La fábula del autónomo mileurista

26 de noviembre de 2014
26 de noviembre de 2014
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Las fábulas son cuentos que se caracterizan porque sus protagonistas suelen ser animales, reales o imaginarios; y porque al final de la historia existe alguna moraleja.
Si Esopo o Samaniego (los dos grandes creadores de fábulas de la Historia, como La cigarra y la hormiga, La zorra y las uvas, etc.) levantaran la cabeza, es probable que escribieran alguna de sus parábolas inspirada en ese ser mítico y quimérico: el autónomo que gana mil euros… o menos.
Nadie se acuerda de nosotros los autónomos. Para la izquierda somos empresarios, para la derecha somos bohemios, y del centro ni hay noticias ni se le espera. Pero un taxista, un kiosquero, un frutero con un puesto en el mercado del barrio, un abogado o el dueño de una tasca también son autónomos. De acuerdo, Santiago Calatrava y el torero José Tomás también lo son.
Y qué decir de los autónomos societarios, que somos legión. Es decir, aquellos que hemos optado por constituir una sociedad limitada (S.L.) que proteja nuestro patrimonio, pues en caso de insolvencia o problemas varios, solo se podrá actuar contra el capital social de esa sociedad, normalmente el mínimo que marca la ley, 3.000 euros. Por eso se llama «sociedad de responsabilidad limitada».
Tras pagar los honorarios de la notaría, apalancar los 3.000 euros en un banco hasta que nos concedan el CIF y pagar al Registro Mercantil la inscripción correspondiente estaremos en condiciones de comenzar a facturar.
Pero la ley dice que un autónomo societario, si tiene más del 30% de la sociedad (normalmente tenemos casi el 100% o el 50% si somos dos socios), está obligado a pagar la cuota de autónomos sí o sí.
[pullquote class=»right»]¿No sería más lógico ayudarnos a facturar y de una manera escalable cobrarnos los impuestos en función de esa facturación?[/pullquote]
La ley no distingue entre los autónomos societarios que están solos en el accionariado de sus sociedades, es decir, modelo de subsistencia, ese ser mítico de la fábula; y los que tienen más de 10 trabajadores contratados, así que tenemos que pagar 314 euros al mes, es decir, un 20% más que los demás, que pagan 262 euros (que ya es un pico). Ya denunciamos AQUÍ esa subida en su momento, que fue aprobada por decreto en las pasadas Navidades, con nocturnidad y alevosía.
Y llegamos al mito de la tarifa plana… Los requisitos para poder acceder a esta famosa cuota de solo 50 euros al mes son:
–No haber estado de alta como autónomo en los cinco años anteriores.
–No ser autónomo colaborador (régimen especial para familiares de autónomos)
–No haber recibido anteriormente una bonificación de la Seguridad Social como autónomo, aunque hayan pasado más de cinco años.
Y las dos que, además de ser absurdas, nos hunden:
–No ser administrador de una sociedad mercantil
–No emplear trabajadores por cuenta ajena
Fuente: Infoautónomos.
¿Cuál es la razón? Precisamente quienes hemos optado por montar una S.L. (y que somos casi siempre administradores de la misma) tendríamos en el futuro, si las cosas nos fueran bien, capacidad de contratar a terceros y crear puestos de trabajo. ¿Qué sentido tiene, pues, ponernos palos en las ruedas? ¿No sería más lógico ayudarnos a facturar y de una manera escalable cobrarnos los impuestos en función de esa facturación?
Además hay que pagar el IVA en el trimestre en que se emite la factura, aunque los clientes nos paguen a 60, 90 días o incluso más, pues en nuestro país se ha extendido esa práctica tan poco solidaria, y que tan poco dice de la salud financiera del cliente. En Reino Unido, si alguien te ofrece pagarte a 90 días se da por hecho que está al borde de la quiebra. Dado que es preciso liquidar los impuestos trimestralmente, lo que estamos haciendo al ingresar nuestro IVA y nuestro IRPF trimestral es financiar al Estado, pues nosotros aún no hemos cobrado de nuestro cliente. Esto es diabólico y nadie parece dispuesto a romper ese círculo vicioso.
Además es preciso abonar los 75 euros (más o menos) que cualquier gestoría decente se llevará al mes por presentarnos los impuestos y llevar las cuentas. Pocos son los autónomos que se aventuran a prescindir de gestoría, pues las leyes y normativas cambian cada dos por tres, y el desconocimiento de las normas no exime de su cumplimiento.
Vamos a ver, ¿hay autónomos que viven con sus padres? La mera pregunta es un oxímoron… ¿Qué clase de «autonomía» sería esa? Yo no conozco a ninguno que lo admita, pero sin duda existen. Porque vivir de alquiler tampoco es tan fácil…
Es cierto que las recomendaciones que se hacen a los propietarios para alquilar una casa se han relajado, ya no piden 12 meses de aval, contrato fijo, y tres meses de fianza. Pero siguen en la línea de no alquilar a nadie una vivienda, si el precio mensual de alquiler rebasa el 35% de su salario (Fuente: Provivienda). ¿Dónde demonios se puede alquilar una vivienda por 350 euros al mes? A ello hay que sumar que los autónomos no tenemos contrato de trabajo ni una nómina al uso, por lo que el arrendador tiende a desconfiar.
Y así llegamos otra vez a ese ser fabuloso y quimérico: el autónomo mileurista. Es hora de echar cuentas y ver si puede existir o no.
Cuota mensual autónomos                   314 euros
Alquiler (utópico)                                350 euros
Gestoría                                                 75 euros
Internet /telefonía (estimación)             50 euros
Electricidad / Energía (estimación)       80 euros
Total                                                    869 euros
 
Nos quedan para vivir 131 euros. O lo que es lo mismo, algo más de 4 euros al día, ¡eso sí que es una vida de fábula!
Y luego se quejan de que hay economía sumergida…

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