La sencillez se consigue tras años de práctica. Bien lo sabe Ana Duje, que lleva toda una vida dibujando personajes hasta reducirlos a su esencia, a sus líneas más puras, más planas, más sencillas. Más que imitar la realidad, se diría que sus geometrías antropomórficas la desnudan hasta los huesos.
Ana Duje se inspira en lo que ve en la calle: «chicos haciendo skate, gente en bares tomando birra, etcétera». Busca unas cuantas posturas extrañas en otras ilustraciones, películas, series, incluso en internet; figuras que le ayudan «a entender un poco el cuerpo». Y cuando tiene asimilada la postura, la reduce a unas cuantas líneas básicas, la sintetiza y asemeja a formas aerodinámicas, simples y rápidas. El resultado son ilustraciones vibrantes, graciosas y, reconoce, con un puntito hípster. Son composiciones equilibradas, «que no es lo mismo que simétricas, ¿eh?», puntualiza la autora.
Ella es argentina; su marido es noruego. Vive entre Barcelona y Hong Kong. Digamos que tiene una vida bastante movida. «Pero a veces también es aburrida», comenta. Mucho avión, mucha siesta transoceánica a bordo y un ordenador que siempre viaja con ella. La verdad es que no necesita mucho más. Ni tarjeta gráfica, ni ratón, ni siquiera gafas: «me olvido de ponérmelas el 90% de las veces», comenta, divertida.
Su movilidad también se traduce en lo profesional. Estudió publicidad, empezó con el diseño gráfico y se pasó a la ilustración. Estas carambolas curriculares no han resultado estériles. «Si hay algo que siempre digo, y tal vez es por mi formación como comunicadora, es que el diseño en general, y en concreto la ilustración, también comunican», explica. Ana Duje considera que los ilustradores son responsables de poner palabras e ideas en sus imágenes. ¿Y qué ideas le gusta inocular a ella en sus trazos?
Girl Powa es una serie de ilustraciones sobre feminismo. «Ya había diseñado sobre este tema para publicidad, pero desde la ilustración es más complicado poder expresar algo», reconoce. «Se puede ser aniñado o infantil muy fácilmente, y no era mi intención». Al final tiró por los derroteros donde más cómoda se siente, el lettering y las figuras humanas.
Figuras femeninas, fuertes, guapas, libres «que representan a muchas mujeres» que la autora tiene en su vida. Parece que no ha caído en lo infantil, pues el trabajo tiene calificación de contenido adulto en Behance. La culpa la tienen un par de tetas. La culpa la tiene, en realidad, el puritanismo mojigato. «Las tetas adult content tienen un simbolismo de libertad, así como las poses que hacen. Quería representarlas como fuertes e independientes», explica la autora sin entrar en la polémica.
Otro proyecto con mensaje fue el que realizó para la cuenta de Instagram Gay Glossary, que intenta explicar términos del mundo LGTB a modo de ilustraciones. «Me pasaron una paleta de colores específica y un término: High femme, y me dieron libertad con el diseño», explica. La palabra designa a la lesbiana que exagera su condición femenina hasta llegar al paroxismo. «Tuve que buscarla», reconoce la autora. «Descubrí que hay muchos términos diferentes para describir a mujeres lesbianas de acuerdo a su estilo y otras variantes. Me pareció superinteresante y me gustó mucho participar», explica. «Suma mucho diseñar con un objetivo, más que para un trabajo personal o para un cliente. Se siente diferente, más meaningful».
A pesar de todos estos proyectos más combativos, Ana Duje defiende la necesidad de dibujar sin más finalidad que la belleza, sin más mensaje que el que se desprende de la armonía de sus líneas. Cualquiera de sus trabajos sirve para ver de qué habla. Son sencillos, cierto, pero conseguir la belleza detrás de esa simplicidad le ha llevado una vida.
