“¡Un libro para ser despedazado!”, dice el autor. “Quiero que los lectores sean Djs”. La obra es #24H y el escritor, Bernardo Gutiérrez. Su intención: “cuestionar la industrial editorial y reivindicar la escritura colectiva”. #24H es un experimento. En su presentación, en Madrid (16 de mayo, en Matadero, a las 19.30) y Barcelona (23 de mayo, en ZZZINC, a las 19.00), habrá una sala de mezclas para que los asistentes puedan reescribirlo y remezclarlo.
Dice el periodista y experto en comunicación que esta historia, que entrelaza realidad y fantasía sobre la gestación de Acampada Sol, no tiene nada que ver con un libro al uso. Es “un blog offline, una trampa, un edificio deconstruible, un relato coral, un laboratorio de mercado, el inicio de una era”. Es, además, una obra abierta en copyleft que se puede pagar solamente con un tuit.
Es un ‘libro abierto’ o, como tú lo defines, “blog-libro-relato”. Es decir, tú has escrito la obra inicial, pero cualquier persona puede introducir nueva información. ¿Puedes explicar por qué decidiste experimentar e innovar en la industria editorial y cómo fue el proceso hasta llegar aquí?
Es un libro que nació en este formato de una forma intuitiva. Si lo hubiera escrito en el siglo XVIII, tendría formato de Diccionario Enciclopédico (supongo). Si lo hubiera escrito en mayo del 68, sería una novela existencialista. En 2011 solo puede tener este formato de blog-libro. Cierto que hay ciertas intenciones de dinamitar los formatos ya existentes o, mejor, de mezclarlos.
Hace un tiempo que pienso que la linealidad –impuesta por el Cristianismo y refrendada por la Ilustración– no tiene más sentido en un mundo dominado por los espacios de flujos, fragmentado. La estructura de los relatos ha mutado. Por un lado, hacia el uso-remix-creación colectivos. Por otro, hacia un nuevo relato multimedia, compuesto de partes de naturaleza diferentes.
Según lo fui escribiendo, fui colgando pedazos en mi blog personal (alfacentauro.info). Incorporé algunos comentarios al libro-blog. También considero que el copyright es un velo talibán para una obra creativa. Y que la literatura es la última de las artes que ha caído en el remix.
Duchamp o Picasso aplicaron la inspiración-remix del pasado al vuelo. La música –a pesar de la industria, SGAE y demás– ya entendió qué es la remezcla. La literatura parece que vive endiosada, allá en una altura de musas y creadores inaccesibles.
Quería cuestionar todo ello: la industria que basa su lucro en la venta de productos o incluso de soportes físicos (papel, plástico), la élite star system de intelectuales endiosados y el mito de la creación individual como algo ajeno a la sociedad y al colectivo.
¿Qué receptividad ha mostrado la industria editorial frente a un proyecto de este tipo? Tu libro está publicado con licencia copyleft. ¿Qué implica esto?
En un principio recibí elogios de algunas editoriales pero todos tenían miedo del formato. También de la licencia abierta (copyleft). Tuve algunos problemas y sufrí cierta incomprensión. Curiosamente, mis amigos editores o escritores que leyeron la obra hace unos meses me manifestaron su entusiasmo.
Afortunadamente, la editorial Dpr-Barcelona, que está en la vanguardia en los formatos híbridos, en los libros para móviles, se subió al proyecto. Es importante que haya editoriales con agallas para lanzar obras como #24H. ¿Copyleft? Implica, usando un tipo de licencia Creative Commons, que la copia está liberada. Consideramos que la obra tiene que fluir, que es un derecho de la humanidad.
Cuantas más personas la lean, mejor. Queremos dignificar mi trabajo y el trabajo de la editorial. Venderemos la obra digitalmente y en papel (vía Bubok y Lulu). Pero pensamos que la circulación de la obra beneficia a todos. Será bueno incluso comercialmente hablando.
Además, habilitaremos una sala de remezclas. Cualquier lector puede ser Dj de mi libro. Pasará a ser un libro del procomún. El copyleft facilita todo el proceso. El caso de Agustín Fernández Mallo, a quien la viuda de Borges (María Kodama) obligó a retirar un remake de El Hacedor, muestra lo patético de las leyes de copyright y la estupidez de considerar la autoría algo casi divino. Borges fue uno de los grandes remezcladores de la historia, además. ¿Debería retirar su remake de El Quijote? ¡¡¡Bajo ningún concepto!!!
¿Cómo ves el futuro editorial?
Como el resto, como el periodístico, como el musical, como el político. Quien entienda que vivimos en una sociedad conectada, en una sociedad que tiende a las redes distribuidas y no más a las redes verticales, sobrevivirá. Quien busque, incentive y entienda a las comunidades, triunfará. Quien confíe en la inteligencia colectiva, quien cree plataformas de interacción, seguirá adelante. Quien incentive el diálogo, la conversación con los usuarios, el intercambio inmaterial y material, conservará su negocio. Quien no entienda los cambios, desaparecerá.
Convivirán modelos de negocios y formatos. La TV no mató a la radio. Y creo que habrá libros de papel durante mucho tiempo. Tal vez ni desaparezcan. Pero los nuevos soportes digitales primarán. Yo ya leo un 70% de mis libros en mi tablet. La industria tiene que entender que desapareciendo la distribución, el soporte papel, el precio del ebook tiene que caer muchísimo. No tiene sentido vender un libro de papel a 15 euros y el digital a 13.
Además, incorporar licencias abiertas será una de las grandes tendencias (y ciertos) del nuevo mundo. Será todo mucho más interesante. Tenemos a una narración colectiva en beta. He participado este año en Asalto (el proyecto de la Fundación Robo) y estoy en el grupo del libro del 15M.cc. La narración colectiva, distribuída, me interesa mucho.
¿Puedes contar en tres líneas el argumento de esta obra?
#24H es una ficción sobre la sociedad en red con el 15M de fondo. Como toda ficción, tiene una base real (incluso tuits reales). Recrea un día en el ciberespacio entre el 16 y el 17 de mayo, justo cuando la Puerta del Sol se llena de indignados. #24H podría ser una novela coral con un protagonista múltiple. Los asuntos de los que se hablan en 24H –participación política, redes, nuevos modelos, espacio público, creación colectiva…– creo que son los grandes asuntos del siglo XXI.
¿Qué dirías que una persona puede aprender después de leer #24H?
Pues que probablemente aprenda mucho de sí mismo y descubra deseos secretos, explicaciones para dudas… Para quien no esté muy puesto en el mundo digital (internet y movimientos), creo que #24H es un libro hasta divulgativo. El lector entenderá de una forma amena cómo funcionan las redes, qué es Anonymous, las “smart mobs” (multitudes inteligentes) o el copyleft.
La tecnología parece haber dividido el mundo entre un grupo minoritario que empieza a funcionar bajo otras coordenadas económicas y sociales, y una mayoría aferrada a un mundo que huele a caducado. ¿Cómo crees que será este proceso de transición y cómo se puede reducir la brecha que está originando?
Es inevitable. La edad contemporánea acabó durante el año 2011. Estamos de lleno en la edad digital. Michel Bauwens, de la P2P Foundation, una de las personas con mayor conocimiento del asunto, afirma que estamos en la era de la sociedad P2P, y que 2012 es el año de transición. Los Estados nación se irán diluyendo, aunque tendrán (tienen) una última pataleta-estrategia nacionalista. Más que tecnología es actitud. Algunas tencnologías ya estaban ahí hace años.
Vivimos en una época donde todo el sistema productivo, cultural, mediático y político está cambiando de piel. Tendemos a un modelo de fabbing (minifábricas con impresoras 3D basado en la demanda y no en la oferta) que substituye al modelo fabril fordista; la industria cultural tiene que olvidarse de los soportes y buscar un camino de crowdfunding, patrocinios, colaboración y dinero público; los medios convivirán con las redes y ya no tendrán el monopolio de la información; y la democracia camina hacia la democracia en red. Una especie de democracia participativa en “real time” donde los ciudadanos participarán de forma distribuida desde el territorio en todas y cada una de las decisiones.
La cesión de espacios urbanos –como el Campo de Cebada de Madrid, por ejemplo– a redes ciudadanas es un primer paso en esa entrega de poder a la ciudadanía, a la democracia en red.
El Estado, en esta utopía cercana, debería apenas garantizar el intercambio de los ciudadanos. Suena a neoliberalismo pero no lo es. El estado tiene que garantizar los intercambios y el bien común frente al privado. Estamos en la era de procomún, en la era P2P, ciudadanos en red cooperando, comerciando y trabajando juntos.
Infelizmente, Europa está estancada, atrincherada y no lo ha entendido. De España, ni hablamos. En unos meses hemos sufrido un giro autoritario brutal, el Gobierno no cree ni en la democracia participativa ni en los ciudadanos. Su modelo es vertical y centralizado, pasado 100%.
Son tiempos confusos, pero el lobby ciudadano conectado acabará influyendo a las esferas del poder.
¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?
Como casi todas las cosas serias en esta vida, empezó como un juego. Allá por 2007, con el surgimiendo deSecond Life (y dos años después de mi aterrizaje en Orkut, mi primera red social), comencé a interesarme por las relaciones político-sociales en el mundo virtual y sus puentes. Asistí con entusiasmo a la primera manifestación virtual (frente a la sede de IBM Italia en Second Life).
También por las narraciones colectivas. El formato blog, esa rueda, siempre me pareció un flujo imprevisible e interesantísimo. Empecé a escribir lo que hoy es 24H (que no tenía título) en 2007. Lo aparqué. Lo retomé tras la explosión de la primavera árabe. Y tras el 15M y su explosión de redes no tuve otro remedio que encerrarme un mes en un apartamento sin internet (solo tenía en el móvil) para parir 24H. Es un libro que ha salido de las entrañas que nació sin ningún plan ni objetivo concreto.