Hay mucha teoría detrás de los edificios que diseñan los arquitectos. La arquitectura es una disciplina que, además de proyectar obras, tiene presente, entre otros factores, los materiales que se van a emplear, el entorno en el que se va a construir, la incidencia en el medio y quiénes la van a usar.
Normalmente el centro de los diseños suelen ser las personas; cambiarlas por perros es lo que han hecho los arquitectos Lys Villalba y Enrique Espinosa, sin dejar de escuchar lo que apuntaban Eva Alda y Carlos Alfonso López, quienes les encargaron la construcción de la nueva sede de EDUCAN, su escuela de adiestramiento canino y formación de adiestradores a las afueras de Brunete (Madrid) en la que conviven perros, humanos y otras especies.
Está ubicada entre campos de cultivo, en un entorno rural alterado en las últimas décadas por la urbanización y la agricultura intensiva con pesticidas. En ese paraje, la Caja Verde, que es como denomina Carlos a su escuela, es donde EDUCAN ha plantado la que puede ser la semilla del cambio de lo que se conoce como las arquitecturas menores.
El sector de las escuelas caninas, muy cerca del agrícola y ganadero, es tan simple como precario en términos arquitectónicos. Naves industriales en las que conviven humanos y animales, donde el confort y el aislamiento son vagas promesas.
En ese contexto, López está contento con la nueva sede de EDUCAN, un edificio que es un actor más de la empresa. Un viejo sueño suyo y de Eva Alda hecho realidad que él describe como una nave con mucha purpurina. Una construcción que no pasa desapercibida para los clientes, los que andan sobre dos piernas y los que se mueven a cuatro patas. Los alados residentes también parecen satisfechos.
LOS REFERENTES
Esa diferenciación pone en valor a esta escuela diseñada por Villalba y Espinosa, arquitectos que se inspiraron en otros proyectos de arquitectura multiespecie. Uno de ellos es el Jardín Hospedero y Nectarífero para mariposas en Cali (Colombia), un edificio diseñado por la Plataforma Husos, que alberga viviendas y espacios de trabajo con una fachada vegetal en la que se hospedan mariposas y plantas diversas.
Otro, el Apiario urbano, un proyecto de Palafito Arquitectura, que consta de un laboratorio para la investigación de la facultad de Ciencias de la Universidad del Rosario, en Bogotá, y de colmenas que albergan a más de medio millón de abejas. Y en Róterdam se ubica el último en el que se han inspirado, el Studio Ossidiana, que también trabaja mucho la arquitectura y mobiliario multiespecie. Un ejemplo son sus muebles concebidos para el uso de humanos y loros.
UN PROYECTO DISEÑADO A BASE DE PRUEBA Y ERROR
A pesar de esos referentes, lo que más tuvieron fueron incertidumbres. Cuenta Lys Villalba que el edificio se fue haciendo al tiempo que avanzaba la obra. Un proyecto era el que se diseñó en un principio y otro el que se materializó. Todo era prueba y error; trabajaron con muchos pequeños prototipos.
Al ser el centro del diseño, los perros tuvieron que hacer, por ejemplo, pruebas de acústica y comprobar la textura, rugosidad y dureza del suelo. Y ese aspecto del apartado técnico y práctico del uso que hacen los perros del espacio fue lo que aportaron Alda y López a la obra: una construcción que debe absorber más ladridos que palabras.
Las superficies interiores están revestidas de pequeñas pirámides aislantes de alta absorción acústica que minimizan el eco, el ruido y la reverberación. Es como estar en un estudio de grabación dentro de una nave industrial.
El mullido suelo de la sala principal, el elemento más complicado del proyecto según Carlos Alfonso López, requirió de muchas pruebas. La idea siempre fue que dicha sala fuera una prolongación del exterior, y viceversa.
La fachada sur se puede (des)cubrir por medio de unas persianas de lamas que funcionan como parasol. Entre ellas y los ventanales, hay un pasillo que sirve para que los canes salgan a beber a uno de los bebederos a los que va parar el agua que se recoge en la cubierta y que también se usa para regar la finca. Agua que agradecen después del entrenamiento en esa sala en la que tantos tipos de suelo probaron: naturales, de barro y de arena compactada, entre otros.
Los que eran resistentes eran agresivos o abrasivos con las almohadillas de las patas de los perros, y tuvieron que desecharlos. Al final se decantaron por un césped artificial con una superficie de espuma por debajo que permite a los animales moverse de forma brusca sin riesgo de lesión.
La altura de las ventanas circulares que hay en la pared que separa la sala de entrenamiento del aula de clases teóricas, en la que también pueden estar los perros cómodamente, evita que se distraigan ya que los canes no pueden ver lo que ocurre al otro lado. La mullida y verde sala principal, de 200 metros cuadrados, se puede dividir en dos gracias a una triple puerta corredera que se extiende y recoge con facilidad en treinta segundos.
Es un edificio flexible que lo puede poner en marcha una sola persona. Un centro que requiere de ciertos cuidados para aprovechar al máximo su potencial. Un edificio de clase A, una de las categorías más altas en cuanto a eficiencia energética.
TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS
Para la construcción de este edificio se han combinado diferentes técnicas constructivas, oficios y sistemas de producción: ecología material, reducción de residuos, reutilización de contenedores marítimos y adaptabilidad e inercia térmica del hormigón.
Los seis contenedores que se han empleado para la construcción del centro equivalen al 30% del volumen del edificio. Contenedores que han pasado de la industria del transporte marítimo al mercado de la construcción, empleados en el encofrado y la cubierta de este edificio.
En la cubierta es donde se encuentran las fachadas nido en las que anidan cernícalos primillas, lechuzas y murciélagos de campo. Estos últimos lo hacen en las letras que arman la palabra EDUCAN en la fachada sur, un cartel que no convencía a los arquitectos, pero que López entendía como necesario para su negocio. Al final, se convirtió en una batcueva y en un atractivo cartel cuando la luz del sol proyecta las letras.
Además de los nidos construidos, los hay improvisados, como los que han hecho los gorriones en los agujeros de los contenedores que servían para ser cargados por las grúas portuarias. Todas ellas, especies que por su dieta regulan el ecosistema de la zona. La ingesta de roedores y de ciertos insectos por parte de estas aves evita el contagio de enfermedades que transmiten a los canes, además de formar parte de los ciclos de polinización de flores y plantas en los campos colindantes.
Lys Villalba cree que el éxito del edificio viene dado por un cambio de sensibilidad en la manera de entender la arquitectura, una que propone ecosistemas multiespecie. Un edificio que se adelantó dos años al anteproyecto de ley de protección, derechos y bienestar de los animales de compañía que aprobó el Consejo de Ministros el viernes 18 de febrero de 2022.
El centro EDUCAN es un edificio interespecie y ensayístico. Un experimento que muestra el potencial a nivel de exploración e innovación arquitectónica de las arquitecturas menores.