donde haya juguetes», explica. «Lo importante es que la persona que las atiende tenga un imaginario y un buen trato hacia su orientación sexual o hacia sus vivencias sexuales con otras mujeres».

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Patrick Thomas

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