En el ojo ajeno: Mi pelea de gallos con ChatGPT
La primera vez que abrí la ventana de ChatGPT, lo hice con la ceja más levantada que Ancelotti, pero salivando más que con la airfryer. En lugar de un acercamiento tímido, me lo planteé directamente como una pelea de gallos. Como tener una batalla de freestyle con un robot de cocina. Mi primer prompt fue así: «¡Eh, tú! No creas